Los familiares de la mexicana Mercedes Perelló, que viajó a Iraq para sumarse a los escudos humanos, están muy preocupados por la guerra en ese país, mientras los activistas que ya regresaron planean movilizaciones contra Estados Unidos.
Sin embargo, el recepcionista de un hotel de Bagdad donde se hospedaron los ocho pacifistas procedentes de México, junto a chilenos y argentinos, aseguró a IPS antes de que estallara la guerra este jueves que ”seis mexicanos que estaban aquí salieron hoy”, por el martes, entre ellos Perelló.
”Nosotros quedamos muy agradecidos con ellos por su interés en Iraq”, dijo el recepcionista, quien se identificó como Faiz e informó que los visitantes, llegados a ese país a comienzos de este mes con la esperanza de impedir con su presencia un ataque de Estados Unidos, le indicaron que saldrían por carretera hacia Siria.
”Nosotros en cambio, aquí nos quedamos, pues no tememos a nada”, expresó en la entrevista realizada por vía telefónica.
Por su parte, Salvador Sarco, hijo de Perelló, comentó a IPS que en su familia ”se están comiendo las uñas” de la ansiedad, pues no han podido establecer contacto con su madre.
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La preocupación de la familia de Perelló, de 55 años y responsable de la editorial de la facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, se debe al anuncio del lunes del presidente estadounidense, George W. Bush, de que lanzaría el ataque contra Iraq si Saddam Hussein y sus hijos no abandonaban ese país antes del miércoles por la noche.
En enero, Richard Myers, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, advirtió que lo que pueda ocurrir con los escudos humanos es entera responsabilidad del gobierno de Iraq.
Myers señaló que colocar escudos humanos es un crimen de guerra, en referencia a los cientos de activistas de varios países occidentales que se trasladaron a Iraq como recurso extremo para protestar contra los planes, ahora concretados, de ataque militar de Estados Unidos.
El viceprimer ministro iraquí, Tareq Aziz, le respondió al militar estadounidense que los voluntarios civiles extranjeros eran bienvenidos en su país para servir como ”defensores” en escuelas, depósitos de alimentos y centrales hidroeléctricas.
”Mi mamá no es una suicida, así que la esperamos de regreso y pronto”, manifestó Sarco.
Perelló y otros siete mexicanos, entre ellos estudiantes y profesionales, reunieron los recursos necesarios para viajar a Iraq a través de aportes propios y contribuciones de amigos, con el fin de sumarse a los llamados escudos humanos.
Los pacifistas comenzaron a llegar a Iraq en febrero, procedentes en especial de Europa, con el propósito de atrincherarse en escuelas, hospitales y plantas de agua potable para evitar que esos lugares fueran bombardeados. Los mexicanos constituyeron el grupo más numeroso que viajó de América Latina.
Todos los activistas son voluntarios que decidieron incorporarse al movimiento mundial denominado Human Shields (Escudos Humanos), iniciado en Gran Bretaña a comienzos de este año.
El gobierno mexicano de Vicente Fox informó que se puso en contacto con gran parte de los 2.200 mexicanos que viven en la zona de Medio Oriente y ofreció sacarlos del lugar en caso de guerra, siempre que lo deseen.
”Estoy indignada por la guerra que viene, esto es vergonzoso para la especie humana”, declaró a IPS Nuria Marrugat, quien visitó Iraq del 22 de febrero al 10 de este mes junto a una misión de 12 mexicanos, entre activistas de la sociedad civil y representantes de partidos políticos.
Marrugat, portavoz de la organización no gubernamental Salud Integral para la Mujer, indicó que mantiene contacto vía telefónica y correo electrónico con activistas de otros países de América Latina para planear movilizaciones contra la guerra.
”Yo estuve en Iraq y me pude dar cuenta de que un ataque de Estados Unidos será terrible en ese país, pues matará a miles de civiles, a gente buena que ya ha sufrido mucho y que no tiene porqué morir por la arrogancia de Washington”, expresó.
Informó además que junto a otros grupos sociales intenta organizara marchas en México hacia la embajada de Estados Unidos para repudiar la guerra.
”Eso es lo único que podemos hacer ahora, ojalá la gente reaccione y nos apoye de forma masiva, aunque sabemos que es difícil pues hay mucha desinformación en México y en toda América Latina”, señaló Marrugat.
El 15 de febrero y el 15 de este mes se realizaron movilizaciones en México, en sintonía con el movimiento mundial contra la guerra gestado en los últimos meses.
A cada una de ellas acudieron alrededor de 13.000 personas, cantidad ínfima si se considera que el país tiene 100 millones de habitantes.
No obstante, en 1991, cuando Estados Unidos atacó Iraq en la operación llamada Tormenta del Desierto, apenas 3.000 personas se manifestaron en las afueras de la embajada de Washington en la capital mexicana.
”La sociedad de América Latina se siente muy lejos físicamente de la inminente guerra en Iraq”, dijo a IPS José Luis Piñeiro, profesor e investigador de asuntos internacionales en la Universidad Autónoma Metropolitana.
Pero, además, América Latina ”tiene una lejanía racial con Iraq, pues a diferencia de Europa o Estados Unidos en esta región hay pocos árabes” residiendo, añadió.
El hijo de Mercedes Perelló apuntó que ”en este momento para nosotros (la familia) lo único que importa es lograr establecer contacto con mi mamá y asegurar que vuelva a casa sana y salva, pues la necesitamos aquí y no en Iraq”.