La victoria electoral de Ariel Sharon en Israel y el discurso belicista de George W. Bush ante el Congreso estadounidense significaron dos malas noticias para el mundo árabe.
Por un lado, el temor a una reocupación israelí de territorios que habían pasado al autocontrol palestino desde 1994 se apoderó de los palestinos con la reelección el martes del primer ministro israelí Sharon y el fortalecimiento parlamentario de su partido Likud, de derecha.
Por otro, la guerra en Medio Oriente parece casi una realidad luego del discurso de Bush sobre ”El estado de la Unión”, también el martes, en el que confirmó su propósito de lanzarse a la guerra contra Iraq.
Los resultados electorales en Israel son particularmente ominosos porque se produjeron pocos días después de la mayor incursión israelí en ciudad de Gaza desde el estallido de la segunda intifada (insurrección) palestina, en septiembre de 2000.
La incursión dejó como saldo al menos 12 palestinos muertos y unos 50 heridos, pero no pareció afectar la decisión de los electores israelíes, que casi duplicaron el número de escaños parlamentarios del Likud.
La negativa del opositor Partido Laborista y la indefinición del partido laico Shinui sobre la incorporación al gobierno de unidad nacional convocado por Sharon aumentan la amenaza de un gobierno de la ultraderecha e incluso podrían perjudicar los vínculos de Israel con Estados Unidos y Europa.
El laborismo sufrió la peor derrota electoral de su historia y quedó con 19 escaños, mientras que el centrista Shinui se transformó en la sorpresa de los comicios al pasar de seis a 15 asientos parlamentarios. El Likud obtuvo 37 escaños.
La preocupación de los palestinos por una nueva invasión israelí también se basa en declaraciones del ministro de Defensa de Israel, Shaul Mofaz, quien se negó a descartar la posibilidad de reocupar la franja de Gaza si militantes palestinos continúan perpetrando ataques suicidas contra objetivos israelíes.
El ministro y principal negociador palestino Saeb Erekat manifestó temor a que la situación de su pueblo se deteriore por el giro de la política israelí hacia la derecha.
Después de reocupar Cisjordania durante su primer mandato, Sharon ”intentará reocupar la franja de Gaza tras formar su nuevo gobierno”, declaró el miércoles al canal estadounidense de noticias Cables News Network (CNN).
Sharon aprovechará la más que probable guerra de Estados Unidos contra Iraq para intensificar sus acciones contra los palestinos, alertó Erekat.
Mientras, el primer ministro de Líbano, Rafik Hariri, comentó que la victoria de la derecha en Israel implica que ”la idea de la paz ha sido archivada en ese país, donde la competencia entre los candidatos se basó en quién era más hostil a los palestinos y los árabes en general”.
La idea de la campaña era que ”cuanta más sangre palestina se derramara, más votos se ganarían”, afirmó Mohammed Jaled, director de una empresa periodística de Emiratos Arabes Unidos.
El diario israelí de izquierda Haaretz comentó que ”con el giro del electorado a la derecha y el colapso del proceso de paz, Sharon se enfrenta a la pesadilla de un gobierno estrecho y extremista”.
El primer ministro ”perdió la respetabilidad que le otorgaba el laborismo como fachada de sus políticas de fuerza”, sostuvo el periódico, y advirtió que la guerra en Iraq volverá infructífero cualquier esfuerzo por promover el proceso de paz en Medio Oriente y formar un estado palestino independiente.
El estado de ánimo en el mundo árabe se deprimió todavía más cuando Bush prometió en su discurso del martes intensificar sus esfuerzos para ”buscar la paz entre un Israel seguro y una Palestina democrática”.
En cuanto a Iraq, el presidente estadounidense advirtió que ”si Saddam Hussein no se desarma por completo, por la seguridad de nuestro pueblo y por la paz del mundo, encabezaremos una coalición para desarmarlo”.
”En lugar de buscar una solución para el problema esencial en Medio Oriente (el conflicto palestino-israelí), Bush agrega leña al fuego al abrir otro frente peligroso”, señaló Ghassan al-Jashi, un analista político independiente de Emiratos.
Además, agregó, ”el discurso no aclaró de qué forma Iraq puede amenazar la seguridad de los estadounidenses”.
”Hasta que se presenten pruebas de las acusaciones de Washington, (…) los árabes no creeremos en esa amenaza, y hasta que se forme un estado palestino, el terrorismo, la violencia y la inestabilidad política continuarán”, concluyó Al-Jashi.


