La segunda vuelta de la elección presidencial argentina enfrentará el 18 de mayo a dos candidatos del gobernante Partido Justicialista (peronismo) con posiciones casi antagónicas, y parece poco probable que el ex presidente Carlos Menem logre su tercer mandato.
Menem gobernó en dos periodos sucesivos, de 1989 a 1999, y en la primera vuelta del domingo recibió 24,3 por ciento de los votos, contra 21,9 por ciento del gobernador de la austral provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner, que se ubicó segundo de acuerdo al escrutinio de casi 99 por ciento de las mesas electorales. Pero el favorito es Kirchner.
El ex presidente es derechista, y su apoyo se concentra en los extremos sociales, en sectores muy pobres que asocian sus mandatos con la estabilidad económica, y también entre personas ricas. Kirchner es considerado centroizquierdista, y promete reconstruir la casi extinta clase media.
Menem plantea un programa neoliberal, de alineamiento con Estados Unidos, y da prioridad al Area de Libre Comercio de las Américas, impulsada por Washington, sobre el Mercosur creado en 1991 con Brasil, Paraguay y Uruguay.
Se prevé que Menem cumpliría al pie de la letra las recomendaciones de ajuste fiscal y pagos de deuda externa del Fondo Monetario Internacional, además de impulsar rebajas de impuestos y apertura comercial.
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Kirchner, apoyado por el presidente Eduardo Duhalde, se presentó en las últimas semanas como el candidato de la continuidad con el plan ”productivista” del mandatario, y anunció que si gana mantendrá en su cargo al actual ministro de Economía, Roberto Lavagna, que logró estabilizar la economía.
Ese plan apuesta a la reactivación económica mediante el apoyo a la producción local, para el mercado interno y la exportación.
El gobernador de Santa Cruz prometió una política de seguridad con respeto de las garantías individuales, y Menem advirtió que está dispuesto a poner al ejército en las calles.
El ex presidente tiene fama de corrupto, y Kirchner de honesto.
Antes de la primera vuelta, nueve encuestadoras coincidieron en señalar que sus sondeos indicaban a Menem como perdedor contra cualquier contrincante en segunda vuelta.
La consultora Equis informó que 63,5 por ciento de los encuestados por ella asegurabam hasta la semana pasada que ”jamás votaría” la fórmula integrada por el ex presidente y Juan Carlos Romero.
El sociólogo Artemio López, de Equis, dijo a IPS que según sus pesquisas previas a la primera vuelta, Kirchner se impondría a Menem con 53 por ciento contra 32 por ciento en segunda vuelta.
”Vamos a pasar de una elección fragmentada a una muy polarizada en segunda ronda”, pronosticó.
Los demás expertos coinciden en que Menem es el dirigente que concentra mayor nivel de rechazo, y por eso consideran favorito a Kirchner.
Menem sólo podía evitar una segunda vuelta en que pesaran los rechazos contra él si ganaba en la primera con por lo menos 45 por ciento de los votos, o con un mínimo de 40 por ciento y 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el segundo, pero siempre estuvo muy lejos de esos resultados, según las encuestas.
De todos modos, el ex presidente ya comenzó a tender puentes para conseguir apoyos en la segunda vuelta, al igual que su rival.
La estrategia de ambos parece orientada a buscar respaldos directamente entre los votantes, sin pactos de cúpula muy desprestigiados en el país.
Los partidos que quedaron fuera de competencia también se manifestaron reacios a anticipar acuerdos de dirigentes, y prefirieron no comprometer a sus votantes.
Detrás de Menem y Kirchner se ubicaron el economista Ricardo López Murphy, del centroderechista Movimiento Federal Recrear, con 16,3 por ciento de los sufragios, y la diputada Elisa Carrió, de la centroizquierdista Agrupación para una República Igualitaria, con 14,15 por ciento.
En el quinto puesto, y muy cerca de Carrió, se situó el tercer candidato justicialista, Adolfo Rodríguez Saá, con 14,12 por ciento de los votos. Los otros 13 candidatos a la presidencia sumaron sólo 7,9 por ciento, y hubo uno por ciento de votos blancos o impugnados.
Menem destacó pocas horas después del fin de los comicios que ”López Murphy y Rodríguez Saá” habían hecho ”elecciones magníficas”, y pareció interesado en el electorado pobre de Rodríguez, y en al menos parte de los apoyos derechistas de López en sectores altos.
Rodríguez Saá se reunió este lunes en Buenos Aires con dirigentes menemistas, en la oficina Alberto Kohan, quien fue secretario presidencial durante el gobierno de Menem.
Kirchner prefirió felicitar a Carrió, por resultados muy respetables para un partido con menos de dos años de formado, y que mantuvo su promesa de no aceptar financiamiento de empresas para su campaña.
”Los votos son de la gente, no de los dirigentes”, aseveró la diputada, quien no obstante anticipó que ella votará en la segunda vuelta ”contra Menem”.
Más tarde, el jefe de campaña de Carrió, Rafael Romá, anunció que la posición de su partido será ”no abstenerse” ni apoyar a Menem. ”Vamos a dar un apoyo a Kirchner pero sin coalición de gobierno y a cambio de nada, de ningún cargo, porque queremos ser oposición”, aclaró.
Numerosos votantes de Carrió ya han manifestado en encuestas y declaraciones espontáneas a radios que el 18 de mayo optarán por Kirchner.
López Murphy dijo en la noche del domingo que su agrupación, creada hace menos de un año, ”no es dueña de los votos de nadie”, y su candidato a vicepresidente, Ricardo Gómez Diez, aseveró que dejarán a los electores ”en libertad de acción”.
Pero muchos de los que apoyaron al economista ya han dicho en radios y encuestas que votarán a Kirchner, porque de ninguna manera quieren ver ganador a Menem.