Argentina, Costa Rica y Sudáfrica fueron los únicos países en desarrollo donde se registraron avances significativos hacia la equidad de género en 2002, advirtió el Unifem en su último informe.
Los autores de El Progreso del Mundo de las Mujeres 2002 atribuyeron la falta de avances a la pobreza, el proceso de globalización económica, el analfabetismo y el no cumplimiento del compromiso asumido por la comunidad internacional de asistir a los países en desarrollo.
La pobreza es un obstáculo crítico al acceso de las mujeres a la educación, al fortalecimiento económico y a la participación política, dijo a IPS la directora ejecutiva de Unifem (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer), Noeleen Heyzer.
La feminización de la pobreza en el mundo globalizado impide continuamente el avance de los 133 países en desarrollo en todos los aspectos, incluida la equidad de género, afirmó Heyzer.
A medida que los gobiernos se ven obligados a recortar gastos en servicios como la educación, la salud y el transporte, en pro del ajuste estructural y de la liberalización de mercado, son las mujeres las que llevan la carga como trabajadoras del hogar sin salario, agregó.
Jefes de Estado y de gobierno que asistieron a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en septiembre de 2000 se comprometieron a eliminar la disparidad de género en la educación primaria y secundaria, preferiblemente para 2005, y a todos los niveles para 2015.
Pero para alcanzar esta meta, entre otras referidas a la equidad de género, todas las naciones deben hacerse responsables, y no solo los países en desarrollo, dijo Heyzer.
Es claro que en los países más pobres las mujeres necesitarán el respaldo de un sistema internacional más justo para alcanzar la equidad de género, indica el informe de Unifem.
La globalización económica, la fragmentación de los países, los conflictos militares y problemas sanitarios como el sida tienen grandes consecuencias en la vida de las mujeres, advirtió Heyzer.
Siete países de Europa septentrional fueron, tanto en 2000 como este año, los que alcanzaron mayores logros en materia de equidad de género: Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia, Holanda y Alemania.
La buena situación de estas siete naciones es atribuida, en primer término, a la fuerte voluntad política manifestada por sucesivos gobiernos por la paridad de género, así como al gran desarrollo educativo y económico.
Argentina y Costa Rica se unieron a Sudáfrica, el país en desarrollo que gozaba de mejor situación en 2000, debido, en gran parte, al gran aumento de la proporción de mujeres en el parlamento en esas dos naciones.
Doce por ciento de los parlamentarios de Estados Unidos y 11,8 por ciento de los de Francia son mujeres. Pero 38 de los 133 países en desarrollo tienen una mayor proporción de escaños femeninos, entre ellos Ruanda, con 25,7 por ciento, y Nicaragua, con 20,7.
Pero la crisis financiera de Argentina afectó especialmente a las mujeres, indica el estudio de Unifem. Sus salarios cayeron, su desempleo aumentó y su pobreza se profundizó, según el informe.
A pesar de los numerosos compromisos asumidos por los países en varias conferencias de la ONU desde 1992, las mujeres avanzaron poco en los países más pobres, advirtieron los autores del estudio.
Las mayores mejoras ocurrieron en la proporción de mujeres en los parlamentos, pues eso puede cambiar con rapidez, explicaron.
En cuanto a la alfabetización, la educación y el empleo, las mejoras raramente son tan notorias en el mismo lapso de tiempo, pues requieren grandes cambios en las estructuras económicas y sociales, agregaron.
A partir de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992, los gobiernos se comprometieron a erradicar la pobreza y la degradación del ambiente, frenar el avance del sida, asegurar la educación universal y promover los derechos humanos y reproductivos.
Pero los progresos fueron lentos e inconstantes, especialmente en los sectores más pobres y marginalizados de la sociedad, agrega el estudio.
En el mundo hay 146 millones de analfabetos jóvenes, y entre ellos 86 millones son mujeres.
El reconocimiento por parte de los gobiernos del valor del trabajo femenino es esencial para la eliminación de la pobreza femenina y para el avance de la equidad de género, dijo Heyzer.
La buena noticia es que la mayoría de los países alcanzaron la equidad de género en la enseñanza secundaria, e incluso en muchos las niñas son mayoría en las aulas.