El artista iraquí Hani Mazhar expone en la capital de Gran Bretaña su última pintura The Elm and the Palm Tree (El olmo y la palmera), una obra atrapante con un mensaje de paz.
La pintura muestra a un angel de paz con sus manos atadas, portando un rollo blanco con un mensaje que no quiere o no puede leer. A su lado hay una palmera sobre la que vuela un ave de rapiña. Al otro lado hay un olmo. El angel ya no puede remontar vuelo, y parece haber perdido las fuerzas para intentarlo.
El angel está atado entre el olmo y la palmera, entre dos mundos. El mensaje del rollo es vago. Como toda obra artística, esta pintura es abierta a varias interpretaciones, pero el angel parece simbolizar al pueblo de Iraq, que intenta en vano expresarse contra la guerra y por su libertad.
El toque del artista evita que el simbolismo se reduzca a una simple alegoría, y se convierte en un fuerte mensaje que se fija en la memoria de aquel que lo contempla. Esto es lo que convierte a una pintura en algo distinto a una pancarta, lo que distingue a una protesta a través del arte a una protesta callejera.
La pieza, que fue terminada en diciembre y será llevada también a la oriental ciudad española de Valencia, cautivó a los londinenses más que otras obras de Mazhar, no sólo por su imagen impactante, sino porque su tema es muy oportuno, en momentos en que parece inminente una invasión estadounidense a Iraq.
Mazhar vive en Londres porque no podía pintar con libertad en su Iraq natal, gobernada por Saddam Hussein desde 1978. Por eso la pintura también parece reflejar su deseo de libertad.
Sí, hay un mensaje en la obra, pero no pretendo que mi libertad lleve un mensaje necesariamente, dijo Mazhar a IPS.
Yo antes pensaba que podía usar mis pinturas como una especie de sobre para poner dentro mi mensaje. Pero luego me di cuenta de que era más importante mostrar lo que siento, lo que veo. Trabajé entonces para hacer mi arte más libre, y ahora me dedico a hacer algo sólo porque quiero, añadió el artista iraquí.
El arte es, en definitiva, la expresión de un artista, pero es verdad que también puede llevar un mensaje. El mundo visual tiene su propio lenguaje, explicó.
Mazhar admite que el arte no tiene repercusión en el mundo político, pero señala que de todas formas los artistas tienen mucho que decir.
No podemos simplemente esperar que nos controlen. No podemos ver algo o sentir algo y no expresarnos de la mejor manera que podemos. Si el mensaje llega a alguien, bien. Si no, entonces es un asunto entre artistas, afirmó.
Quizás, lo más atrapante de la pintura es la expresión del angel ante la imposibilidad de transmitir ese mensaje de paz. Pero Mazhar no se preocupa en pensar a quién va dirigido.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y las empresas petroleras quieren atacar a Iraq, y quieren hacerlo en nuestro nombre, sostuvo Mazhar, quien tampoco es defensor de Saddam Hussein.
Perdí a mi familia y a mi patria cuando Saddam Hussein llegó al poder. Entonces, Estados Unidos y Gran Bretaña me ayudaron, pero no nos escuchaban cuando decíamos que se trataba de un asesino, recordó el artista.
Mazhar afirma que Saddam Hussein mató al arte de su país, y está convencido de que si se hubiera quedado en Bagdad sólo se le habría permitido pintar retratos del presidente.
Intenté encontrar mi libertad a través del arte, señaló.
El artista nació en 1955 y pinta desde su niñez sobre todo aquello que venga a su mente. Le gusta en particular explorar el uso del blanco y negro, y aborda todo tipo de asuntos temáticos, sin restricciones.
No me voy a aislar en una esquina. Seguramente pintaré sobre otras cosas que no tendrán nada que ver ni con Bush ni con Saddam Hussein. Simplemente pintaré. ¿Sobre qué? Eso no importa, señaló Mazhar. (