El Mercosur prorrogó la solución de problemas que lo afectan desde hace tres años, pero el tiempo de las indefiniciones se agota frente a los plazos fijados en su negociación con la Unión Europea o en la creación del ALCA.
Las negociaciones para conformar el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) ingresarán el año próximo en cuestiones concretas que afectarán a partir de 2005 a las economías de los 34 países de América involucrados, todos excepto Cuba.
Entre esas definiciones se cuentan el grado y los plazos de acceso a sus mercados que cada país del continente ofrecerá a los demás.
También en 2003 entra en fase similar la negociación del Mercosur (Mercado Común del Sur), que agrupa Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con la Unión Europea.
Pese a las urgencias, la Cumbre del Mercosur del jueves y el viernes en Brasilia postergó la solución de los problemas que debilitan el bloque y tampoco logró definir el anhelado acuerdo de libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que reúne a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Una de las cuestiones prorrogadas fueron las excepciones al arancel externo común, que este año deberían caducar para que el Mercosur se transforme de hecho en una unión aduanera, con todos sus países miembros aplicando gravámenes idénticos a los productos importados desde fuera del bloque.
Así, los presidentes Eduardo Duhalde, de Argentina, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Luis González Macchi, de Paraguay, y Jorge Batlle, de Uruguay, decidieron postergar hasta el 31 de diciembre de 2003 la vigencia de lista de 100 productos que cada país mantiene con arancel distinto.
A la Cumbre del Mercosur de Brasilia también asistieron los presidentes de los países asociados al bloque, Gonzalo Sánchez de Lozada, de Bolivia, y Ricardo Lagos, de Chile, y representantes de la CAN.
Los mandatarios del Mercosur, además, autorizaron a Argentina a importar bienes de capital con exención arancelaria hasta el 30 de junio de 2003, seis meses más de lo previsto.
Esa medida del Mercosur afecta la industria de Brasil, el mayor proveedor de esos productos al resto del bloque y que, por tanto, sigue en desventaja en la competencia con países de fuera de la región por el mercado argentino.
El propio director de Integración de la cancillería brasileña, Clodoaldo Hugueney, admitió que la decisión tomó en cuenta la necesidad de Argentina de mantener mejores condiciones para tratar de recuperar su economía tras el colapso de fines de 2001.
Pero Argentina no es la única responsable de los problemas económicos que obligan al Mercosur a aplazar sus objetivos. La alta inflación que afrontan los cuatro países del bloque llevaron a que en la Cumbre se resolviera postergar hasta 2006 la meta común de limitar ese indicador a un máximo de cinco por ciento.
En el plan de coordinación macroeconómica definido por el Mercosur hace dos años se había previsto que en 2002 se lograría ese tope de cinco por ciento en la inflación de la región.
Sin embargo, la crisis de la región indica que esa meta hoy es imposible de alcanzar. Argentina cerrará sus cuentas este año con más de 40 por ciento de inflación, mientras que la acumulación entre enero y noviembre de Brasil fue de 10,22 por ciento, en Paraguay fue de 13 por ciento y en Uruguay de 24,38 por ciento.
Las turbulencias cambiarias en Brasil empujaron los precios al alza hasta llegar al triple de lo acordado con el Fondo Monetario Internacional y el más elevado desde 1995.
Por otra parte, la integración del Mercosur con la CAN también se postergó, frustrando así el objetivo que se había fijado en especial Cardoso, quien pretendía tener ese asunto resuelto antes de entregar el cargo el 1 de enero a su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, del izquierdista Partido de los Trabajadores.
El documento firmado por los dos bloques, que algunos llaman acuerdo marco o paraguas, permite negociaciones comerciales bilaterales con países aislados. Tal disposición comprueba la débil integración y las consecuentes dificultades que enfrentan ambos grupos en negociar de modo conjunto.
Con esa flexibilización, el Mercosur comenzará la semana próxima a negociar un acuerdo para ampliar el comercio con Perú.
Esa tratativa con Perú es en realidad una iniciativa de Brasil, ansioso por conquistar nuevos mercados para sus productos industriales y por conformar un bloque de América del Sur para fortalecer sus posiciones negociadoras en el ALCA.
Las negociaciones al respecto comenzaron durante la visita a Brasilia del ministro peruano de Comercio, Raúl Diez-Canseco, realizada a fines de noviembre. Perú ofrece a Brasil una salida al océano Pacífico a través de sus puertos, destacó el ministro.
Para eso, sin embargo, es necesario avanzar en los proyectos de integración física sudamericana, una propuesta también impulsada por Cardoso y que tampoco avanzó demasiado debido a que prácticamente todos los países involucrados están crisis, ya se de tipo político o económico.
La Cumbre del Mercosur de Brasilia también examinó el deterioro político de Venezuela y, en especial, el pedido de juicio político al presidente paraguayo, González Macchi, aprobado por la Cámara de Diputados de ese país por el supuesto desvío de dinero público y que ahora deberá resolver el Senado.
Sin embargo, los daños institucionales que puede acarrear ese proceso fueron considerados limitados, debido a que en Paraguay están fijadas las elecciones presidenciales para abril.
A pesar de esa consideración, el Mercosur puede ser afectado por el hecho de que Paraguay deberá asumir la presidencia del bloque el próximo semestre.
Esas adversidades y postergaciones parecen poner el futuro del Mercosur en manos de Lula, una vez que asuma el 1 de enero la presidencia de Brasil.
Lula manifestó su disposición de asumir el liderazgo y el compromiso de reconstruir el bloque, dándole un carácter más político, más allá del comercial en que se basa en la actualidad. (FIN/IPS/mo/dm/ip if/02