Uno de los miles de policías que custodian las instalaciones del Foro Económico Mundial (FEM), cuyas sesiones comenzaron este jueves en el sudoriental poblado suizo de Davos, confesó a IPS su deseo de que temperaturas bajo cero desalienten manifestaciones de protesta.
Si los activistas no se arredraran ante las condiciones climáticas, les arrojaríamos agua con mangueras, y eso les haría daño con este frío, dijo el policía, que no quiso ser identificado, mientras sostenía su casco en una mano y su bastón en la otra, con claras muestras de nerviosismo.
Miles de funcionarios policiales, militares y guardias privados se reunieron para garantizar la seguridad de la 33 reunión anual del FEM, que durará cinco días y reúne a grandes empresarios, economistas y políticos de numerosos países, así como representantes de organismos internacionales.
Los críticos sostienen que el FEM es parte de un conjunto de organizaciones internacionales no democráticas, creadas por poderosos empresarios y gobernantes para dirigir en forma unilateral la economía del mundo, y opositores a la reunión fueron autorizados a manifestarse este sábado.
El encuentro de este año del FEM se realiza en el contexto internacional de un probable ataque de Estados Unidos contra Iraq, una economía estancada y creciente desconfianza de la opinión pública hacia las fuerzas dominantes en el Foro, cuya consigna central es justamente Construir confianza.
Queremos reconstruir la confianza en la economía mundial, dijo Justin Blake, del equipo del FEM encargado de medios de comunicación.
La amplia agenda de la reunión, registrada en un programa de 87 páginas, incluye la relación de las empresas con el resto de la sociedad, la diversidad social, el cambio climático, la seguridad y las respuestas a la recesión económica.
En esa agenda figuran asuntos tan distintos como Volatilidad de los precios del petróleo, Construcción de la nación afgana, y El amor: una cuestión de confianza.
El presidente del FEM, Klaus Schwab, pidió a los participantes en la sesión inaugural de este jueves que encabecen campañas de limpieza para recuperar credibilidad, tras escándolos como el de la quiebra de la firma estadounidense Enron.
Schwab afirmó en declaraciones a la emisora estatal británica de radio y televisión BBC que la integridad personal es la base de la confianza.
Entre los más de 2.300 participantes en la reunión, las figuras políticas más conocidas son el nuevo presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) estadounidense Colin Powell y el mandatario mexicano Vicente Fox.
También el primer ministro malasio Mahathir Mohamad, el rey jordano Abdulá II y el ex primer ministro israelí Shimon Peres.
Se han reunido en Davos unos 1.300 grandes empresarios, entre ellos Bill Gates, de Microsoft, Douglas Daft, de Coca Cola, Nobuyuki Idei, de Sony, y Carly Fiorina, de Hewlett-Packard.
El costo de asistir para quienes pagan por estar presentes es 35.000 dólares.
Militares que integran el dispositivo de seguridad tienen órdenes de derribar a cualquier aeronave sospechosa que ingrese en la zona de exclusión de vuelos sobre Davos, y el sonido de helicópteros de combate rompe el habitual silencio de la montañosa zona.
Las estrechas calles son patrulladas por funcionarios de seguridad con variados uniformes, algunos de ellos provenientes de Alemania, y en ocasiones detienen a transeúntes para verificar sus documentos de identidad. Otros pasean a perros Doberman entrenados para reconocer el olor de sustancias explosivas.
Los manifestantes quieren luchar con la policía, dijo el agente que había expresado su deseo de intenso frío.
Vienen de todas partes de Europa, saben que la policía suiza es amable, y quieren aprovecharse de eso. Buscan aparecer fotografiados en los diarios, aseguró el funcionario, a quien IPS preguntó de dónde sacaba sus ideas sobre los activistas y respondió: de mi jefe.
El amplio despliegue de fuerzas de seguridad y la mentalidad de ese policía pueden resultar reveladores acerca de la satanización de las protestas por parte de los organizadores del FEM.
Los organizadores de protestas en Davos y en otras reuniones de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados critican con dureza el rumbo impuesto por esas instituciones a la globalización de la economía.
Integran el G-7 Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
Según los activistas, la mayoría de los gobernantes, empresarios y funcionarios internacionales más poderosos son responsables de quiebras como las de Enron, crisis bursátiles, desastres económicos en América Latina y tragedias sociales en muchos otros lugares del mundo en desarrollo.
La globalización es aún una experiencia frágil e incompleta, alegó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en una carta a los participantes.
Las grandes corporaciones tienen ante sí una opción simple: pueden hacer más para reconciliar a los mercados con las más amplias necesidades sociales, o pueden ser percibidas como parte del problema, añadió.
Los más antiguos asistentes al FEM suelen comentar en estos días que la institución ha perdido parte de su atractivo, y que debe esforzarse por recuperar influencia internacional.
Schwab afirmó el martes que en la sesión de este año se espera lograr una mejor comprensión de la economía mundial.
Hace siete u ocho años, podíamos proponer soluciones. Pero en la actualidad hay muy pocas a la vista. Habremos hecho mucho si podemos contribuir a una mejor comprensión de los problemas, sostuvo.
El año pasado, el FEM abandonó su tradicinal sede suiza y se reunió en Nueva York, como expresión de solidaridad tras los atentados de septiembre de 2001 en esa ciudad y en Washington. (