El empleo en América Latina y el Caribe sufre la peor crisis de los últimos 25 años debido a la globalización económica, sostuvo el informe Panorama Laboral 2002 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentado este lunes en la capital peruana.
La actual situación social regional es aun más grave que las causadas por la deuda externa en la primera mitad de los años 80, por las consecuencias de la crisis financiera mexicana de 1995, conocidas como efecto Tequila, y por las de la crisis asiática de 1998-99, afirmó el director general de la OIT, Juan Somavía.
Somavía presentó el informe a más de 400 representantes de gobiernos, organizaciones empresariales y sindicales de 35 países de América.
La OIT comparó el desempleo urbano de los primeros nueve meses de este año con los del mismo periodo de 2001, y halló aumentos de 16,4 a 21,5 por ciento en Argentina, de 6,2 a 7,3 por ciento en Brasil, de 6,1 a 6,8 en Costa Rica, de 2,4 a 2,8 por ciento en México, de 9,4 a 9,7 por ciento en Perú, de 15,4 a 16,5 por ciento en Uruguay, y de 13,9 a 15,5 por ciento en Venezuela.
En promedio, el desempleo urbano regional es en la actualidad de 9,3 por ciento, calculó el organismo.
También destacó el incremento de la informalidad laboral, y señaló que de 1990 a 2002, siete de cada 10 nuevos empleos en la región fueron informales.
En referencia al aumento de la precarización laboral, la agencia subrayó que sólo seis de cada 10 nuevos empleos tienen acceso a los servicios de la seguridad social y únicamente dos de cada 10 ocupados en el sector informal cuenta con protección social.
Según el informe, la situación laboral latinoamericana se caracteriza por expansión de la desprotección social, persistente negación de los derechos laborales y deficiencias en el diálogo social.
Somavía instó a gobiernos y empresarios de la región a tener en cuenta la grave crisis que viven algunos países y aplicar de inmediato políticas sociales de emergencia que impidan la explosión de la pobreza, el hambre y la desesperación de millones de desempleados.
Estamos ante poblaciones desesperadas que no entienden cómo sus países han llegado a tal situación y que en muchos casos se sienten como los auténticos parias de la globalización, dijo el director general a periodistas antes de la presentación, en aparente alusión a la situación argentina, que describió como exponente extremo de la crisis.
Si no se revierte esta crisis, la actual situación podría deteriorarse más aún, agravando la pobreza y la exclusión social, poniendo en peligro la estabilidad política de muchos países, y amenazando inclusive la capacidad de la convivencia democrática en las sociedades latinoamericanas, añadió.
Los autores del informe identificaron como causas del aumento del desempleo la desaceleración del crecimiento de las economías mas industrializadas, en especial la de Estados Unidos, la caída de precios de algunas de las principales materias primas exportadas por la región y la depresión argentina.
El impacto de la crisis actual recae sobre países que en su mayoría ya arrastraban consigo la pesada carga de una cuantiosa deuda social pendiente desde los (años) 80, provocando un mayor déficit del trabajo decente, apuntaron.
La OIT no utiliza la categoría subempleo, presente en las estadísticas oficiales de la mayoría de los países de la región, y prefiere hablar de falta de trabajo decente, o sea del que se ajusta a leyes nacionales y compromisos internacionales, con protección de sistemas de seguridad social.
La región entró a la era de la globalización con un déficit del trabajo decente.
En 1990, tenían trabajos no decentes 63 millones de trabajadores urbanos, o sea 45 por ciento de la población económicamente activa (PEA), y la cantidad aumentó este año a 93 millones, o sea 50,5 por ciento de la PEA, informó el director regional de la OIT para el continente americano, Agustín Muñoz.
Muñoz y Somavía admitieron que la creciente integración comercial puede tener efectos favorables para las economías, pero resaltaron que hace más vulnerables a los países de menor desarrollo.
En la actualidad, dos tercios de la PEA de América Latina está fuera de las redes de la seguridad social en materia de prestaciones de salud o de pensiones, advirtió la OIT.
La situación resulta particularmente aguda en el caso de las mujeres económicamente activas, quienes en un 80 por ciento carecen de toda protección de las instituciones de seguridad social, subrayó.
Otros factores que deterioran la situación laboral son graves deficiencias de la institucionalidad democrática, propagación de la corrupción política hasta niveles sin precedentes, y pérdida de confianza de la sociedad en la independencia de los poderes y en la seguridad jurídica, según el informe.
Somavía mencionó también los efectos de procesos de reforma del Estado y privatización de empresas públicas, que caracterizaron las políticas gubernamentales en la región en los años 90.
Casi nadie está satisfecho con las reformas de los aparatos estatales. Algunos porque piensan que desvirtuaron la naturaleza del Estado, y otros porque suponen que dificultan el buen funcionamiento del mercado, comentó.
La privatización en muchos casos ha sido beneficiosa para la población, pero en muchos otros no. La población no percibe los beneficios de haber pasado de un monopolio público a uno privado, sin mejoras en el servicio y con tarifas mas altas, alertó Somavía.
Las proyecciones de la OIT para 2003 son levemente optimistas, y prevén que el producto interno bruto regional crecerá tres por ciento.
Eso permitiría esperar una leve recuperación del empleo en la región, que situaría el desempleo en 8,6 por ciento, un nivel cercano al registrado a fines de los años 90, según la agencia. (FIN/IPS/al/mp/lb/02