El ataque de Estados Unidos y sus aliados a Iraq provocó, aun antes de registrarse, el rechazo de los gobiernos de las principales naciones de América Latina, mientras organizaciones no gubernamentales acusaban al presidente George W. Bush de sepultar el multilateralismo, principio rector de la ONU.
Brasil, Chile, Cuba, México, Perú y Venezuela se expresaron contra una invasión a Iraq de espaldas a la ONU. Argentina reiteró su decisión de no participar de ningún modo en las operaciones militares.
Colombia, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá, en cambio, se manifestaron este martes a favor de Washington.
El ultimátum de 48 horas que el mandatario estadounidense dio el lunes al presidente de Iraq, Saddam Hussein para abandonar el poder y el país junto a sus hijos abrió paso a un escalamiento bélico de ineludibles efectos políticos y económicos sobre las naciones latinoamericanas y caribeñas.
El gobierno iraquí rechazó de inmediato el emplazamiento de Bush, acelerando los preparativos de guerra de los contingentes militares de Estados Unidos y Gran Bretaña, a los que se sumará una fuerza adicional de Australia. Los ataques comenzaron este jueves a la madrugada iraquí (noche del miércoles en el hemisferio occidental.
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México y Chile, los dos países de la región que forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), lamentaron el fracaso de las gestiones para un desarme de Iraq por vías diplomáticas y reprobaron la decisión de Estados Unidos, Gran Bretaña y España de recurrir al uso de la fuerza.
El gobierno de Brasil, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva, anticipó el lunes su rechazo a cualquier acción contra Iraq al margen de la ONU, mientras el canciller de Argentina, Carlos Ruckauf, adhirió a la propuesta del presidente chileno Ricardo Lagos de dar un plazo de tres semanas para un desarme verificable de Iraq.
En Cuba, el diario oficialista Granma destacó el ultimátum de Bush con una amplia cobertura a los aprestos bélicos, rechazados por el gobierno de Fidel Castro, mientras en Venezuela el canciller Roy Chaderton expresó su oposición a un conflicto armado, sobre todo en un área vital para el mercado petrolero, como Medio Oriente.
El gobierno colombiano de Alvaro Uribe adhirió en cambio a la ”Declaración de las Azores”, preludio del ultimátum de Bush, surgida de la reunión del domingo en ese archipiélago portugués, entre el mandatario estadounidense y sus pares de Gran Bretaña, Tony Blair, España, José María Aznar, y Portugal, José Manuel Durao Barroso.
Los presidentes Francisco Flores, de El Salvador, Ricardo Maduro, de Honduras, Enrique Bolaños, de Nicaragua, y Mireya Moscoso, de Panamá, expresaron también en una declaración conjunta este martes su respaldo a Bush. ”Ha llegado el momento definitivo para que el gobierno de Iraq se desarme”, dijeron.
La declaración de los cuatro gobernantes fue emitida en el marco del Sistema de Integración Centroamericana, conformado también por Belice, Costa Rica y Guatemala, cuyos gobiernos no se han pronunciado aún sobre el ultimátum a Saddam Hussein.
Dirigentes políticos, sociales y religiosos y analistas destacaron las posiciones de México y Chile, por su defensa del multilateralismo en el Consejo de Seguridad de la ONU y su resistencia a las presiones de Estados Unidos, que intentó alinearlos con la solución de fuerza.
”Compartimos metas, valores y propósitos con Estados Unidos, el Reino Unido (Gran Bretaña) y España. No obstante, discrepamos en esta ocasión en los tiempos y procedimientos” para el desarme de Iraq, dijo el presidente mexicano Vicente Fox en un discurso a sus compatriotas dos horas después de la alocución de Bush en Washington.
”México reitera la vía multilateral para la solución de los conflictos y lamenta el camino de la guerra”, señaló Fox. ”El mundo tiene que seguir impulsando soluciones que cumplan con la letra y el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas”, agregó.
Este martes, la cancillería chilena reiteró el rechazo a una intervención militar y expresó ”nuestra profunda decepción al constatar que los miembros del Consejo de Seguridad no hemos sido capaces de encontrar una respuesta en el ámbito multilateral a esta crisis”.
”Debemos entender que si llegamos a esta situación es porque entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad no fuimos capaces de encontrar una solución y, por lo tanto, debemos lamentar aquello y no condenarnos nosotros mismos”, dijo a su vez el presidente Lagos en un breve diálogo con la prensa.
La ex candidata presidencial ecologista y actual coordinadora de la organización Chile Sustentable, Sara Larraín, dijo a IPS que México y Chile asumieron una posición consecuente, ”que los colocó al mismo nivel de países europeos, como Francia y Alemania, que tienen mayor autonomía real frente a Estados Unidos”.
”Hay un fortalecimiento diplomático latinoamericano, en tanto las posiciones de Chile y México no fueron aisladas, sino que incluyeron constantes consultas regionales, sobre todo con Brasil”, añadió.
”Fue una gran suerte para América Latina que los dos lugares destinados a la región en el Consejo de Seguridad correspondieran a dos países con posiciones muy claras y muy firmes, y con grandes estadistas al frente”, apuntó el ex canciller mexicano Jorge Castañeda.
”México y Chile salieron más o menos bien librados en el Consejo de Seguridad al no tener que votar una resolución, pero eso durará poco, pues si son congruentes con sus posiciones y el discurso de la negociación y la paz deberán enfrentar en el mismo Consejo la actitud unilateral de Washington contra Iraq”, señaló a IPS José Luis Piñeiro, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana de México.
”Asistimos a la imposición de una superpotencia. Bush echa abajo los esfuerzos de 60 años de la sociedad planetaria. Así no hay gobernabilidad internacional posible a futuro. Hay un unilateralismo (de Washington) que pretende gobernar a la ONU”, acotó Larraín.
Daniel Camacho, coordinador de la no gubernamental Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica, dijo a IPS que Bush fortalece el unilateralismo, menosprecia normas jurídicas mundiales, debilita al sistema de la ONU y exporta con ”arrogancia” una particular visión del mundo y de la democracia.
La Comisión Nacional Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Chile manifestó este martes su ”categórico rechazo” al ultimátum de Bush.
”Esta medida unilateral debilita a este foro mundial (la ONU) que, pese a sus evidentes carencias, ha sido una expresión de progreso para la humanidad”, señaló.
Para Larraín el unilateralismo es una constante en la política de Bush, que ahora se traslada al campo político y de la seguridad.
Ya se había manifestado en su rechazo a compromisos multilaterales en el ámbito ambiental, como el Protocolo de Kyoto, la Convención sobre Cambio Climático y la Convención de Biodiversidad.
El gobierno de Estados Unidos ignora también el multilateralismo en la defensa de los derechos humanos con su boicot a la Corte Penal Internacional, añadió.
Coral Pey, coordinadora de la filial en Chile de la Alianza para un Comercio Justo y Responsable, señaló a IPS que Bush tiene como prioridad de su agenda el tema de la seguridad, con una visión militar que subordina por ahora otros aspectos, como el comercial.
Esto no implica que a Washington no le interese la construcción del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), pero le irá imprimiendo un sesgo más hegemónico en torno al neoliberalismo, alejándose definitivamente de los objetivos de desarrollo que en 1991 se plantearon con la Iniciativa para las Américas, indicó Pey.
La activista advirtió que es muy improbable que Estados Unidos adopte represalias contra Chile, como cancelar el tratado bilateral de libre comercio que ambos países terminaron de negociar en diciembre de 2002, ya que ello afectaría su credibilidad ante la región para la negociación del ALCA.
Larraín señaló que el rechazo al unilateralismo de Bush y el fortalecimiento diplomático de América Latina deben dar paso a una nueva dimensión de las negociaciones del ALCA en un mayor pie de igualdad, que incluya una reactivación del Mercosur.
Por otra parte, el alineamiento de España con Estados Unidos en la crisis iraquí no tendrá mayor impacto en la llamada comunidad iberoamericana, a juicio de Larraín.
Esta no existe como ”una construcción desde abajo en términos culturales, políticos y económicos, sino que se estructura en torno a las grandes inversiones españolas en América Latina”, concluyó.