El hambre acecha a 1,2 millones de personas en el norte de Uganda, 800.000 de ellas desplazadas de sus hogares por la guerra entre el gobierno y el insurgente Ejército de Resistencia del Señor (LRA).
Moses Ali, ministro de Asuntos de Refugiados, apeló a los donantes internacionales para que ayuden a las víctimas de la guerra establecidas en improvisados campamentos en la región septentrional de Acholi, donde actúa el LRA.
El trastorno general de las actividades económicas y la falta de lluvias afectaron las estrategias de adquisición de alimentos para los desplazados internos, declaró Ali al parlamento de este país africano.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas realizó un pedido similar a principios del año.
Estados Unidos respondió con una promesa de donación de 21 millones de dólares, Suecia con 2,9 millones, Gran Bretaña con 1,7 millones, Italia con un millón, Alemania con 500.000 dólares, Japón con cerca de 420.000 e Irlanda con unos 215.000 dólares.
La ayuda prometida por Estados Unidos, en especies, llegará en mayo.
Los fondos disponibles por ahora cubrirán sólo las necesidades de febrero y marzo. Se precisan contribuciones adicionales para cubrir el período de abril a principios de junio, instó Alí.
El LRA, liderado por el autoproclamado profeta Joseph Kony y con bases establecidas en el sur de Sudán, lucha desde 1986 en el norte de Uganda con el objetivo de derrocar al presidente Yoweri Museveni e instaurar un Estado fundamentalista cristiano basado sobre los 10 mandamientos bíblicos.
La organización insurgente opera en los septentrionales distritos de Gulu y Kitgum, conocidos como Acholiland, donde reside la gran mayoría de la comunidad étnica acholi.
Los rebeldes suelen amputar los labios y brazos de residentes de esos distritos, lo cual provocó el masivo desplazamiento de personas.
Además, Kony secuestró entre 1986 y 1999 a miles de niños de escuelas y aldeas de los distritos del norte de Uganda, a los que mantiene incomunicados en el sur de Sudán.
Los insurgentes envían a los varones al frente de guerra y convierten a las niñas en esclavas sexuales, denunciaron el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y otros organismos internacionales.
El conflicto retardó gravemente el desarrollo del norte del país. El PMA, el único proveedor de ayuda alimentaria de la región, advirtió el pasado octubre que la población enfrentaría una hambruna sin precedentes si los donantes no aportaban de inmediato 18.000 toneladas de alimentos.
Los combates entre el LRA y el ejército se intensificaron en los últimos meses y obligaron al presidente Museveni a acampar en la región luego de lanzar en marzo de 2002 la operación mano de hierro para aplastar a los rebeldes.
La población del norte de Uganda ya sufre horriblemente como resultado de los combates, y la destrucción de sus cultivos tiene un efecto terrible sobre su condición nutricional, destacó Ken Davies, director del PMA en Uganda.
No queremos vivir así. Queremos regresar a nuestros hogares y cuidar nuestros jardines. Estamos cansados de esto, manifestó Benjamin Obalim, un líder comunitario residente en un campo de desplazados en Awere, cerca de la ciudad de Gulu, a 328 kilómetros de la capital Kampala.
Nobert Mao, miembro del parlamento por el distrito de Gulu, dijo a IPS que los desplazados viven en campos de concentración y están a merced de los soldados.
Es el ejército es el decide cómo deben vivir. Si el ejército dice que no debe haber movimientos después de las 7 de la tarde, le obedecen. Si el ejército prohíbe salir del campamento en busca de alimentos, también le obedecen, afirmó el legislador.
Mao señaló que ninguna autoridad civil participó en la creación de los campamentos de desplazados en el norte.
Fue una orden militar. Muchas personas fueron obligadas a instalarse en los campamentos, sostuvo.
Como táctica de guerra, el gobierno ordenó la destrucción de cultivos y árboles frutales, con el argumento de que sirven para alimentar a los rebeldes.
En mi opinión, el ejército está contribuyendo con el hambre. Parece que la población civil ya no fuera un factor en el conflicto. ¿De qué otra forma se explica la tala de árboles frutales que podrían ser el último recurso para alimentar a una población hambrienta?, preguntó Mao.
El presidente Museveni descartó cualquier posibilidad de diálogo con los rebeldes, mientras que el LRA declaró que sólo negociará con la mediación de la comunidad internacional. (