El presidente de Chile, Ricardo Lagos, pasó este viernes de ”indeciso” a protagonista en el Consejo de Seguridad de la ONU, al proponer una fórmula para el desarme de Iraq en que ”predomine el derecho sobre la fuerza”.
La fórmula de cinco puntos que Lagos hizo pública en una rueda de prensa nace sin embargo bajo el signo de la incertidumbre, ya que en una inmediata reacción desde Washington fue considerada ”inaceptable” por Ari Fleischer, portavoz del presidente estadounidense George W. Bush.
El mandatario chileno informó previamente de la iniciativa al primer ministro de Gran Bretaña Tony Blair, y le pidió que la presentara a Bush y al presidente del gobierno español, José María Aznar, en la reunión que sostendrán este domingo en las islas portuguesas de Azores, en el océano Atlántico.
El nuevo proyecto de resolución que Chile promueve en el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de Naciones Unidas) contiene cinco exigencias que el presidente de Iraq Saddam Hussein debería cumplir en tres semanas.
De no ser así, el gobernante iraquí ”debe asumir las consecuencias que establece la resolución 1441 (del Consejo de Seguridad), incluyendo el uso de la fuerza”, dijo Lagos.
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La primera condición es que Bagdad ponga a disposición de la ONU a 30 científicos identificados por los inspectores de desarme del foro mundial, que serían entrevistados por éstos fuera de Iraq, y que podrían viajar con sus familias si lo desean.
La segunda exige al régimen iraquí que exponga todos los proyectiles y bombas aéreas con gas mostaza no encontradas desde 1998, o que presente la documentación que demuestre su destrucción.
En tercer término, Iraq deberá ”poner al descubierto los 10.000 litros de ántrax no encontrados (en las inspecciones de la ONU) o entregar toda la documentación necesaria para probar su destrucción”.
Saddam Hussein deberá del mismo modo destruir todos los misiles Al Samoud y sus componentes, completando así una labor ya iniciada que, hasta el jueves, cubrió la desarticulación de 40 armas de un total estimado en 200.
La última exigencia para el gobierno de Bagdad es ”publicar toda la información que establezca que los vehículos a control remoto no son sistemas portadores de armas químicas”.
Estas condiciones son similares a las planteadas por Blair en un proyecto de resolución no materializado aún, pero que incluía una sexta exigencia: que Saddam Hussein reconociera la tenencia de armas de destrucción masiva ante la televisión pública iraquí, finalmente retirada.
Otra diferencia es que la propuesta británica preveía un plazo de una semana, que por otra parte se extinguiría este lunes, mientras Chile plantea un margen de tres semanas para que los inspectores efectúen las verificaciones y se programe el desarme a partir de entonces, según precisó el propio Lagos.
El presidente chileno, un socialista moderado, informó de otras consultas para sumar apoyos a su propuesta, sobre todo entre los 10 miembros rotativos del Consejo de Seguridad, entre los cuales se incluye México como el otro representante de América Latina.
La cancillería chilena mantiene también contactos con ministros y embajadores ante la ONU de Francia, Rusia y China, los tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad proclives a vetar una resolución que autorice el uso de la fuerza contra Iraq.
Chile se alineó parcialmente con esos tres países cuando el jueves Lagos anunció que votaría contra el proyecto de resolución de Estados Unidos, Gran Bretaña y España, frustrando así el propósito de Bush de reunir al menos nueve votos para su moción y forzar los vetos de Francia o Rusia.
Con esos nueve votos, Estados Unidos habría obtenido lo que Bush definió como ”respaldo moral” para lanzar el ataque contra Iraq al margen de la ONU.
El rechazo de Lagos, que obligó a Bush a posponer la votación que quería forzar para este viernes, fue respaldado por todos los partidos políticos chilenos, desde el Partido Comunista, sin representación parlamentaria, hasta la Unión Demócrata Independiente, de extrema derecha.
El presidente chileno advirtió este viernes que la guerra es casi inminente, pero que ”la clave para la salida pacífica todavía es posible”.
”Las metas sin plazos razonables y serios no llevan al desarme (de Iraq). Los plazos perentorios y no realistas también llevan a la guerra”, dijo Lagos al explicar su rechazo a la posición de Estados Unidos, Gran Bretaña y España.
Según el analista internacional y periodista Ernesto Carmona, el rechazo de Chile a la ”guerra preventiva” contra Iraq expone a este país sudamericano al ”riesgo de represalias económicas mediante el tratado de libre comercio (con Estados Unidos) en proceso de ratificación por los parlamentos de ambos países”.
Pero ”este costo igual hubiera existido con la postura de la abstención, también inaceptable para el imperio” Estados Unidos, señaló Carmona a IPS.
Lagos dijo concordar con Bush en que Iraq es un peligro para la seguridad de Estados Unidos, pero también para la seguridad mundial. A partir de esto, ”queremos generar espacios para tener una mayor concordancia con ellos” los estadounidenses, señaló.
”Cuando se es socio, como pretendemos serlo en un acuerdo de libre comercio, los socios también tienen que tener la tranquilidad de poder decir, frente a un determinado tipo de resoluciones, cuando no hay consenso”, añadió Lagos.
”Y eso es lo que he señalado cuando me parece que los plazos (planteados por Bush) son muy perentorios, tan perentorios que conducen inexorablemente, porque no hay tiempo para otra cosa, a una confrontación bélica”, concluyó.
La presidenta del Partido Comunista, Gladis Marín, dijo a IPS que era previsible el rechazo de la Casa Blanca a la propuesta chilena. ”Bush quiere la guerra a toda costa”, afirmó Marín, quien llamó a boicotear las inversiones estadounidenses en Chile.