Las próximas elecciones en Israel podrían constituir la mejor oportunidad de paz para palestinos e israelíes en casi un decenio, siempre que los votantes árabes tengan una alta participación, opinaron observadores de Medio Oriente.
Si la gran mayoría de los 500.000 árabes israelíes habilitados para votar concurren a las urnas el 28 de enero, podrían inclinar la votación a favor de Amram Mitzna, el líder del Partido Laborista, quien propone la reanudación inmediata y sin condiciones de las negociaciones con los palestinos.
El rival de Mitzna será el primer ministro Ariel Sharon, que ganó las elecciones internas del derechista partido Likud el 28 de noviembre frente al ex primer ministro y actual canciller Binyamin Netanyahu.
Las encuestas indican que Sharon ganará, pero con 50 por ciento del electorado indeciso, es muy pronto aún para descartar a Mitzna.
Mientras la extrema derecha cuenta con el apoyo de los colonos judíos (en territorios palestinos ocupados) y los soldados, el voto árabe puede contrarrestar ese respaldo, previno Fahed Fanek, un economista y analista de prensa de Jordania.
Los árabes israelíes constituyen 13 por ciento del electorado, y los inmigrantes rusos, 18 por ciento. Ambos grupos votan tradicionalmente por el Partido Laborista.
Los árabes boicotearon las elecciones que llevaron a Sharon al poder en 2001, pero es improbable que lo hagan esta vez.
Varios líderes palestinos respaldan la candidatura de Mitzna y están trabajando para lograr una alta participación electoral árabe.
El programa de Mitzna nos estimula a estar listos para un acuerdo de paz integral con el laborismo, que restaurará nuestra seguridad y coexistencia regional, declaró a la prensa Ahmed Abdul Rahman, secretario del gabinete de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Los israelíes necesitan seguridad, y nosotros precisamos dignidad y libertad, agregó.
El Partido Laborista trabaja para asegurar a los desilusionados votantes árabes israelíes de que Mitzna, un recién llegado a la política, vale su voto.
Muchos apoyan la iniciativa de paz del líder de 57 años, actual alcalde de Haifa, pero cuestionan su capacidad de aplicar sus iniciativas .
Mitzna prometió retirar todas las fuerzas israelíes de la franja de Gaza y desmantelar los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania.
El líder laborista pretende reanudar las negociaciones con los palestinos en el punto en que quedaron y está dispuesto a considerar la división de Jerusalén, que Israel considera su capital única, eterna e indivisible y cuya parte oriental los palestinos reclaman como capital de su futuro estado independiente.
Mitzna cree que la paz tiene un precio y está dispuesto a pagarlo, dijo el columnista egipcio Mohammed Sid Ahmed.
El Partido Laborista está haciendo su apuesta más fuerte por la paz desde los acuerdos palestino-israelíes de Oslo, de 1993.
Mitzna dijo que intentará alcanzar un acuerdo durante un año, y si este esfuerzo fracasa, apoyará la separación unilateral, es decir, la construcción de una valla que separará a Israel de Cisjordania.
Parte de la valla ya fue construida como parte de una iniciativa similar lanzada por Sharon este año.
Mitzna no es otro Sharon disfrazado, aseguró a IPS Hassan Nafaa, decano del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de El Cairo.
Su postura frente al proceso de paz es muy diferente a la de Sharon, pero la elección de Mitzna como líder del Partido Laborista no implica que su visión del proceso de paz se impondrá dentro de su propio partido, advirtió Nafaa.
Los laboristas se retiraron en octubre de la coalición de gobierno, y la medida desmanteló el campo de los pacifistas. Rearmarlo de nuevo para las elecciones será una tarea difícil.
El analista político jordano Muna Shuqair resumió el dilema del Partido Laborista en un comentario publicado en el diario Daily Star, de Líbano.
Para competir con el Likud, el laborismo deberá adoptar posiciones más duras para ganar el apoyo de un electorado cada vez más partidario de las medidas unilaterales, y al tratar de emular a Likud, sólo será una pálida imitación de la realidad, escribió Shuqair.
Pero Mitzna podría influir en la política israelí aun si es derrotado por Sharon, ya sea en un gobierno de unidad nacional encabezado por Likud o desde fuera, a riesgo de permitir a los extremistas de derecha un papel influyente.
Sería muy difícil para Mitzna participar en un gobierno de unidad nacional, porque sus ideas son muy diferentes a las del Likud, opinó Sherif el-Musa, director de Estudios de Medio Oriente en la Universidad Americana de El Cairo.
Según observadores árabes, el apoyo público a la línea dura de Sharon se debe a que el mandatario vinculó cuestiones económicas con asuntos de seguridad, señalaron observadores.
Sharon continuará gozando de gran popularidad mientras terroristas suicidas palestinos sigan sembrando el miedo en el pueblo israelí, advirtió Sid Ahmed. (FIN/IPS/tra-en/cm/ss/mlm/ip/02