La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) admitió su incapacidad de verificar si Corea del Norte está desviando material físil para producir armas nucleares.
El desafío de Corea del Norte, que decidió reanudar su programa nuclear contra acuerdos internacionales, constituye una situación insostenible y sienta un precedente peligroso, advirtió Mohamed el Baradei, director general de la agencia.
La situación puede llevar a pensar que el incumplimiento de las obligaciones de no proliferación puede ser tolerado, previno El Baradei, quien lamentó la incapacidad de su agencia para cambiar el estado de cosas.
La AIEA, una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con sede en Viena, tiene por mandato prevenir la proliferación de armas nucleares.
Baradei dijo el lunes que las próximas semanas y meses serán definitorios para el futuro del régimen de no proliferación.
Sólo tendremos éxito si todas las partes del régimen comprenden que las disputas no pueden resolverse mediante la amenaza del uso de armas atómicas, declaró el director general.
Corea del Norte renegó la semana pasada de un acuerdo bilateral firmado en 1994 con Estados Unidos al declarar su intención de reanudar su programa nuclear y expulsar a dos inspectores de armas de la AIEA que supervisaban sus instalaciones nucleares.
La junta directiva de 35 miembros de la agencia, que se reunió en Viena el lunes, condenó la decisión de Pyongyang de expulsar a los inspectores, que vuelve a la agencia incapaz de verificar el programa nuclear norcoreano.
Asimismo, la AIEA deploró en sus términos más duros los actos unilaterales de Corea del Norte para impedir el funcionamiento de los equipos de vigilancia de la ONU en sus instalaciones nucleares.
Jean-Marc de la Sabliere, embajador de Francia ante la ONU y actual presidente del Consejo de Seguridad, declaró a la prensa que la cuestión de Corea del Norte no se trató en la reunión a puertas cerradas que el órgano ejecutivo del foro mundial mantuvo el lunes.
El problema está en el ámbito de la AIEA, dijo, y no aclaró si el asunto se planteará en el Consejo.
Estados Unidos, que promueve una guerra contra Iraq por su supuesta posesión de armas de destrucción masiva, descartó una acción militar contra Corea del Norte por temor a las represalias de Pyongyang contra Corea del Sur y Japón, dos aliados estadounidenses en la región.
Además, Estados Unidos tiene unos 37.000 soldados desplegados en suelo surcoreano que serían vulnerables a un contraataque de Pyongyang.
Esta no es una confrontación militar, sino diplomática, declaró a la prensa el presidente estadounidense George W. Bush.
Aunque a Washington le complacería que el Consejo de Seguridad adoptara sanciones contra Pyongyang, es improbable que promueva una resolución en ese sentido porque tal medida sería rechazada por China, otro miembro permanente del Consejo (con poder de veto) y aliado político de Corea del Norte.
Oficialmente, Pyongyang declaró que pondría en funcionamiento su reactor nuclear para generar energía eléctrica, tras la decisión de Estados Unidos y otros países occidentales de suspender los embarques de petróleo.
La suspensión respondió a la constatación de que Corea del Norte había continuado con su programa de armas nucleares en violación del acuerdo de 1994 con Estados Unidos.
Se cree que Pyongyang está muy cerca de producir armas atómicas, y algunos analistas piensan que ya las posee.
Corea del Norte es un peligro inmediato para los intereses de Estados Unidos mucho mayor que (el régimen iraquí de) Saddam Hussein, declaró el senador estadounidense Joe Biden, presidente saliente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
El ex secretario de Estado (canciller) estadounidense Warren Christopher expresó una opinión similar en el diario The New York Times la semana pasada.
Me preocupa que nos encaminemos a la guerra (contra Iraq) sin tomar en cuenta nuestras prioridades, escribió Christopher.
El Baredei instó al diálogo para resolver las diferencias con Corea del Norte, pero Washington descartó esa posibilidad con el argumento de que equivaldría a ceder al chantaje.
Estados Unidos parece paralizado por la convicción de que el diálogo sería una recompensa al mal comportamiento, comentó Don Oberdorfer, periodista residente de la Facultad Nitze de Estudios Internacionales Avanzados, de la Universidad Johns Hopkins.
Si Washington se aferra a esta posición, una crisis en el noreste de Asia será apenas cuestión de tiempo, advirtió Oberdorfer, autor del libro Las dos Coreas: Una historia contemporánea.