La protección de civiles en zonas de conflicto será jerarquizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) este martes, Día Internacional de los Derechos Humanos, en el marco de preparativos humanitarios para una eventual guerra en Iraq.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Sergio Vieira de Mello, llamó la atención sobre millones de civiles para los cuales la guerra es una realidad cotidiana, y que viven sometidos a atrocidades que deberían ofender la conciencia humana.
El Consejo de Seguridad de la ONU dedicará su sesión del próximo martes al examen de un informe del secretario general del foro mundial, Kofi Annan, sobre la protección de la población civil en situación de conflicto.
Vieira de Mello reconoció que su oficina trabaja en coordinación con las agencias humanitarias del sistema multilateral para preparar una respuesta en caso de que estalle un conflicto en Iraq.
Esa planificación preventiva forma parte de la rutina de las agencias de la ONU, y se han efectuado ejercicios del mismo tipo en circunstancias parecidas a la iraquí, alegó esta semana en una rueda de prensa.
Las organizaciones humanitarias fueron acusadas en ocasiones anteriores de no estar preparadas para actuar ante emergencias, y deben realizar tales preparativos, sostuvo el alto funcionario.
Sin embargo, Vieira de Mello arguyó que esa preparación no debe interpretarse como el preanuncio de una guerra en Iraq.
El destino de Iraq depende en gran medida de lo que ocurra en las próximas semanas, cuando presenten su informe los inspectores enviados por la ONU para investigar la existencia de armas de destrucción masiva en los arsenales iraquíes.
Estados Unidos y Gran Bretaña propugnan acciones militares con el propósito de derrocar el régimen de Saddam Hussein, e invocan como fundamento que Bagdad ha desarrollado tales armas, en violación de resoluciones del Consejo de Seguridad.
Vieira de Mello dijo que su oficina sigue de cerca la marcha de los acontecimientos en Iraq, y calificó de deprimente la situación de los derechos humanos en ese país.
La evaluación del funcionario se fundó en el informe presentado por el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Iraq, Andreas Mavromatis, a la Asamblea General de la ONU.
Mavromatis, que estuvo en Iraq en febrero y gestiona en la actualidad ante Bagdad autorización para una nueva visita, exhortó a poner fin a los abusos que atribuye al régimen de Saddam Hussein.
El relator especial, designado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, mencionó entre esos abusos ejecuciones extrajudiciales, torturas y tratamientos y castigos crueles, degradantes e inhumanos, así como desplazamientos forzados.
También responsabilizó a Bagdad de la ausencia en Iraq de juicios imparciales y de respeto a las libertades de expresión, de asociación y religiosa, entre otros derechos fundamentales.
Vieira de Mello sugirió que la posición de la ONU ante la crisis de Iraq puede deducirse de esos malos antecedentes de Bagdad en materia de respeto a los derechos humanos, y también de pronunciamientos efectuados por altas autoridades del foro mundial.
El funcionario destacó que Annan y el ex secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuellar (1981-1991) establecieron el principio de que la soberanía no puede emplearse como escudo para justificar la comisión de graves violaciones de los derechos humanos.
En relación con esa tesis, la oficina del Alto Comisionado resaltó, con motivo del Día de los Derechos Humanos, la entrada en vigor este año del Ezstatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional (CPI).
La CPI, a la cual se opone Estados Unidos, ha despertado grandes esperanzas de que por fin desaparezcan el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad, que ese tribunal se encargará de juzgar, afirmó.
Vieira de Mello sucedió el 1 de septiembre en sus funciones a Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda (1990-1997), quien debió renunciar a un nuevo mandato a causa de la oposición de la diplomacia estadounidense.
El nombramiento del nuevo funcionario, de nacionalidad brasileña, contó con la aprobación de Washington, comentaron en Ginebra fuentes diplomáticas que pidieron reserva de su identidad.
Sin embargo, Vieira de Mello no ha cedido a las presiones ejercidas por diplomáticos estadounidense en las últimas semanas para impedir que la jefa de la representación de Libia ante la ONU en Ginebra, Nájat Al-Hajjaji, asuma la presidencia de la próxima sesión de la Comisión de Derechos Humanos, añadieron.
El alto comisionado comentó en la rueda de prensa que ese organismo depende de los 54 Estados que lo integran, los cuales eligen sus autoridades con el criterio de rotación entre regiones.
De ese mecanismo surgió la elección de Al-Hajjaji, que será convalidada por la Comisión en marzo, cuando comience su período anual de sesiones.
Sin embargo, Vieira de Mello expresó también que comparte el criterio de algunos gobiernos, y en particular de numerosas organizaciones no gubernamentales, que reclaman a los Estados miembros de la Comisión el cumplimiento de estándares mínimos de respeto por los derechos humanos.
Esos Estados deberían haber ratificado por lo menos la totalidad de los 12 pactos y protocolos internacionales sobre derechos humanos, opinó.
Entre los gobiernos que no han adherido todavía a todos esos tratados está el de Libia, pero también el de Estados Unidos.
El alto comisionado se interesó en noviembre ante Washington por la suerte de los prisionerosen la base naval estadounidense de Guantánamo, al este de Cuba, pero todavía no ha recibido respuesta, aclaró.
Esos presos son presuntos integrantes del movimiento Talibán, que controló la mayoría del territorio afgano hasta fines del año pasado, y de Al Qaeda, organización a la cual el gobierno estadounidense acusa de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Vieira de Mello arguyó que los detenidos en Guantánamo deben ser liberados si son inocentes, o juzgados por tribunales de sus países de origen o por magistrados civiles de Estados Unidos, si hay pruebas en su contra. (FIN/IPS/pc/mp/hd/02