La decisión del gobierno del meridional estado indio de Kerala de pagar clases particulares para dos hermanos portadores del virus del sida tranquilizó a los padres de sus compañeros de escuela, pero negó a esos niños el derecho a una vida normal.
El gobierno del estado garantizará que Bency, de siete años, y su hermano Benson, de cinco, reciban una educación adecuada en su casa, anunció el día 4 el ministro estadual de Educación, Nalakath Soopy. Pero no parece dispuesto a combatir los prejuicios de la comunidad.
La decisión puso fin a un enfrentamiento entre las autoridades educativas de Kerala y los padres de otros alumnos de la escuela a la que asistían los dos niños.
De hecho, Benson y Bency eran la semana pasada los únicos alumnos que asistían a la escuela de Kaithakuzhy, pues los padres de sus 119 compañeros boicotearon las clases.
La solución tranquiliza a padres preocupados por el contacto de sus hijos con niños y niñas infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, pero priva a éstos del contacto con sus pares.
Además, la decisión puso en evidencia la dificultad para incorporar los niños con sida al sistema educativo, en un estado cuyas autoridades se enorgullecen de tener 100 por ciento de alfabetización y la mayor tasa de inscripción escolar de India. Kerala tiene 33 millones de habitantes.
Luego de ser rechazados por cinco escuelas diferentes, los dos hermanos huérfanos, nacidos con el VIH, deben resignarse ahora a vivir recluidos en su casa.
Soopy anunció que el gobierno creará pronto una escuela especial para niños con VIH, pero es dudoso que las autoridades encuentren educadores dispuestos a trabajar en ella, a juzgar por el horror con que los padres de los compañeros de Bency y Benson reaccionaban ante su presencia.
Los padres de la Escuela Primaria del Gobierno de Kaithakuzhy, en el distrito de Kollam, llegaron a exigir a la institución que expulsara a los huérfanos o les entregara los certificados requeridos para cambiar de escuela a sus propios hijos.
Kaithakuzhy era la quinta escuela de Bency y Benson en dos años, y sólo pudieron ingresar en ella luego de que su abuelo, Geevarghese John, realizó una sentada de protesta en el edificio.
El padre de ambos niños murió en 1997, víctima del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Dos años después, su madre falleció por la misma causa.
Cuando lograron su admisión en Kaithakuzhy, ni los huérfanos ni su abuelo se imaginaron que correrían el mismo destino que en las otras escuelas.
El 21 de febrero, la Asociación de Padres y Maestros de la escuela realizó una reunión de emergencia y los padres acordaron por unanimidad retirar a sus hijos de las aulas si se permitía la permanencia de los dos niños con VIH.
No hay posibilidades de revertir la decisión. No estamos preparados para hacerlo, dijo el presidente de un foro en que participan representantes de padres y de educadores, Deepa Suresh.
En una reunión convocada por funcionarios del Departamento de Educación el día 4, varios padres se negaron a aceptar, incluso a gritos, que la presencia de los hermanos portadores del VIH era inocua para sus hijos, a pesar de que los médicos se lo aseguraban.
Los médicos intentan cuestionar afirmaciones que están claramente escritas en octavillas distribuidas por el gobierno, según las cuales el VIH puede ser transmitido a través de la saliva, dijo Mohanan, madre de un alumno.
Bency y Benson presenciaron la encendida discusión. Su abuelo John dijo: La batalla que libré por la admisión de mis nietos en la escuela Kaithakuzhy fue para mí más dura que la guerra de 1971 contra Pakistán, en la que participé.
Pero el abuelo de los niños, lejos de recibir la comprensión de los presentes, fue incluso atacado por un diputado del parlamento de Kerala, Prathap Varma Thampan, quien acusó a John y a un pastor cristiano local, J. Thottan, de aprovecharse de la situación para obtener dinero de agencias de asistencia.
Thottam, quien asistió a la reunión, replicó que su única motivación era ayudar a los niños a obtener una educación.
Es una desgracia que Bency y Benson deban enfrentarse con el estigma social, cuando al menos 300 niños y niñas con VIH son admitidos cada año en escuelas de Kerala sin que nadie se entere, dijo el director asistente de proyectos de la estatal pero autónoma Sociedad de Control del Sida.
Nuevos casos están por aparecer en las escuelas de Kerala, donde una de cada 1.000 embarazadas es portadora del VIH, según datos oficiales. Más de 100.000 personas saben que viven con el virus en este estado, y casi cuatro millones en toda India, que tiene un total de 1.067 millones de habitantes.
Varias agencias de la ONU advierten que esa cifra podría ascender a 25 millones para 2010. (