INFANCIA: Unicef pide dar la palabra a los niños

Los adultos deben dejar expresar a los 2.000 millones de niños y niñas del mundo, escucharlos y hacerlos partícipes plenos de una sociedad en la que millones de ellos sufren y son ignorados, exhortó Unicef este miércoles en la capital mexicana.

Permitir la participación de niños y niñas contribuirá a cambiar el mundo de hoy, donde 150 millones de menores están desnutridos, 120 millones no asisten a la escuela primaria y 6.000 jóvenes se contagian cada día de VIH/sida, sostuvo Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).

Esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó este miércoles en México su tradicional informe "Estado Mundial de la Infancia", cuya edición 2003 se dedica a promover la participación de los niños en la vida familiar, escolar, comunitaria y nacional.

Fomentar la participación de los menores garantiza su correcto crecimiento y su contribución a la democracia, la paz y el desarrollo social. De este modo se logrará "una generación mejor preparada y capaz de enfrentarse a los problemas, desigualdades e injusticias que ha heredado", señaló Unicef.

"La democracia comienza en la infancia", sostiene el estudio, tras sentenciar que los niños, niñas y jóvenes que participan y opinan en la vida social con tolerancia y respeto mejorarán la salud de ese sistema de derecho.

Al respecto, el informe 2002 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo indica que en el mundo existen hoy más de 80 países con régimen democrático, casi el doble que hace 20 años. No obstante, la salud de ese sistema político no es buena.

Diversas encuestas realizadas por Unicef indican que dos de cada tres niños en América Latina y el Caribe desconfían parcial o completamente de sus gobiernos.

En Europa y Asia Central apenas cuatro de cada 10 niños creen que las elecciones son un medio eficaz para mejorar la situación de los países.

En tanto, en la región de Asia Oriental y Pacífico sólo tres por ciento de los niños encuestados mencionó a un jefe de Estado y de gobierno como la persona más admirada.

Promover la democracia es un proceso que comienza en la primera infancia, apuntó Unicef, para después añadir que "se debe comenzar a construir la democracia con los niños, a partir de lo que aprenden en el proceso de crecimiento y desarrollo".

Para ello se debe optimizar la participación infantil, una acción que obliga a los adultos a compartir "el control, el poder, la adopción de decisiones y la información", que en algunos casos puede representar la vida o la muerte de un menor, indicó.

Consultas realizadas en 40 países y citadas por Unicef en su informe anual señalan que más de 50 por ciento de las personas de 15 a 24 años entrevistadas tienen nociones totalmente erróneas sobre la vías de transmisión del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).

Además, 14 millones de niños menores de 15 años perdieron ya a uno o ambos progenitores debido al sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, escribió en el prólogo del informe que sólo se podrá cambiar al mundo "si los gobiernos cumplen con la promesa de escuchar a los niños y los jóvenes cuando expresen sus opiniones en voz alta y clara (y) si aseguramos la participación plena de los niños en la labor de construir un futuro mejor".

Unicef, para medir el bienestar de los niños en el mundo, incluyó en su trabajo anual una lista de países por su tasa de mortalidad en menores de cinco años.

Las peores calificaciones en ese cuadro las tienen los países africanos, encabezados por Sierra Leona, y las mejores son las de Suecia.

Por su parte, Afganistán lidera los países con mayor mortalidad infantil en menores de un año, seguido de Angola y de Guinea.

Respecto de la esperanza de vida, Malawi, Ruanda y Sierra Leona son los países donde la personas mueren más jóvenes en promedio, apenas a los 40 años, mientras que Japón figura en el otro extremo, con 81 años en promedio.

Unicef reconoce que podría sonar pretencioso el demandar y fomentar la participación de los niños, cuando existe un mundo de pobreza y desigualdad, en la que millones de adultos no son escuchados ni considerados.

Sin embargo, considera que, si los adultos y los gobiernos del mundo quiere realmente abatir los problemas y desigualdades, lo mejor que pueden hacer es escuchar a los niños, respetar y tomar en cuenta sus opiniones, pues son ellos los mejores constructores de sociedades más igualitarias, democráticas y tolerantes.

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