SALUD-CUBA: Mejor educación sexual para combatir abuso de abortos

La legalización del aborto redujo al mínimo las muertes maternas en Cuba, pero multiplicó su práctica, dejando al descubierto la ineficacia de programas educativos y de planificación familiar.

Investigaciones y estadísticas oficiales demuestran que las mujeres acuden a la interrupción del embarazo, legalizado en 1965, como si fuera un anticonceptivo más, obviando o desconociendo los riesgos de ese método quirúrgico.

”Una política de aborto legal más liberal puede reducir a la larga la incidencia de abortos criminales y la disminución de la morbilidad y la mortalidad”, señaló un estudio del ginecólogo y obstetra Ignacio González y la pediatra Emilia Miyar.

González y Miyar, quienes se han especializado en sexología, aseguran que este proceso tiene que estar acompañado de programas de educación sexual y de una adecuada política de planificación familiar que permitan reducir el ”uso indiscriminado del aborto”.

En las maternidades puede verse a diario adolescentes de 12 o 13 años que han quedado embarazadas por haber desechado protección alguna en su primera relación sexual y jóvenes y mujeres adultas que se niegan a usar anticonceptivos y en algunos casos recurren al aborto más de una vez al año.

Casi todas esas mujeres han oído hablar de anticonceptivos, pero muchas no los usan. Además, en la mayoría de los casos se constata irresponsabilidad de ambos miembros de la pareja a la hora de protegerse para evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

”Este es mi tercer aborto y nunca he tenido ningún problema. Siempre vengo con miedo, pero al final no pasa nada, salgo bien y cuando pasa el tiempo se me olvida el mal rato y vuelvo a lo mismo”, narró a IPS Rosa Martínez, de 32 años.

Martínez toma pastillas anticonceptivas hace más de cinco años, pero a veces se olvida de hacerlo y su pareja se rehúsa a utilizar el condón en las relaciones sexuales. ”A mi esposo no le gusta hacer el amor con preservativo y, como no estamos acostumbrados, casi siempre me doy cuenta muy tarde”, explicó.

El año pasado se realizaron 69.563 interrupciones de embarazo en Cuba, que equivale a 20,6 por cada 1.000 mujeres entre 12 y 49 años y 49,8 por cada 100 partos, indican los datos provisionales del Anuario Estadístico de Salud que publica el Ministerio de Salud Pública.

Esa cantidad significa un descenso importante respecto de 1986, cuando se registraron 160.926 abortos, aunque la estadística de 2001 no incluye las regulaciones menstruales realizadas y de las cuales alrededor de 70 por ciento podrían ser realmente interrupciones voluntarias del embarazo.

La llamada regulación es un procedimiento usado para inducir la menstruación sin que se haya determinado el embarazo, en general antes de que hayan transcurrido seis semanas a partir del último sangrado.

Las muertes maternas causadas por aborto descendieron desde su legalización en 1965 de 120 por 100.000 nacidos vivos a siete por 100.000 en 2000, según datos preliminares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que al menos 80.000 mujeres mueren cada año en el mundo y muchas más experimentan problemas físicos o mentales de por vida como resultado de abortos inseguros.

Unos 20 millones de los 40 a 60 millones de interrupciones de embarazo que se realizan anualmente en el mundo son practicados por personal no capacitado y carente de las mínimas condiciones para una intervención médica de ese tipo.

Esa situación es diferente en Cuba, donde todos los abortos se realizan de forma gratuita, en instituciones hospitalarias y a solicitud de la mujer. Sin embargo, el abuso de esa práctica preocupa a las autoridades de la salud y a especialistas.

El informe denominado Perfil Estadístico de la Mujer Cubana, publicado en 2000 por la gubernamental Oficina Nacional de Estadísticas, indicó que entre 1968 y 1996 se contabilizaron 5,6 millones de niños nacidos vivos y se realizaron unos 3,2 millones de abortos.

”El aborto como medio de regular la fecundidad constituye un valor en determinados sectores sociales cubanos, que, incluso, tiene rasgos tradicionales transmitidos sucesivamente de una generación a otra”, apuntó el estudio.

La publicación oficial señaló que sólo así puede explicarse su uso reiterado por mujeres adultas, con determinado número de hijos, y también por adolescentes, algunas de ellas muy jóvenes y que repiten el patrón familiar.

A ello contribuye también el hecho de que la anticoncepción es una práctica de todos los días, mientras que el aborto es visto como una solución a un problema que puede o no pasar y que la mayoría de las mujeres piensa que no les tocará.

”Debemos diseñar programas de educación sexual donde el enfoque de la contracepción no sea el mismo para los adultos con parejas estables, que sí necesitan la anticoncepción para espaciar el nacimiento de sus hijos y planificar sus familias, que para los jóvenes”, advirtió la propuesta de González y Miyar.

Los dos especialistas opinaron que los planes para las generaciones más jóvenes deben ser más integrales e incluir información que les permita tener coitos más placenteros, disfrutar mejor las relaciones sexuales, protegerse contra embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Fnuap) apoya desde hace varios años el programa de educación sexual aplicado por el Ministerio de Educación de Cuba en escuelas secundarias en todo el país.

Sin embargo, los esfuerzos que se realizan tienen la oposición de muchas familias, que atribuyen la iniciación sexual temprana de sus hijos e hijas a lo que consideran un ”exceso de información” sobre las relaciones sexuales.

El estudio consultado por IPS sostiene que la sociedad espera ”abstinencia sexual” de los jóvenes que no suele ser lo que la sociedad practica. ”Lo importante es aceptar que los jóvenes tienen vida sexual y lo que nos toca es actuar y educar”, se explica.

A juicio de los expertos, si se trabaja en la educación sexual con toda la sociedad podrá propiciarse un mayor disfrute de la sexualidad, ”con libertad y responsabilidad”, lo que a la larga traerá ”un mejor uso de los contraceptivos y una disminución en la utilización del aborto”. (FIN/IPS/da/dm/he/02

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