El Banco Mundial debe reformar su política de créditos a proyectos petroleros y mineros para evitar la corrupción y el mal manejo del dinero, y por el escaso beneficio que deparan a la población de los países, señala un estudio interno y confidencial de la institución.
El informe, al que tuvo acceso IPS, indica que pocos países lograron aumentar su ingreso mediante la explotación de esos recursos, asociada con más frecuencia a un pobre rendimiento económico.
El estudio fue realizado por el Departamento de Evaluación de Operaciones (DEO), un órgano del Banco Mundial que actúa con gran autonomía, tras una revisión de la asistencia dada por la entidad multilateral a industrias extractivas de Chile, Ecuador, Ghana, Kazajstán, Papúa-Nueva Guinea y Tanzania entre 1993 y 2002.
Los autores concluyeron que las gestiones de la institución para financiar inversiones y alentar la participación del sector privado en esas industrias conducirá, al parecer, a malos resultados en materia de desarrollo para muchos, si no la mayoría, de los clientes del Banco.
El informe critica el análisis inadecuado de los riesgos y beneficios de esas inversiones realizado por el Banco, a la luz del mal manejo de las cuestiones públicas en los países a los que se pretendía ayudar con esos proyectos.
El Banco no debería apoyar el aumento de la inversión en países cuyos gobiernos carecen de la capacidad de beneficiarse de esas inversiones o de manejarlas, indica el estudio.
Los expertos del DEO no recomendaron al Banco dejar de financiar esos proyectos, pero sugirieron que la entidad condicione su aporte a ciertos criterios, entre ellos de control gubernamental de los beneficios económicos resultantes.
Además, el Banco debería alentar a los receptores del crédito a regular el impacto ambiental de los proyectos que financia y a involucrar a las comunidades locales en la toma de decisiones, indica el informe de 60 páginas.
También debería imponerse como condición para los créditos auditorías independientes del impacto de los proyectos en el desarrollo y el ambiente locales, así como previsiones específicas de participación comunitaria y compensaciones por perjuicios en caso de que sean necesarios, advirtió el DEO.
El informe menciona el Proyecto de Rehabilitación del Sector Minero, en Ghana, cuyos objetivos al ser formulado en 1998 eran atraer a inversores privados y apoyar la minería de oro y diamantes de pequeña escala.
Pero el Banco le prestó atención mínima al impacto ambiental y no controló las condiciones de seguridad, según el DEO. Por otra parte, los expertos también observaron que el aumento de la actividad minera derivó en daños ambientales y conflictos sociales en las comunidades afectadas.
La población de las región occidental de Ghana, rica en oro, se quejaba antes del proyecto de que las operaciones mineras no les daban ningún beneficio y por los perjuicios al ambiente a causa de las emisiones de tóxicos.
Comunidades de todo el mundo se han vuelto sumamente suspicaces acerca de los proyectos de industrias extractivas.
Ochenta por ciento de los ciudadanos del meridional poblado argentino de Esquel, de 30.000 habitantes, rechazaron en un referéndum la propuesta de la empresa canadiense Meridian Gold de establecer una mina a cielo abierto a siete kilómetros de la zona urbana.
Organizaciones no gubernamentales han advertido sobre problemas en la administración de los recursos minerales en Angola, Argelia, Azerbaijan, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Kazajstán, Nigeria, República Democrática de Congo, Sudán y Venezuela.
Organizaciones de la sociedad civil afirman hace años que los países en desarrollo cuyas economías dependen del petróleo y la minería sufren daños ambientales, reubicación de poblaciones y creciente corrupción y violencia.
El Banco Mundial es la principal agencia pública mundial dedicada al desarrollo. Sus créditos en 2002 ascendieron a 19,5 millones de dólares.
El informe representa un desafío directo a las actuales operaciones del Banco respecto de las industrias extractivas en el mundo en desarrollo, dijo el analista de política internacional de la organización ambientalista Amigos de la Tierra, Steve Herz. Economistas del Banco tradicionalmente argumentaban que las industrias extractivas con frecuencia ayudan a aumentar los ingresos del gobierno, crear empleos temporarios, construir infraestructura, innovar la tecnología y estimular el crecimiento en los sectores relacionados.
La minería de pequeña escala da empleo a 13 millones de trabajadores, principalmente en Brasil, Burkina Faso, China, Ghana, India, Indonesia y Tanzania. La extracción de carbón es un gran motor del crecimiento económico mediante la generación de energía en China, Sudáfrica e India, según el Banco.