Serbia se enfrenta a la parálisis de sus instituciones democráticas tras la anulación de las elecciones presidenciales del domingo, por tercera vez consecutiva, debido a la baja participación electoral.
Los comicios celebrados el domingo no son válidos porque apenas 45,2 por ciento de los ciudadanos habilitados concurrieron a las urnas, mientras las leyes electorales exigen una participación mínima de 50 por ciento.
Esta es la primera gran crisis política desde octubre de 2000, cuando Slobodan Milosevic fue expulsado del poder, dijo a IPS el analista Vladimir Goati.
Debemos tratar de evitar la parálisis de las instituciones de esta frágil democracia, exhortó.
Los tres candidatos presidenciales eran el actual presidente de la República Federal de Yugoslavia (constituida por Serbia y Montenegro), Vojislav Kostunica, el líder ultranacionalista serbio Vojislav Seselj y Borislav Pelevic, líder de un pequeño partido nacionalista.
Kostunica obtuvo 1,7 millones o 58 por ciento de los 2,9 millones de votos emitidos, en un electorado de 6,5 millones de ciudadanos, mientras Seselj obtuvo 36 por ciento y Pelevic 3,4 por ciento.
Las dos rondas electorales anteriores, en septiembre y octubre últimos, también fracasaron porque la participación no llegó a 50 por ciento.
Es claro que un gran grupo de votantes reformistas no tuvieron su candidato en las elecciones. Este es un mensaje para los políticos, comentó el analista Srecko Mihailovic.
Serbia y la pequeña república de Montenegro, que tiene una población de 650.000 habitantes, poseen sus propios presidentes, primeros ministros y parlamentos.
El mandato del actual presidente de Serbia, Milan Milutinovic, vence el 6 de enero.
La presidenta del parlamento, Natasa Micic, de 37 años, puede asumir la presidencia de Serbia, según una interpretación flexible de la Constitución, señaló Bozo Prelevix, un experto constitucional de la organización no gubernamental Lex.
Sin embargo, este lunes Kostunica rechazó de plano esa probabilidad y se negó a reconocer los resultados de las últimas elecciones.
No reconoceremos el resultado de estos comicios, declaró el presidente yugoslavo horas después del cierre de las urnas. Crimen es la palabra correcta para calificar lo que ocurrió aquí, agregó.
Kostunica afirmó que las irregularidades en las listas de votantes le robaron su victoria y anunció acciones legales para impugnar los resultados.
Según el mandatario yugoslavo, el registro de votantes contiene 600.000 nombres de personas que fallecieron o emigraron, y culpó por esto al gobierno del primer ministro serbio Zoran Djindjic.
Kostunica y Djindjic estaban juntos cuando Milosevic fue derrocado en un alzamiento popular, hace dos años, luego de que el entonces presidente se negara a reconocer la victoria electoral de Kostunica.
El actual presidente de Yugoslavia es un nacionalista moderado, mientras el liberal Djindjic conduce las reformas de mercado a una velocidad dolorosa para la mayoría de los serbios.
No está claro si se repetirán las elecciones, pero Kostunica advirtió que no se presentará nuevamente y en cambio anunció que su partido presentará una moción de censura contra el gobierno de Djindjic esta semana.
Kostunica podría lograr su objetivo de derrocar al gobierno, pero sólo con el apoyo del Partido Socialista y del Partido Radical Serbio de Seselj.
Esa sería una medida destructiva que pondría en peligro la estabilidad de Serbia, su frágil democracia, las reformas y la imagen que tratamos de mejorar desde la caída de Milosevic, advirtió Goati.
Los líderes políticos deben tener sabiduría y visión, y no guiarse por los métodos de Milosevic, cuya década de gobierno estuvo marcada por la adopción de leyes adecuadas a su propia conveniencia, exhortó el analista.
Ahora, Serbia está ingresando en tiempos turbulentos que creímos terminados cuando cayó Milosevic, concluyó. (FIN/IPS/tra- en/vz/ss/mlm/ip/02