La única forma de enfrentar el creciente rechazo a la globalización en el Sur es convertir el comercio en motor del crecimiento y del desarrollo humano, afirmó el PNUD en un nuevo informe.
Para ese fin, la Organización Mundial del Comercio debe incorporar cuatro principios básicos, recomienda el informe del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), titulado Poniendo el comercio mundial a trabajar para la gente.
El primer principio es que el comercio debe ser considerado un medio y no un fin en sí mismo, y el segundo, que las normas comerciales deben tener en cuenta las diferencias entre regiones y países.
En tercer lugar, se deben reconocer los derechos de los países a proteger sus instituciones y prioridades de desarrollo, y por último, no se debe permitir que ningún país imponga a otros sus preferencias institucionales, recomendó el PNUD.
Las instituciones multilaterales de comercio deben dejar de impulsar la liberalización comercial para promover el desarrollo, porque no hay pruebas de que la liberalización fomente el crecimiento y alivie la pobreza, señala el estudio, publicado el jueves.
El informe del PNUD no exhorta a los países en desarrollo a abandonar a la Organización Mundial del Comercio (OMC), aclaró Alí S. Mchumo, subsecretario general de la Comunidad de Africa Oriental, en declaraciones a IPS durante el lanzamiento de la publicación.
Más bien, esa institución provee un importante marco democrático y tiene la capacidad necesaria para maximizar los beneficios potenciales del comercio, pero si no logramos cambiar sus normas, al menos tenemos la oportunidad de nombrar y avergonzar a nuestros opresores, agregó Mchumo.
El PNUD comenzó la investigación que dio origen al informe luego de la inconclusa reunión ministerial de la OMC en Seattle, Estados Unidos (1999), donde hubo fuertes protestas de activistas contra la globalización.
Trabajaron en la investigación expertos gubernamentales, académicos y miembros de la sociedad civil, en asociación con la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Fundación Heinrich Boll y el Fondo Mundial Wallace.
Munir Akram, embajador de Pakistán ante la ONU, contó que casi se rieron de él cuando presentó en 1996 un documento sobre las preocupaciones de los países en desarrollo.
Pero actualmente, gobiernos de países ricos y pobres, empresas multinacionales y la sociedad civil coinciden en que se debe hacer algo para contrarrestar los efectos negativos de la globalización, observó Kamal Malhotra, principal autor del informe.
La combinación del capitalismo desenfrenado con normas comerciales amañadas hace que los países en desarrollo se hundan cada vez más en la pobreza, sostiene el estudio.
Los países ricos de hoy gozaban en el pasado de muchas de las protecciones que hoy niegan a los países en desarrollo, agrega.
Mark Malloch Brown, administrador del PNUD, aclaró que su agencia no está en contra del libre comercio. No hay un motor más importante del desarrollo que el comercio, pero los países en desarrollo deben beneficiarse más del proceso, dijo.
El estudio compara los casos de Vietnam y Haití.
Vietnam, que no forma parte de la OMC, adoptó desde los años 80 reformas económicas graduales, y todavía mantiene monopolios de importación, restricciones cuantitativas y aranceles altos a las importaciones agrícolas e industriales.
Con esas medidas, ese país del sudeste asiático logró un crecimiento económico superior al ocho por ciento anual.
Por otra parte Haití, el país más pobre de América Latina y uno de los más pobres del mundo, adoptó rápidas medidas de liberalización entre 1994 y 1995 a instancias del Banco Mundial, como el recorte de los aranceles de importación y la eliminación de todas las restricciones cuantitativas.
Sin embargo, la economía nacional sigue hundida y los indicadores sociales empeoraron.
La integración con la economía mundial debe ser posterior al crecimiento y el desarrollo, y no anterior, observó Malhotra.
Por ejemplo, India y China, citados a menudo como ejemplos de lo que la apertura puede lograr, aplicaron sus principales reformas comerciales luego de 10 años de constante crecimiento económico.
Incluso ahora, las restricciones comerciales impuestas por esos dos países asiáticos – – los dos más poblados del planeta – – siguen figurando entre las más estrictas del mundo, señala el informe.
Los países de bajos ingresos tienen poco con qué negociar, porque ninguna represalia de parte de ellos tendría consecuencias financieras importantes para los países ricos, apuntó Malhotra.
El autor del informe sugirió incluir en la agenda de la OMC una cláusula de acción colectiva para que los países en desarrollo puedan actuar de manera más unificada. (