Instituciones sanitarias de Estados Unidos pidieron al gobierno de ese país que abandone las negociaciones de un convenio internacional contra el tabaco, en vez de seguir socavando el esfuerzo de los demás países por lograr un texto enérgico.
La Sociedad del Cáncer Estadounidense, la Asociación del Corazón Estadounidense, la Asociación del Pulmón Estadounidense y la Campaña por una Infancia Libre del Tabaco demandaron a los negociadores de Estados Unidos que ”hagan sus maletas y regresen a casa”.
Estados Unidos participa junto con otros 190 Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la negociación del texto del convenio marco para el control del tabaco, cuya aprobación por los ministros de salud de esos países está prevista para mayo.
Los negociadores estadounidenses han presentado propuestas que no sólo debilitarían el tratado, sino que además retrasan el proceso de compromiso entre los delegados que procuran perfeccionar un texto firme, sostuvieron las cuatro instituciones sanitarias.
Una de esas propuestas es que las disposiciones del tratado sobre prohibición de la publicidad del tabaco tengan un alcance limitado por las normas constitucionales de cada país.
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Sólidas pruebas científicas demuestran que la forma más eficaz para eliminar la influencia del mercadeo del tabaco entre los jóvenes es una prohibición generalizada de la publicidad, alegó la directora del programa internacional en la Campaña por una Infancia Libre del Tabaco, Judith Wilkenfeld.
Estados Unidos también se opone a la mayoría de los demás países en la jerarquización de normas comerciales y sanitarias. Un numeroso grupo de delegaciones propicia la incorporación al tratado de una disposición que establezca la preeminencia del control del tabaco sobre acuerdos comerciales.
La delegación de Estados Unidos encabeza la oposición a esa propuesta, explicó Hatai Chitanondh, presidente del Instituto de Promoción de la Salud de Tailandia, que integra la delegación de su país y asiste a las negociaciones, reservadas exclusivamente a las representaciones oficiales.
La industria del tabaco recurre tradicionalmente a leyes comerciales para burlar las políticas de control, y en algunos casos lo ha hecho con apoyo de Washington, como ocurrió en los años 80 y 90, señalaron expertos.
La tabacalera Philip Morris invocó acuerdos comerciales internacionales cuando amenazó con desafiar una iniciativa de Canadá para prohibir el uso de los términos engañosos ”livianos” y ”suaves” en las etiquetas de los cigarrillos, apuntó Chitanondh.
Esa firma alegó que el proyecto canadiense contradecía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que asocia a Canadá con Estados Unidos y México, y el acuerdo internacional sobre patentes y marcas.
Instituciones especializadas independientes opinan que el tratado debe reconocer que la naturaleza letal de los productos del tabaco requiere un tratamiento diferente al que reciben productos beneficiosos en el marco de las normas internacionales de comercio.
Wilkenfeld dijo que los representantes de Washington pretenden lograr la aprobación de un tratado que contenga disposiciones contra el tabaco aun más débiles que las vigentes en Estados Unidos, por ejemplo en relación con la protección de los llamados fumadores pasivos, expuestos al humo que emiten otras personas.
La delegación estadounidense presentó una propuesta que constituye una verdadera ”cortina de humo”, porque no obliga a los Estados partes a la adopción de disposiciones severas en esa materia.
Otra iniciativa estadounidense, sobre las dimensiones de la leyenda de advertencia que las industrias deben imprimir en cada etiqueta de los productos del tabaco, contrasta con las pretensiones de la mayoría de los demás países.
Estados Unidos quiere acordar que esa advertencia sobre los perjuicios para la salud causados por el consumo de tabaco ocupe no más de 13 por ciento de la superficie de la etiqueta, y la la mayoría de los demás países proponen que ocupe por lo menos 15 por ciento de dicha área.
El presidente de la Sociedad del Cáncer Estadounidense, John R. Seffrin, dijo en un mensaje divulgado en Ginebra que Washington actúa en forma metódica para debilitar casi todos los aspectos del tratado.
Alfred Munzer, ex presidente de la Asociación del Pulmón Estadounidense, opinó que el gobierno de su país ha elegido ”ser el sirviente de la industria tabacalera y usar su poder para sabotear y debilitar el tratado”.
La Red para La Responsabilidad de las Transnacionales del Tabaco (NATT por sus siglas en inglés), una organización de activistas contra el tabaquismo, pidió que el tratado exija a las tabacaleras Philip Morris, British American Tobacco y Japan Tobacco Industries que paguen por los daños que han causado.
La OMS calcula que en el mundo hay actualmente unos 1.100 millones de fumadores, y que ese número aumentará a 1.640 millones en el año 2025, si no se adoptan medidas para impedirlo.
El consumo de tabaco causa unos cuatro millones de muertes por año, y si las tendencias vigentes se mantienen, en 2030 los decesos habrán aumentado a unos 10 millones anuales, de los cuales 70 por ciento se producirán en países en desarrollo, según especialistas.
El activista nigeriano Akinbode Oluwafeni, de Acción por los Derechos Ambientales, una organización que integra la NATT, dijo que la gran mayoría del mundo, encabezada por los países en desarrollo, mantiene su compromiso de adoptar un tratado sólido y de cumplimiento eficaz, que otorgue prioridad a la salud por encima del lucro de la industria del tabaco.
Unas pocas naciones, lideradas por Estados Unidos, siguen bloqueando todo avance en las cuestiones clave del tratado, pero nosotros esperamos que la salud pública prevalezca, enfatizó Oluwafemi.