Pescadores descubrieron nuevas manchas de combustible muy cerca de la costa sudoccidental de Francia sobre el océano Atlántico, procedentes del buque petrolero Prestige, hundido el 19 de noviembre.
Hasta la semana pasada, unos 900 bomberos, pescadores, soldados y voluntarios creían haber limpiado cientos de manchas de fuel que afectaban la costa francesa, pero el viento cambió de dirección, y las tareas de limpieza debieron reiniciarse.
Mientras los tanques del Prestige sigan perdiendo combustible, las manchas seguirán llegando a nuestras playas, sostuvo el concejal de la sudoccidental aldea francesa de Vendayes- Montalivet, Didier Ayot, ubicada a siete kilómetros de la costa atlántica.
Deberíamos abrir los tanques y extraer el fuel, de lo contrario la contaminación continuará durante meses, o incluso años, opinó.
El buque tanque monocasco Prestige, de 26 años de edad, naufragó a 300 kilómetros de la costa noroccidental de España junto con su peligrosa carga de 77.000 toneladas de fuel.
Las autoridades españolas apostaron a que el fuel se solidificaría por la baja temperatura del agua y se mantendría en los tanques, pero desde entonces se han derramado unas 20.000 toneladas.
Las pérdidas de combustible – – más liviano que el petróleo – – comenzaron a afectar la costa sudoccidental francesa en víspera de Año Nuevo, y desde entonces continúan llegando intermitentemente a playas entre la meridional Biscarrose, cerca de la frontera con España, hasta la isla turística de Re, 300 kilómetros al norte.
Diez embarcaciones equipadas con rastras (redes especiales con plomadas para alcanzar el fondo del mar) recogieron unas 450 toneladas de fuel, pero la tarea ha probado ser insuficiente.
Según las primeras estimaciones oficiales, la limpieza de la costa tendría un costo de 50 millones de dólares, aunque esto no incluye los pagos de compensaciones a los pescadores locales.
Las nuevas manchas avistadas por pescadores aparecieron luego que autoridades locales levantaron la prohibición a la venta de pescados y mariscos de la región, impuesta el 4 de este mes, y que afectó particularmente al comercio de ostras.
El fin de la prohibición se debió a las protestas de los pescadores, pues la temporada de ostras se extiende de enero a abril.
Unas 350 empresas, que emplean a más de 1.000 personas, obtienen unas 12.000 toneladas anuales de ostras en la región.
Mientras, en la costa noroccidental también han aparecido manchas de combustible, aunque no provienen del Prestige, sino de prácticas ilegales de otros buques petroleros, según análisis químicos efectuados.
Estas maniobras incluyen lavado de motores y lastrado, una práctica que consiste en llenar con agua tanques vacíos de combustible, con el fin de mantener el peso crítico de la embarcación.
De acuerdo a organizaciones ambientalistas, ambos procesos provocan importantes derrames de petróleo.
Debido a estas prácticas, más de 1,5 millones de toneladas de petróleo se arrojan al mar por año, según la ecologista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
La contaminación que producen estas maniobras supone un peligro 20 veces mayor a las pérdidas de combustible del Prestige, sostuvo el experto Laurent Debas, de WWF.
El gobierno de Francia prevé la creación de una zona ecológica protegida en el mar Mediterráneo, para resguardar la costa de tales filtraciones.
De acuerdo a la iniciativa, serán penados los buques contaminadores que se encuentren a una distancia de hasta 22 kilómetros de la costa.
La zona marítima y económica del Atlántico Norte permite que los gobiernos de la región actúen contra barcos infractores hasta 200 kilómetros mar adentro.
Aunque las medidas anunciadas son bienvenidas, Debas advirtió que la mayor parte de las prácticas ilegales se llevan a cabo más allá de la zona de 200 kilómetros.
Por esto, los buques se encuentran bajo la jurisdicción del país donde son registrados. Los gobiernos rara vez actúan contra los propietarios de los buques por pacciones ilícitas en aguas internacionales, añadió Debas.
Los daños para la costa francesa aún son menores a los padecidos por la vecina España debido al hundimiento del Prestige y a los sufridos en Francia por los derrames del buque petrolero Erika hace tres años.
Erika cargaba 20.000 toneladas de petróleo cuando se hundió en la costa atlántica francesa en 1999.
La mancha negra contaminó 500 kilómetros de costa entre las localidades de Brest y La Rochelle, lo cual ocasionó la muerte de miles de aves marinas, destruyó bancos de peces y de ostras y paralizó el turismo durante meses. (