El movimiento italiano contra la guerra en Iraq está sano y fuerte, aunque no logra conectarse con partidos políticos de oposición y parece haber perdido el apoyo abierto de la jerarquía de la Iglesia Católica.
En cambio, el pacifismo italiano sumó la capacidad movilizadora del movimiento sindical. Casi medio millón de trabajadores se reunieron este sábado en la septentrional ciudad de Milán, convocados por la Confederación General Italiana de Trabajadores (CGIL), la mayor del país con 5 millones de afiliados.
El movimiento pacifista consiguió vincular a las organizaciones no gubernamentales que se oponen al actual rumbo de la globalización y a sectores civiles contrarios al gobierno de Silvio Berlusconi, uno de los más fieles aliados a la política belicista de Estados Unidos contra Iraq.
Pero, si bien parlamentarios, alcaldes y concejales de varios partidos, incluso derechistas, se adhirieron individualmente a la campaña contra la guerra, el sistema político permanece aparte.
Pese a reuniones con la oposición de centroizquierda para unir fuerzas de partidos y sectores sociales por la paz, la propuesta no cuajó.
[related_articles]
El movimiento contra la guerra expresa a la vez el rechazo al neoliberalismo y al gobierno de Berlusconi, dos aspectos no siempre digeribles para partidos políticos y jerarquía eclesiástica.
Con todo, la manifestación de millones de personas el 15 de febrero en Roma dejó su marca, al igual que las banderas con los colores del arco iris que desde mucho antes llenaron calles y ventanas de las ciudades italianas.
Inicialmente, todos los medios de comunicación dieron gran importancia al fenómeno. Pero a un mes de la primera movilización europea contra la guerra, los pacifistas italianos perdieron la atención de la prensa, la televisión y la radio.
Por eso sorprendieron las declaraciones de la esposa de Berlusconi, Verónica Lario.
”Este movimiento puede despertar las conciencias. Quien manifiesta en las plazas ha tomado la decisión de buscar una respuesta colectiva a sus dudas. Estas manifestaciones merecen respeto”, dijo la primera dama italiana, cuyo esposo es dueño de varias cadenas de televisión y periódicos.
Sus palabras no fueron comentadas por ningún portavoz gubernamental.
También los influyentes medios de comunicación de la Iglesia Católica cesaron en los últimos días la campaña contra la ”guerra preventiva” que Estados Unidos quiere llevar a cabo contra Iraq.
El Vaticano llegó hasta donde pudo. El viaje del cardenal Pio Laghi, el 5 de marzo a Washington, donde entregó al presidente estadounidense una carta del papa Juan Pablo II a Bush contra la guerra, fue el último intento de la Iglesia Católica.
”Para el Vaticano, los bombardeos sobre Bagdad ya comenzaron”, explicó a IPS el periodista Piero Schiavazzi, del canal de televisión vaticano Tele-Pace.
Perdido, en apariencia, el apoyo mediático y político del Vaticano, el movimiento pacifista gana ahora la fuerza organizadora de las centrales sindicales.
La CGIL, la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores y la Unión Italiana del Trabajo convocaron a las protestas de este sábado, tras la adhesión al paro pacifista europeo de 15 minutos, cumplido el viernes.
”Los trabajadores italianos y europeos pueden añadir un valor más al movimiento pacifista: una lucha sindical contra la precariedad del trabajo y la precariedad de la paz”, dijo a IPS Titti Di Salvo, portavoz internacional de la CGIL.
”Las centrales sindicales italianas colocan el acento social, la defensa de los derechos laborales en todo el mundo, como nueva llave de lectura de la crisis iraquí. Y esta apuesta puede salir victoriosa contra la guerra”, opinó el especialista Massimo Gibelli, de la Fundación Di Vittorio, el mayor instituto de investigación sindical italiano.
Este domingo, una marcha de asociaciones sindicales católicas llegará a la aldea de Asís, cuna del venerado San Francisco en la central región de Umbría, ahora convertida en símbolo de la paz.