Voces de todos los sectores de Estados Unidos reclaman la renuncia del líder de la mayoría republicana en el Senado, Trent Lott, por un discurso en que elogió las políticas de discriminación racial del pasado estadounidense.
Como líder del bloque mayoritario, Lott, del meridional estado de Mississippi, controla el debate del Senado y es el principal portavoz del gobernante Partido Republicano en el Congreso legislativo.
La polémica estalló la semana pasada, cuando Lott pronunció un discurso en la celebración de los 100 años del senador Strom Thurmond, en que se manifestó orgulloso por el apoyo que los votantes de Mississippi dieron en 1948 a la política segregacionista del legislador homenajeado, el más viejo del país.
Thurmond, en los años 40 miembro del Partido Demócrata pero ahora republicano, se opuso a los esfuerzos del gobierno federal para prohibir los linchamientos, integrar las carreteras de los estados, y eliminar los obstáculos a los negros pobres del sur para votar.
El legislador, que se jubilará en enero tras 48 años en el Senado, representó en 1948 a los llamados Dixiecrats, demócratas disidentes opuestos a la política integracionista del presidente Harry Truman (1945-1953).
Quiero dejar claro esto sobre mi estado. Cuando Strom Thurmond se postuló a presidente, nosotros (en Mississippi) lo votamos. Estamos orgullosos de eso. Si el resto del país hubiese seguido nuestro ejemplo, tampoco hubiésemos tenido todos estos problemas durante todos estos años, señaló Lott en su discurso.
El líder de la mayoría republicana pareció olvidar que, con los años, Thurmond cambió radicalmente su postura e incluso, en un intento de mejorar su imagen, empleó a funcionarios negros en su oficina.
Las declaraciones de Lott no tuvieron mucha repercusión en los diarios al día siguiente, pero la cadena de televisión por cable C- Span, que transmitió el cumpleaños de Thurmond, recibió cientos de llamadas y cartas por correo electrónico de televidentes que expresaban indignación.
Luego, analistas políticos y programas de debate en radio y televisión siguieron la polémica y, en pocos días el nombre de Lott estaba en los princiaples titulares de los periódicos.
Esta es una de las pocas veces en que la gente piensa que un hecho es más importante que lo que diga la prensa. Esto se debe a que los dichos de Lott realmente provocaron indignación, dijo el analista político David Bositis, del Centro de Estudios Políticos y Económicos.
Tras dos días de silencio, el presidente George W. Bush se sintió obligado a subrayar el jueves en la nororiental ciudad de Filadelfia que los dichos del legislador fueron ofensivos y equivocados, pero el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, aclaró de inmediato que el presidente no estaba pidiendo la renuncia de Lott.
Muchos demócratas y repúblicanos, aun de las tendencias más derechistas, coinciden en que todavía hay tiempo de pedir la renuncia si la polémica continúa en los próximos días.
El senador Lott dañó su credibilidad y, por lo tanto, su capacidad para liderar con eficacia el Partido Republicano en el Senado, indicó en un comunicado el poderoso grupo de derecha cristiana Consejo de Investigación para la Familia.
Lott se disculpó en un comunicado tan pronto como el caso llegó a la prensa de Washington el martes.
Mi pobre elección de palabras dio la impresión a algunos de que yo apoyaba las políticas descartadas del pasado. Nada puede estar más lejos de la verdad y ofrezco mis disculpas a quienes haya ofendido con mis declaraciones, señaló el legislador.
La mayoría de los senadores, demócratas incluidos, aceptaron las disculpas, pero la polémica continuó creciendo ante la fuerte crítica de grupos civiles defensores de los derechos humanos, los miembros del Cónclave de Congresistas Negros (CBC), y líderes del Partido Republicano que no consideran suficiente la retractación.
La polémica, incluso, logró acercar a organizaciones judías y musulmanas.
La Liga Judía Contra la Difamación señaló en un comunicado que los dichos de Lott eran irresponsables e inaceptables, y lo instó a reafirmar de forma clara y convicente al pueblo de Estados Unidos su compromiso con los derechos civiles.
Mientras, la Sociedad Musulmana Estadounidense lo consideró incapaz para cualquier posición de liderazgo.
El miércoles, se supo que Lott había usado palabras casi idénticas en otrs discurso pronunciado en 1980, lo que añadió más leña a fuego.
El senador demócrata John Kerry y el ex vicepresidente Al Gore pidieron a Lott que renunciara como líder de la mayoría, mientras el senador demócrata Tom Daschel le reclamó que repudiara en forma explícita y pública los indefendibles días de la segregación.
También los dirigentes del CBC reclamaron la renunciara de Lott incluso a su banca en el Senado, alegando que sus declaraciones de 1980 fueron una escalofriante confirmación que los dichos de la semana pasada no fueron meros errores de palabras.
La Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color y la Conferencia de Líderes de los Derechos Civiles subrayaron que el desempeño de Lott como senador era consistente con su apoyo a la discriminación de la población de origen africano.
Lott fue uno de los legisladores que se opuso la extensión de la Ley de Derechos de Voto y a la celebración como fiesta nacional del día de nacimiento del activista y mártir de los derechos de la minoría afroestadounidense, Martin Luther King.
El senador perteneció al racista Consejo de Ciudadanos Conservadores y estuvo vinculado a la Universidad Bob Jones, acusada de discriminar hasta hace poco tiempo a los estudiantes negros.
Este es nuestro (Jean Marie) Le Pen, subrayó un portavoz republicano en alusión al xenófobo ex candidato presidencial francés, que obtuvo el segundo lugar en las elecciones ganadas este año por el presidente Jacques Chirac.
Lott reiteró sus disculpas el miércoles ante la prensa, repitió que su vocabulario fue insensible y pobremente usado y aseguró repudiar la segregación porque es inmoral.
Pero este segundo intento de conciliación pareció empeorar aun más la situación.
Artículos editoriales de importantes diarios, entre ellos The Washington Post y Los Angeles Times, clamaron por la renuncia de Lott como líder de la mayoría en el Senado.
No obstante, algunos analistas señalan que, a pesar de la fuerte presión, los republicanos mantendrán a Lott en su cargo incluso a un alto riesgo.
Lott tiene el peor historial de su generación en el Senado, y la fuerte oposición que recibieron sus dichos demuestra que sus puntos de vista están fuera de las normas generales del país. En cierto modo, esto es lo mejor que he visto en muchos años, concluyó Bositis. (FIN/IPS/tra-eng/jl/js/rp/dcl/hd ip/02