El derecho de autor pasará a la historia, por el avance imparable de las nuevas tecnologías para copiar y transmitir datos, según participantes en la reunión internacional ”Copyleft”, realizada el fin de semana en la capital española.
El nombre ”Copyleft” es un juego de palabras. En la palabra inglesa ”copyright” (literalmente, derecho de copia), empleada para indicar que hay autor registrado de una obra, el componente ”right” significa también ”derecha”, y ”left” significa ”izquierda” en inglés.
El encuentro, en el cual participaron personas de varios países, presentes o por medios electrónicos, fue convocado por la Universidad Nómada, creada por activistas en favor de una globalización solidaria, y se realizó en dos edificios significativos de Madrid.
Uno pertenece a la Caja de Ahorros de Madrid, una de las instituciones bancarias más fuertes del país, y el otro es el Centro Social Okupado El Laboratorio, un ”espacio autogestionado” desde hace más de un año por activistas, sin consentimiento de su propietario.
La reunión se realizó mientras arrecian en España, como en muchos otros países, las campañas y las demandas de cámaras empresariales, sociedades de autores y empresas informáticas contra las copias no autorizadas de obras literarias, musicales y cinematográficas, así como de programas de computación.
Realizar tales copias se ha facilitado por el almacenamiento de las obras como información digital, que es accesible en Internet, la red mundial de computadoras, o duplicable a partir de las ediciones legales en discos compactos o discos de vídeo digital (DVD), mediante equipos y programas informáticos cuya venta es legal.
Pero esa práctica es calificada por sus críticos de ”piratería”, y hay permanente persecución policial contra quienes venden copias en las calles o en otros sitios, con frecuentes detenciones y secuestro de materiales.
Al convocar el encuentro, la Universidad Nómada sostuvo que ”la digitalización ha cambiado por completo el contexto tecnológico que vio nacer el copyright como forma de proteger la creación”, pues ”ahora cualquier persona de a pie puede hacer copias por sí misma y ya no es necesaria una producción en masa centralizada”.
Pero las organizaciones que combaten la ”piratería” alegan que la libertad de copia sería ”pan para hoy y hambre para mañana”, pues las editoriales y otras empresas titulares de derechos de autor perderían recursos cruciales para lanzar nuevos productos y ponerlos a disposición de un público masivo.
Copyleft vendría a ser ”una licencia libre para proteger productos y permitir la copia a los usuarios”, según la definición de uno de los organizadores del encuentro, Amador Fernández Savater.
Cuatro jóvenes de la septentrional ciudad italiana de Bolonia, que se identifican grupalmente como ”Wu Ming” (en chino: sin nombre), señalaron en el encuentro lo que consideran incongruente de las campañas contra la ”piratería”.
”No se pueden lanzar al mercado tecnologías como los ordenadores, los escáner (y) las fotocopiadoras”, y después ”hacer intervenir a los gobiernos y las fuerzas de la policía porque la gente los utiliza… de manera equivocada, según dicen las mafias de la propiedad intelectual”, afirmaron.
Las empresas calificadas de ”mafia” pretenden llevar la propiedad intelectual a los seres vivos y a las secuencias genéticas humanas, y eso significa que ”la del copyright es la principal línea del frente del conflicto socio-ecológico de la era global”, dijeron los Wu Ming.
Por ejemplo, cualquier ciudadano puede instalar en su ordenador un programa de libre uso llamado DVDX, que permite replicar los archivos de imagen y sonido incluidos en un DVD, en un disco virgen que cuesta sólo unos 30 centavos de dólar.
Así, dijo el abogado Carlos Sánchez Almeida, cualquier persona que tenga una computadora puede conseguir para sus hijos toda la colección de filmes clásicos de Disney, ”sin riesgo para la economía familiar” y sin vulnerar la legalidad vigente.
Copiar sin fines de lucro ni de uso colectivo es legal, aseveró.
Las leyes sobre derechos de autor permitieron levantar imperios empresariales, pero ”llegaron la digitalización e Internet, y las ideas se liberaron de su prisión material”, destacó el periodista José Cervera, director del diario gratuito 20 Minutos.
El ”copyright” es contraproducente para los autores y editores, ya que en la nueva ecología de la información, lo más importante es la atención que se suscita en el público, arguyó.
El ”copyleft” aumenta el valor de la información, ya que es libertad de copia con una única condición, ”mantener el reconocimiento de autoría, de la marca, que permite al autor recibir por vía indirecta la recompensa por su trabajo, o sea la atención que merece”, según Cervera. En forma complementaria, los Wu Ming afirmaron que ”el 'copyright' es una forma de suicidio económico, ya que por definición intenta reducir (controlar) el número de copias disponibles de un trabajo, limitando por tanto su capacidad de atraer atención”.
”Si (siempre) hubiera existido la propiedad intelectual, la humanidad no habría conocido la epopeya de Gilgamesh, el Mahabharata y el Ramayana, la Ilíada y la Odisea, el Popol Vuh, la Biblia y el Corán, las leyendas del Graal y del ciclo artúrico, el Orlando Enamorado y el Orlando Furioso, Gargantúa y Pantagruel”, adujeron los boloñeses.
La experiencia demuestra que hay ventajas en compartir el conocimiento sin trabas, dijo en el encuentro Jesús González Barahona, cofundador en 1991 de PDSOFT, el primer grupo hispano de programas informáticos libre.
Una de las experiencias en la materia se lleva a cabo desde 1996 en la sudoccidental comunidad autónoma española de Extremadura, que preside el socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra.
El ministerio de Educación de Extremadura desarrolló el programa LinEx, mediante el sistema operativo libre GNU-linux, con un costo de unos 32.400 dólares, y eso permitió ahorrar unos 32,4 millones de dólares, dijo a IPS el ministro Luis Millán Vázquez.
Ya se han distribuido más de 180.000 copias a centros educativos y empresas pequeñas y medianas de Extremadura, y el ahorro aumentará a medida que continúe la distribución, apuntó.
