El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reivindicó este lunes las relaciones estratégicas de su país con Argentina, en su primer viaje al exterior tras ganar la segunda vuelta electoral del 27 de octubre.
De esos vínculos, mucho dependerá el destino de América Latina, afirmó en la residencia presidencial de Olivos, junto al mandatario argentino Eduardo Duhalde.
Lula había prometido que Buenos Aires sería su primer destino extranjero tras ser elegido, para reafirmar los compromisos de Brasil con el Mercosur (Mercado Común del Sur), integrado también por Paraguay y Uruguay, en momentos en que Argentina está en crisis y el bloque subregional casi en suspenso.
En los últimos meses, muchos gobernantes de América Latina han procurado destacar las diferencias de sus países con Argentina, y eso subraya la importancia del gesto de Lula, quien se dispone a gobernar desde el 1 de enero la mayor nación de la región, con el respaldo de más de 61 por ciento de los votantes.
El presidente electo viajará este martes a Chile.
El Partido de los Trabajadores, fundado por Lula, busca crear en el Mercosur un espacio que no sea exclusivamente para el comercio, sino que tenga también objetivos políticos, dijo a IPS Alberto Ferrari Etcheberry, director del Instituto de Estudios Brasileños de la argentina Universidad de Tres de Febrero.
Brasil con Lula será la locomotora de este nuevo tiempo en América Latina, y me siento muy orgulloso de que haya decidido visitar primero que nada a nuestro país, comentó el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos, Víctor de Genaro, amigo personal del visitante.
Lula llegó a Buenos Aires en la noche del domingo, acompañado por algunos de sus colaboradores más cercanos, y este lunes se reunió con Duhalde, ministros y parlamentarios, antes de ser declarado visitante ilustre de Buenos Aires por el jefe de gobierno de la ciudad, Aníbal Ibarra.
Un proyecto nacional brasileño no podría realizarse plenamente sin un marco regional fuerte, sostuvo antes de la visita Marco Aurelio García, principal asesor de Lula sobre asuntos internacionales y uno de los candidatos a ser su ministro de Relaciones Exteriores.
Por eso para nosotros la cuestión del Mercosur es fundamental, queremos transformarlo en un ámbito de convergencia de políticas comunes, explicó.
Nunca antes Argentina y Brasil habían tenido agendas tan coincidentes, ya que ambos países devaluaron sus monedas y se proponen un desarrollo agrícola e industrial, con reducción de la pobreza y aumento de las exportaciones y el empleo, arguyó García.
Lula habló en primera persona del plural para referirse a Argentina y Brasil. Tenemos un amplio potencial, una agricultura y un parque industrial mundialmente competitivos, reservas naturales y fuentes de energía, destacó, además de subrayar la calidad de los recursos humanos de ambos países.
En los últimos años, opciones económicas y políticas equivocadas nos condujeron a sucesivas crisis. ¿Cuántas veces en las dos últimas décadas vimos a la economía de la región desorganizada por la inflación o sumergida en recesiones con efectos sociales dolorosos?, preguntó.
La fuerte dependencia del capital externo dejó a ambas naciones a merced de especuladores internacionales que muchas veces ni siquiera saben donde están nuestros países, pero ese periodo debe quedar atrás, debemos retomar el control de nuestro destino, construir nuestro futuro, enfatizó.
En ese sentido, remarcó que su visita debe ser entendida como una expresión de la voluntad del futuro gobierno de Brasil de dar un decisivo impulso a la reconstrucción del Mercosur.
Recibí de mi pueblo el mandato de conducir esta etapa de desarrollo con nuestros hermanos de Sudamérica, y especialmente con el Mercosur, hoy paralizado, alegó.
Para todo ello, consideró urgente profundizar la construcción del bloque y reivindicó los ideales de los años 80, cuando Argentina y Brasil firmaron acuerdos de integración política y estratégica que condujeron en 1991 a la creación del Mercosur.
Pero en los últimos 11 años, el proyecto jerarquizó la asociación comercial, y fue sacudido por rivalidades de sectores privados.
El Mercosur no sólo debe transformarse en una unión aduanera, sino también en un espacio para desarrollar políticas industriales y agrícolas activas, una verdadera integración a ejemplo de la Unión Europea, con construcción de infraestructura común y discusión de políticas sociales unificadas, propuso Lula.
Estoy convencido de que en la agenda del Mercosur debe haber temas políticos. Necesitamos instituciones comunes más convincentes, que den mayor solidez y eficacia a nuestra secretaría administrativa, y avanzar en los mecanismos de solución de controversias, dijo, además de plantear su sueño de un parlamento regional.
El presidente electo expuso una visión del bloque con inclusión de Bolivia y Chile, actuales Estados asociados, y también del resto de América del Sur.
Eso sería la base de una política externa común y acciones coordinadas ante los organismos multilaterales de crédito, Estados Unidos o la Unión Europea, en defensa de los intereses regionales, afirnó.
Por último, Lula destacó que Argentina y Brasil son dos grandes países que tienen como mayor riqueza pueblos admirables, dispuestos al sacrificio y decididos a cambios profundos como los que, en su interpretación, le pidió el pueblo brasileño en las elecciones de octubre. (FIN/IPS/mv/mp/if ip/02