Holanda, Dinamarca y Portugal son los países del mundo rico que más ayudan a las naciones pobres, según el cálculo del Centro para el Desarrollo Mundial y la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
Los resultados del primer informe sobre el Indice de Compromiso con el Desarrollo, publicados este lunes por la revista Foreign Policy de la Fundación Carnegie, también dio gran puntaje al esfuerzo de Nueva Zelanda y Suiza por alentar el avance de los países pobres.
Mientras, Japón se ubicó en el último puesto de la lista de 21 países y Estados Unidos en el penúltimo, a pesar de que ambas naciones cuentan con los mayores programas de asistencia exterior del mundo en términos absolutos. Sin embargo, los expertos los consideraron de mala calidad.
Alemania fue el único miembro del Grupo de los Siete (G-7) países más ricos del mundo que figura entre los 10 primeros puestos de la lista publicada por Foreign Policy. Los restantes seis se ubicaron más allá del décimo lugar: Gran Bretaña (11), Francia (14), Italia (15), Canadá (18), Estados Unidos y Japón.
Los países del G-7 no son líderes, según el informe. Por su gran tamaño, el G-7 concentra más comercio, más asistencia, más mantenimiento de la paz y más contaminación que ningún otro grupo de naciones, explicaron los autores del estudio.
Tienen el mayor poder para ayudar a las naciones en desarrollo, pero, con la excepción de Alemania, son los últimos en utilizar su enorme potencial, afirmó.
Los países del G-7 no se comprometen realmente con políticas que de verdad puedan ayudar al mundo en desarrollo, dijo el jefe de redacción de Foreign Policy, Moises Naim.
Para realizar la lista, los autores del informe asignaron un máximo de 10 puntos a seis categorías de políticas de los países ricos que afectan a los pobres del mundo: asistencia, comercio, inversión, inmigración, mantenimiento de la paz y ambiente. Luego, calcularon el promedio.
No es sólo la ayuda externa lo que realmente le importa a los pobres del mundo, sostuvo la presidenta del Centro para el Desarrollo Mundial, Nancy Birdsall.
El puntaje asignado a la asistencia se basaba, por ejemplo, sobre el monto que el país estimado daba a los países pobres como porcentaje del producto interno bruto (PIB).
La calidad de esa ayuda se mide determinando qué porcentaje debe ser utilizada por el país asistido para la compra de bienes y servicios del país donante, o en costos administrativos.
De los 58.000 billones de dólares suministrados al mundo pobre en carácter de asistencia bilateral —incluida militar— en 2001, 45 por ciento debía ser gastado en productos y servicios del país donante, dijo Naim.
Además, la ayuda a los países más pobres recibía mayor puntaje que la ayuda a países relativamente más ricos. La asistencia brindada por Estados Unidos a Israel, por ejemplo, no fue computado, mientras la que beneficiaba a países de Africa subsahariana mereció más puntaje que la destinada a Rusia.
El informe también consideraba las barreras impuestas por los países ricos a las exportaciones de los pobres, pero, además, las cantidades que efectivamente importan desde essos países.
Los países ricos recibían puntos extra si importaban más de los países pobres y si esas compras eran de productos manufacturados, con mayor valor agregado que los productos básicos.
Los expertos también midieron las inversiones directas en el mundo pobre como porcentaje respecto del PIB de las naciones ricas, e incluye también la percepción de corrupción en esos países, de acuerdo con los informes de la organización no gubernamental Transparencia Internacional.
El índice incluyó la cantidad de inmigrantes admitidos legalmente cada año como porcentaje de la población, la ayuda brindada a los refugiados, el aporte a operaciones internacionales de mantenimiento de la paz, la emisión de gases invernadero y el consumo por persona de sustancias que dañan la capa de ozono.
Holanda logró un promedio entre los seis ítems de 5,6 puntos, mientras que el país peor ubicado en la lista, Japón, tuvo 2,4 puntos, poco menos que Estados Unidos, que recibió 2,6.
Por paradoja, tanto Estados Unidos como Japón son los países que brindan mayor asistencia en términos absolutos. Pero el porcentaje de la ayuda estadounidense respecto del PIB fue la peor entre los 21 países considerados, y la calidad de la asistencia fue considerada mala por los expertos en los dos casos.
Ochenta por ciento de los recursos aportados al mundo pobre con la gubernamental Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) son utilizados para que los países de destino compren bienes y servicios estadounidenses.
Por otra parte, Estados Unidos tuvo el mejor puntaje en materia de comercio: 7,7 puntos. Pero su mal rendimiento en rubros como ambiente, mantenimiento de la paz y asistencia redujeron su promedio general.
Noruega, considerado junto con otros países nórdicos europeos como líder en ayuda al mundo pobre, se ubicó en el lugar 10. Su puntaje se redujo mucho por las barreras comerciales impuestas por ese país a las exportaciones del mundo en desarrollo, las peores de las 21 naciones ricas analizadas.
Mientras, Suiza fue considerada el país con mejor política de inmigración, dado su programa de admisión temporaria de trabajadores extranjeros, considerado muy liberal.
Portugal y España fueron los países con mayores inversiones en el mundo en desarrollo, con 9,0 y 9,2 puntos respectivamente, seguidos por Suza y Holanda, con 6,3 y 6,1. En los últimos puestos se ubicaron Grecia, con cero, Dinamarca, con uno, y Alemania y Bélgica, empatados en 1,4 puntos.
El nuevo índice debería promover una mayor discusión sobre el papel de los países ricos en la reducción de la pobreza, dijo Birdsall, para quien las naciones pobres han sido analizados en todo tipo de escalas durante años.
Este índice finalmente se concentra sobre las responsabilidades del mundo rico en la economía global, agregó la experta.