El gobierno de México criticó las condenas en Cuba contra disidentes, y advirtió que influirán en su próximo voto en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, donde hace un año apoyó por primera vez una moción con críticas a La Habana.
Ese pronunciamiento fue el primero de un país latinoamericano que relacionó las condenas con la posición que adoptará sobre la cuestión cubana en esa comisión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), con sede en Ginebra.
Las relaciones entre México y Cuba, que en 2002 pasaron por los peores momentos de su historia con amenazas de rompimiento, insultos y difusión de una conversación privada del presidente Vicente Fox con su par Fidel Castro, regresaron a la calma en los últimos meses.
Pero ahora, esos vínculos otrora complacientes y cercanos parecen encaminarse nuevamente hacia una colisión, luego de que tribunales cubanos comenzaron este lunes a dictar sentencias de hasta 25 años de cárcel contra 75 disidentes, que habían sido detenidos a mediados de marzo.
Los actos recientes en ese país (Cuba) nos preocupan profundamente desde el punto de vista de nuestra posición en derechos humanos, y por supuesto que tendrán incidencia en la toma de decisiones de nuestro país, dijo el canciller Ernesto Derbez.
El 16 de este mes, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU se pronunciará sobre la situación cubana en el área de su especialidad.
La moción aprobada el año pasado sobre Cuba fue la primera en la historia presentada por países latinoamericanos, y una de las más moderadas.
En ella se reconocieron logros del gobierno cubano en materia de derechos sociales, se le exhortó a avanzar en el terreno de los derechos civiles y políticos, y se pidió la visita a Cuba de un representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para evaluar la vigencia de los mismos en la isla.
La moción presentada este año por Costa Rica, Perú y Uruguay insta al gobierno cubano a recibir a la representante encargada de esa tarea, Christine Chanet, a quien La Habana ya anunció que no permitirá entrar a Cuba.
Ese texto es uno de los más suaves sobre Cuba de los últimos años, comentó a IPS Jorge Chabat, investigador de la Unidad de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Pero las autoridades de la isla no aceptan que la Comisión apruebe moción alguna sobre Cuba, y sostienen que todos los pronunciamientos críticos de ese organismo en la materia han sido impulsados por Estados Unidos para desestabilizar al gobierno de Castro.
No hay que ser brujos para casi afirmar que México votará contra Cuba en la ONU, igual que lo hizo hace un año, y que eso volverá a tensar las relaciones, opinó Chabat.
En las dos últimas semanas, funcionarios de la cancillería cubana llamaron varias veces a sus colegas mexicanos, para gestionar su abstención en Ginebra cuando se vote la moción sobre Cuba, indicaron a IPS fuentes del secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores de México.
La semana pasada, esas mismas fuentes informaron que el gobierno de Fox aún no había decidido el sentido de su voto en la Comisión de la ONU, e insinuaron que podría inclinarse por la abstención.
Pero Derbez pareció definir el sentido del voto al declarar el martes que las acciones que se han llevado en las últimas semanas (en Cuba) son acciones que tienen que ser tomadas en cuenta.
El gobierno de México deberá votar casi con los ojos cerrados contra Cuba en la ONU, luego de las condenas y la persecución contra los disidentes emprendidas por el gobierno de Castro, afirmó el poeta mexicano Homero Aridjis, miembro del Parlamento Internacional de Escritores.
Los roces entre México y Cuba, cuyas relaciones cumplieron un siglo sin interrupción en 2002, llegaron a un punto crítico en abril de ese año, cuando Castro dio a conocer la grabación de una conversación telefónica privada que mantuvo con Fox.
En esa charla, difundida sin autorización de México, Fox pidió a Castro recortar su participación en la Conferencia Internacional de Financiación al Desarrollo, realizada en marzo de 2002 en la septentrional ciudad mexicana de Monterrey, y no criticar en esa cita al presidente estadounidense George W. Bush.
El mandatario cubano dijo entonces aceptar la solicitud.
Antes de ese incidente, México había votado la moción sobre Cuba aprobada en 2002 por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Cuba consideró una ofensa esa resolución y lanzó duras críticas contra Perú y Uruguay, los países promotores, así como contra otros Estados que la apoyaron.
Como consecuencia de esas acusaciones, Uruguay rompió relaciones diplomáticas con la isla y La Habana se distanció de México.
Las relaciones diplomáticas entre Cuba y México, cuyo intercambio comercial ronda los 300 millones de dólares anuales, nunca habían llegado a un nivel tan bajo como el año pasado.
México fue el único país de América Latina que no rompió relaciones diplomáticas con Cuba en los años 60, cuando se consolidó la revolución encabezada por Castro, triunfante en 1959.
Ambos países tejieron una relación de cercanía durante muchos años, pero según recientes documentos desclasificados del gobierno de Washington, México actuaba con dos caras.
Esos documentos, difundidos a inicios de marzo por el semanario mexicano Proceso, indican que en los años 60 México colaboró con Estados Unidos de manera secreta para mantenerlo informado de los movimientos de La Habana.
De todos modos, la relación de México con Cuba siempre se presentó al público como estrecha, pero eso cambió en 2000 con la llegada a la presidencia de Fox, el primer mandatario ajeno al Partido Revolucionario Institucional en 72 años.
Las tensiones de 2002 disminuyeron con el cambio del embajador mexicano en Cuba, en septiembre, y la renuncia del canciller de México, Jorge Castañeda, en diciembre.
Castañeda era señalado por el gobierno de Cuba como el promotor del distanciamiento diplomático.
En los últimos meses hubo acercamientos entre diputados de ambos países y se firmaron acuerdos de cooperación educativa y científica entre sus gobiernos. (