ELECCIONES-ARGENTINA: La derecha se lava la cara

El ascenso del candidato presidencial Ricardo López Murphy parece el único fenómeno notable en el fragmentado panorama electoral de Argentina, pues podría colocar a dos postulantes de derecha en el casi seguro balotaje del 18 de mayo.

Diez meses atrás, las encuestas otorgaban dos por ciento de adhesiones al ex ministro y economista. Ahora, más de un observador lo ve compitiendo con el derechista ex presidente Carlos Menem (1989-1999), del gobernante Partido Justicialista.

”Es curioso, pero López Murphy hizo una buena campaña con relación a sus competidores. Logró que los votantes lo identificaran como un dirigente no tradicional, que expresa un cambio. El problema es que esas expectativas se van a frustrar si el candidato gana”, dijo a IPS el analista político Marcos Novaro.

Para Novaro, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, López Murphy es un candidato de derecha que en lugar de insistir exclusivamente en la necesidad de un ajuste económico ortodoxo, optó por mostrarse como un postulante con sentido común y que critica ”el despilfarro” de los partidos políticos.

En verdad, López Murphy perteneció hasta hace poco a uno de esos partidos, la Unión Cívica Radical (UCR), y fue ministro del renunciante ex presidente Fernando de la Rúa (1999-2001).
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Sirvió 18 meses en la cartera de Defensa, y luego en Economía, desde donde lanzó un programa de ajuste fiscal que resultó insoportable. Su gestión duró 15 días.

Sin embargo, el colapso económico y financiero que se desató poco después, a fines de 2001, parece haber jugado a su favor. Muchos votantes se muestran convencidos de que aquellas medidas pudieron evitar el desastre.

López Murphy sacó provecho de esa posibilidd de revancha y fundó el centroderechista Movimiento Federal Recrear.

Al principio apenas dos por ciento del electorado se inclinaba por el candidato.

Pero a medida que su campaña se orientó a captar votos de clase media con un discurso centrado en la honestidad y el sentido común, logró avanzar sin pausa hasta llegar a las elecciones de este domingo en condiciones de disputar el gran premio, junto a otros tres candidatos.

Además, el gobernante Partido Justicialista presenta tres candidatos en abierta competencia, y la UCR está virtualmente destruida, mejorando las posibilidades del economista, quien fue creciendo a expensas de otros postulantes.

Ninguno de los cuatro mejor ubicados —los tres justicialistas y López Murphy— está en condiciones de una victoria contundente este domingo.

El triunfo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales requiere 45 por ciento de los votos válidos, o un caudal de 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto del segundo candidato más votado.

La gran incógnita, entonces, es saber quiénes alcanzarán los dos primeros puestos que les permitan pasar a la segunda ronda, el 18 de mayo.

Los justicialistas con más posibilidades son Menem, el gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y el ex gobernador de la provincia de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, de efímero paso por la presidencia tras la renuncia de De la Rúa.

De acuerdo a los últimos sondeos, López Murphy desplazó a Rodríguez Saá, superó levemente a Kirchner e incluso ganó a Menem, en algunas encuestas.

Según la consultora de Jorge Giacobbe, Menem encabeza las intenciones de voto con 22,4 por ciento, López Murphy cuenta con 20,1 por ciento y Kirchner recibe 19 por ciento.

En un panorama electoral tan fragmentado, con más de 20 candidatos a la presidencia, las porciones que obtienen los mejor ubicados son pequeñas, pero les dan posibilidades de llegar al balotaje, aclara Giacobbe.

¿Su pronóstico para la segunda vuelta? López Murphy le ganaría a Menem con 57 por ciento de votos.

Si la disputa fuera entre Menem y Kirchner, el segundo resultaría ganador, porque el ex presidente cuenta con poco margen para ampliar su caudal electoral.

Un sondeo parecido realizó esta semana el consultor Eduardo Fidanza. Según él, Menem ganará en la primera vuelta con 18,1 por ciento de votos, le seguirá López Murphy con 17,5 por ciento y Kirchner con 16,5 por ciento. Un escenario de paridad que hace imposible un pronóstico certero.

”El electorado ve en López a un candidato con virtudes, no le importa tanto lo ideológico. Inclusive es potable para muchos progresistas porque lo ven como un candidato que va contra los políticos tradicionales”, explicó.

Fidanza admite que Menem y López Murphy son exponentes de la derecha, aunque sus votantes son muy distintos.

A juicio del experto, Menem capta votos de una franja muy pobre de la población que recuerda su primera presidencia, cuando el país logró controlar la inflación y, aunque se perdían puestos de trabajo en el sector formal, había oportunidades laborales en la economía informal.

”Es un voto cínico porque es el de la gente que dice: 'es cierto, Menem era corrupto, pero al menos nos tenía bien, en cambio hay otros que son corruptos y encima nos la hacen pasar mal'”, según Fidanza.

En cambio, los votantes de López Murphy procederían en su mayoría de sectores medios, medios altos y altos.

También el ministro de Economía Roberto Lavagna, quien respalda a Kirchner, subrayó el carácter de derechistas de Menem y López Murphy.

Ambos son ”muy cercanos al mundo de las finanzas” y no al ámbito de las empresas dedicadas a la producción que deben crear empleos que el país tanto necesita, según Lavagna.

En un sondeo realizado esta semana por el sitio en Internet del diario La Nación, de Buenos Aires, 42 por ciento de los encuestados consideró que el avance de López Murphy se debe ”al descreimiento en sus competidores” más que en sus propias virtudes.

Algo parecido opina Novaro. Las campañas de Kirchner y la diputada centroizquierdista Elisa Carrió, fueron ”un fracaso”, pues en lugar de captar apoyo, lo fueron perdiendo.

Carrió, desprendida como López Murphy de la UCR, se ubica quinta en las preferencias.

”No es que el electorado se incline por propuestas de derecha, sino que las alternativas de cambio en esta campaña no estuvieron representadas por candidatos progresistas, y en cambio fueron expresadas muy bien por figuras que no lo son, como Menem y López” Murphy, describió Novaro.

”El problema será después transformar ese consenso electoral en un consenso programático, que permita al ganador gobernar con apoyos, y es ahí donde sobreviene el temor de que esas expectativas electorales se vean frustradas”, concluyó el analista.

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