Setenta y cinco por ciento de los ciudadanos de Estados Unidos apoyan la invasión a Iraq, pero 71 por ciento consideran que no debe menguarse el papel de la ONU, según una encuesta divulgada este lunes.
El sondeo, realizado en los cinco primeros días de la guerra por el Programa sobre Actitudes en Política Internacional (PIPA) de la estadounidense Universidad de Maryland, deja en evidencia que la mayoría de los estadounidenses apuestan más por la diplomacia multilateral que por acciones militares unilaterales.
Los expertos del PIPA atribuyeron el respaldo manifestado por la mayoría de los estadounidenses entrevistados a la guerra en Iraq a la intención de fortalecer el espíritu de las tropas y del gobierno de George W. Bush, más que a una convicción real.
El estudio concluye que los argumentos del ala derecha del gobierno según los cuales el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) se volvió irrelevante al negar el aval a Washington para la guerra contra Iraq no hizo carne en la opinión pública estadounidense.
Mayorías significativas de la población estadounidense prefieren que la ONU, y no Washington, asuma responsabilidad en cuestiones relacionadas con la seguridad internacional, agregaron los expertos del PIPA.
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Setenta y cinco por ciento de los encuestados adhiere a la guerra lanzada por el gobierno, pero un tercio de esos ciudadanos están en desacuerdo con la decisión de haber ignorado al Consejo de Seguridad de la ONU, que no autorizó el ataque.
Así, 54 por ciento de los entrevistados manifestaron coincidencia plena con el punto de vista del gobierno de Bush.
Mientras, 33 por ciento de los encuestados se opusieron tanto a la invasión como al hecho de que se implementó al margen del Consejo de Seguridad. Veintiuno por ciento estuvieron en desacuerdo con que se hubiera ignorado al Consejo, pero aun así apoyaron al presidente Bush.
La duda que la encuesta no dirime es cuánto tiempo durará el respaldo de la población estadounidense a la invasión. ”El apoyo a la guerra podría no ser tan fuerte como parece”, dijo el director del PIPA, Steven Kull.
Una mayoría considerable no cree que la decisión de Bush de lanzar la invasión sin apoyo de la ONU siente un precedente que podría repetirse, como afirma el ala más derechista del gobierno estadounidense, agrega el estudio.
Setenta y uno por ciento de los encuestados indicaron que el papel de la ONU en los asuntos mundiales debería ser más importante que antes de la guerra.
Mientras, 25 por ciento indicaron que el foro mundial debería tener funciones más acotadas, aproximadamente la misma proporción del público estadounidense que se ha opuesto históricamente a que Washington asumiera compromisos multilaterales en los últimos 25 años.
Dos de cada tres entrevistados afirmaron, además, que en el futuro Washington no debería sentirse más libre para emplear la fuerza militar sin autorización de la ONU. Veintinueve por ciento respondieron afirmativamente.
Mientras, 75 por ciento rechazaron la posibilidad, reivindicada por el ala más derechista del gobierno, de castigar a aquellos países que se opongan a las posiciones estadounidenses en el Consejo de Seguridad.
La ONU debería estar a cargo de administrar Iraq tras la caída del presidente Saddam Hussein, afirmaron 52 por ciento de los encuestados, mientras 30 por ciento prefirieron que el gobierno de Estados Unidos lo hiciera. El resto no emitieron opinión o eligieron la opción ”el pueblo iraquí”.
Además, la ONU es, para la mayoría de los entrevistados, el foro más adecuado para lidiar, luego de la guerra en Iraq, con los otros dos componentes del ”eje del mal” designado por Bush, Irán y Corea del Norte.
Sesenta y tres por ciento consideraron que la ONU era la mejor instancia para garantizar que Irán no desarrolle armas de destrucción masiva ni apoye a organizaciones terroristas palestinas, mientras 32 por ciento optaron por Estados Unidos.
Porcentajes similares contestaron lo mismo para el caso de Corea del Norte: 72 y 26 por ciento.
Esas actitudes del público hacia la ONU también se traducen en un mayor apoyo al enfoque diplomático, en contraposición al militar, para los problemas de seguridad, según el informe del PIPA.
Ocho por ciento de los 795 encuestados, elegidos al azar, indicaron que Estados Unidos debería resolver sus conflictos con Irán y con Corea del Norte ”en primer lugar tratando de construir mejores relaciones con ellos”, más que a través de la amenaza militar.
Una encuesta difundida la semana pasada por el Centro Pew de Investigaciones sobre el Público y la Prensa coincidió con el estudio del PIPA en cuanto a que Bush cosechó apoyo para la invasión a Iraq por la intención de los ciudadanos de no socavar su autoridad en tiempos de guerra.
Setenta y dos por ciento de los entrevistados por el Centro Pew consideraron que la decisión de apelar al uso de la fuerza en Iraq fue adecuada, si bien apenas 50 por ciento manifestaron su convicción en que era ”lo mejor que Estados Unidos podía hacer”, y 18 por ciento apoyaban la acción por adhesión a Bush.
Aun el 54 por ciento del respaldo de la opinión pública estadounidense a la guerra podría ser una sobreestimación, según Kull. El porcentaje de los entrevistados que respaldaban la invasión cuando aún era una posibilidad osciló entre 33 y 43 por ciento.
”Parte de este salto a 54 por ciento podría ser un cambio de actitud genuino, pero en ambiente de guerra hay una tendencia general (en el público) a suprimir sus desacuerdos con el presidente”, explicó Kull.
Para la mayoría de los encuestados, la guerra provocará consecuencias más negativas que positivas, lo cual parece fortalecer la tesis de Kull.
Apenas 14 por ciento de los entrevistados coincidieron con el gobierno en que la invasión a Iraq disminuirá la posibilidad de que Corea del Norte produzca armas nucleares, y 24 por ciento manifestó lo mismo respecto de Irán.
La mayoría de los encuestados también pronosticaron que las relaciones entre Estados Unidos y el resto del mundo se resentirán.
Sólo 15 por ciento manifestaron que para Washington será más fácil ”obtener cooperación de otros países en asuntos internacionales importantes”, mientras 37 por ciento lo hallaron más difícil. La mayoría del resto no previó cambios o no manifestó opinión.
Apenas 12 por ciento de los entrevistados cincidieron con el ala más conservadora del gobierno de Bush en que la relación entre Estados Unidos y el mundo islámico mejorará. Cuarenta y ocho por ciento pronosticaron en que ese vínculo empeorará.
Además, 51 por ciento de los encuestados advirtió que la guerra aumentará el riesgo de atentados terroristas contra Estados Unidos, mientras 21 por ciento consideró que éste descenderá.