La reapertura en Cuba de un servicio estatal de compra de oro, platino, piedras preciosas y joyas parece confirmar la difícil situación económica de este país, cercana a los peores momentos de la crisis de los años 90.
La llamada casa del oro fue abierta por primera vez a inicios de los años 90 como ámbito de captación de valores para las empobrecidas arcas del Estado, en un país donde la economía es fundamentalmente estatal.
Entonces pagaban con unos cheques que te permitían comprar ropa y otros bienes, ahora pagan con pesos convertibles, una moneda que es igual al dólar en Cuba, pero no tiene valor en otro lugar, explicó Ramón Suárez, empleado bancario.
Durante aquellos años, muchas personas se despojaron del patrimonio familiar para vivir un poco mejor, pero observadores estiman que la reapertura del servicio el 10 de este mes podría no tener los resultados que esperan las autoridades.
La tenencia de este tipo de bienes se ha desplazado en los últimos años hacia sectores de mayores ingresos, que no estarían interesados en deshacerse de esos valores.
De acuerdo a economistas consultados por IPS, ésta debe ser sólo la primera de un conjunto de medidas que deberá aplicar el gobierno para afrontar la acumulación de dificultades, que pueden provocar una nueva depresión de la actividad económica.
La escasez de dólares es el mayor déficit del país, que en las últimas semanas ha recurrido a diversas fórmulas para cumplir con algunos de sus compromisos internacionales de pago, según fuentes gubernamentales.
Ha habido una recogida generalizada de divisas. No podemos hacer ni un gasto en promoción ni en nada que requiera moneda libremente convertible, relató a IPS un empleado de relaciones públicas de una empresa discográfica.
De acuerdo a fuentes del gobierno, en varias ocasiones durante los últimos meses La Habana debió hacer malabares para afrontar las compras de alimentos a empresas de Estados Unidos, que según las normas impuestas por Washington, deben realizarse al contado.
Se calcula que estas transacciones, iniciadas luego del paso del huracán Michelle por la isla en noviembre de 2001, sumarán 175 millones de dólares al cierre de este año, según Pedro Alvarez, director de la empresa estatal cubana Alimport.
El país también tiene dificultades para pagar, a precios del mercado internacional, los 53.000 barriles diarios de petróleo que adquiere a Venezuela, en virtud de un acuerdo integral de cooperación entre ambos países.
Las restricciones son cada día más severas en la asignación de combustible a empresas estatales y al transporte urbano. En La Habana, donde residen más de 2,2 millones de personas, el ya deficiente servicio de autobuses funciona muy por debajo de su capacidad.
La poca o ninguna información oficial disponible sobre el comportamiento económico es la confirmación de la existencia de una situación interna y externa compleja, afirma un análisis especializado al que IPS tuvo acceso.
Según el estudio inédito, el silencio oficial sobre el producto interno bruto (PIB) durante el primer semestre del año podría ocultar el estancamiento o, peor aún, la contracción de la actividad económica.
Si durante la primera mitad de este año el PIB se estancó, no reflejará una recuperación importante para el cierre del periodo anual, que podría ser el más duro después de la contracción de 34,8 por ciento del producto registrada entre 1990 y 1993.
La población de más de 11,2 millones de habitantes empieza a padecer intensamente la crisis, por el alza sistemática de precios de los productos que sólo se ofertan en dólares y la caída del valor de sus ingresos en pesos frente a la moneda estadounidense.
El dólar se cotiza a 27 pesos cubanos, y el salario medio asciende a 270 pesos, un monto que puede esfumarse en una sola visita al mercado agropecuario, donde los precios son en dólares.
Aunque las tarifas de los servicios básicos y los alquileres de diviendas son bajos, y la educación y la salud gratuitas, según un estudio efectuado en 2000 una familia de La Habana requería siete veces sus ingresos salariales para satisfacer sus necesidades.
La situación se ha vuelto aún más compleja. Se estima que los precios en pesos de alimentos como el ajo, la cebolla, los frijoles y la carne de cerdo, entre otros, han aumentado en promedio 24 por ciento respecto del año anterior.
Cada día el dinero alcanza menos, dijo Mariela Pérez, secretaria de un empresario extranjero que se considera privilegiada. Yo tengo un ingreso fijo en dólares, algo que casi nadie tiene en este país, y la estoy pasando mal, afirmó.
Salvo excepciones, la población no percibe ingresos en dólares. Pero, según fuentes oficiales, 60 por ciento de los cubanos tienen acceso a dólares de una forma u otra, aunque de manera inestable y en muchos casos por sumas insignificantes.
Los dólares llegan fundamentalmente por las remesas que envían a sus familias los emigrados, sobre todo los radicados en Estados Unidos, y por los servicios que se ofrecen por cuenta propia a turistas y extranjeros residentes en el país isleño.
Pero estas dos fuentes principales de ingreso de dólares, las remesas y el turismo, no han logrado recuperarse del impacto que provocaron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos.
La temporada turística alta, que suele extenderse de noviembre a marzo, aún no comenzó oficialmente este año. Los pronósticos más alentadores prevén que el periodo cierre con una cantidad de visitantes similar a la del año pasado.
Las remesas que se ubicaban entre 800 millones y 1.000 millones de dólares anuales, y se convirtieron en la primera fuente de ingresos netos de la economía cubana, no rebasarán en 2002 los 800 millones.
Así y todo, la dolarización de la economía cubana se profundizó. Más de 70 por ciento de las operaciones entre empresas en el territorio nacional y entre la población se transan en moneda estadounidense.
En este contexto, se estima que la liquidez acumulada del peso volverá a crecer este año.
El estudio consultado por IPS asegura que si la inflación no ha llegado a los niveles que alcanzó en el peor momento de la crisis de la década de 1990, se debe sobre todo al elevado grado de dolarización que alcanzó la economía en los últimos años.
Hay mucho dinero en la calle, pero a la mayoría de la gente no le alcanza para vivir. Eso hace pensar en una mayor concentración de los ingresos en menos manos, dijo a IPS el economista retirado Alfonso Rodríguez. (FIN/IPS/da/dcl/if/02