La situación bancaria en Argentina, explosiva hace un año, parece normalizarse porque se frenó el cierre de entidades, se devolvieron ahorros, se recuperaron depósitos y se redujo el pasivo por préstamos, pero algunos piensan que esa recuperación es sólo aparente.
A un año del inicio de la debacle, podemos decir que el país está produciendo un fenómeno completamente nuevo: el de bancos y empresas quebradas que mantienen una abundante liquidez, dijo a IPS un ex banquero y actual consultor de empresas financieras que pidió no ser identificado.
Este mes se levantaron restricciones para el retiro de efectivo de cuentas a la vista (el llamado corralito) y depósitos a plazo fijo de bajo monto, y la Fundación Capital calculó que sólo queda retenido 32 por ciento de las colocaciones a plazo fijo en el llamado corralón.
Para quienes hicieron esos depósitos, pero no pueden acceder a ellos, la situación bancaria no es nada normal. Al cumplirse este mes un año del inicio del corralito, damnificados lanzaron una huelga de hambre en turnos de dos personas cada 24 horas, por celeridad en el trámite de sus reclamos judiciales.
Los bancos tienen dinero, reservas y siguen haciendo negocios con nuestro dinero. Si no, ¿cómo se explica que casi ningún banco caiga en esta crisis?, dijo a IPS el actor Nito Artaza, presidente del Movimiento de Ahorristas Bancarios Estafados.
En diciembre de 2001, tras meses de sostenido retiro de depósitos, el presidente Fernando de la Rúa (1999-2001) impuso el corralito con la intnción de evitar una cadena de quiebras bancarias con graves consecuencias para el país.
Esa medida causó profundo malestar social, y fue el corolario negativo de un proceso de deterioro que se expresaba en recesión, desempleo y pobreza crecientes, junto con un abultado endeudamiento. Tres semanas después, en el marco de fuertes protestas callejeras, se precipitó la renuncia anticipada de De la Rúa.
En enero asumió el actual presidente, Eduardo Duhalde, quien devaluó el peso tras 10 años de paridad forzosa con el dólar, y dispuso que el corralito, cuya duración prevista era al inicio 90 días, se volviera más restrictivo aún.
El gobierno de Duhalde impuso la conversión obligatoria a pesos de los depósitos en dólares, con la consiguiente reducción de su valor, pero de todos modos mantuvo la prohibición de retirarlos. En compensación, ofreció el canje de esos depósitos por bonos a largo plazo que algunos aceptaron.
Pero otros damnificados presentaron recursos de amparo y esperaron a que la justicia fallara en su favor.
Artaza aseveró que los bancos extranjeros contribuyeron a generar la crisis en 2001, al trasladar al exterior miles de millones de dólares en meses previos al establecimiento del corralito.
Esa acusación se apoya en la investigación realizada por un grupo de diputados encabezados por el legislador Mario Cafiero, del opositor partido Alternativa por una República de Iguales.
Desde mediados de este año, cuando el tipo de cambio se estabilizó en torno a unos 3,5 pesos por dólar, las autoridades permitieron primero el retiro de depósitos de bajo monto, y luego eliminaron por completo las restricciones al retiro de efectivo de cuentas a la vista.
En medio de la tormenta, algunos bancos extranjeros decidieron abandonar el país, entre ellos el canadiense Scotiabank y el francés Crédit Agricole. Se quedaron cerca de un centenar, con reducción de personal y de sucursales, y los especialistas dicen no saber si ese proceso de retracción terminó o seguirá en 2003.
Según el ex banquero consultado, con una mirada superficial se puede decir que la estabilización de la cotización del dólar condujo al aumento de las tasas de interés, y que eso volvió a atraer depósitos a los bancos.
Los depósitos que estaban atrapados en el corralito pasaron de 29.000 millones de pesos en mayo a 17.600 millones en octubre, y el monto de depósitos nuevos sin restricciones creció de 27.000 a 34.000 millones en el mismo periodo, indicó la consultora Deloitte & Touch en su informe de noviembre.
Más de 60 por ciento de los pequeños ahorradores afectados por el corralito optaron por dejar sus depósitos en los bancos una vez que se les autorizó a retirarlos, y eso contribuyó a que las entidades mantuvieran liquidez, destacó.
Artaza expresó su deseo de que los depositantes vuelvan a confiar en los bancos y dejen en ellos su dinero, pero opinó que eso para ello las instituciones deben dejar de buscar amparo del Estado y negociar con cada uno de sus clientes, sin mediaciones, formas y plazos para devolverles colocaciones.
En el mismo informe de Tea & Deloitte se señaló que la suma de dinero prestado al cual eran acreedores los bancos disminuyó de 40.000 millones de pesos en mayo a 32.700 millones en octubre, lo cual indica cobros y restricción de nuevas líneas de crédito.
Todo eso hizo aumentar la liquidez de los bancos, que necesitaban volver a acumular reservas, pero hay que aclarar que ninguna entidad está prestando dinero, porque tienen miedo de que una nueva crisis les impida recuperarlos o de que el Congreso ponga obstáculos a la ejecución de garantías, aclaró la fuente.
El sistema bancario sufrió pérdidas patrimoniales debido a la pesificación asimétrica impuesta por las autoridades, que implicó devolver dinero a depositantes con el dólar a 1,40 pesos, mientras quienes habían recibido préstamos de los bancos lograron que sus deudas se calcularan a un peso por dólar, explicó.
Los bancos también perdieron patrimonio porque los beneficiados por fallos favorables a sus recursos de amparo evitaron la pesificación, y es preciso devolver sus depósitos en dólares o en pesos equivalentes al valor del dólar en el mercado, agregó.
En diciembre de 2001, la decisión gubernamental de declarar un cese de pagos a acreedores privados también afectó el patrimonio bancario. Según Deloitte & Touche, en ese mes el conjunto de los bancos operantes en el país tenían 30 por ciento de sus inversiones en títulos públicos.
Los bancos están quebrados pero mucho mas líquidos, sintetizó la fuente.
El gran peligro es creer que los problemas se han resuelto. Si una familia no invierte en el mantenimiento de su casa ni paga sus deudas, no se puede decir que su situación sea próspera, aunque posea liquidez, explicó.
Además, la Corte Suprema de Justicia estudia la posibilidad de emitir una sentencia que revertiría la pesificación compulsiva de los depósitos en dólares, y sentaría un precedente para que todas las personas a las cuales aún se retienen colocaciones en dólares puedan reclamar su devolución en la misma divisa.
El gobierno considera que ese fallo provocaría el derrumbe de la tenue recuperación económica alcanzada en los últimos meses.
A partir de la situación descrita, no es claro si el año próximo se producirá una recuperación definitiva del sistema bancario, con reducción del número de instituciones, o una nueva crisis. (FIN/IPS/mv/mp/if/02