Instructores de las fuerzas especiales de Estados Unidos asesorarán al ejército de Colombia en la protección de la infraestructura petrolera de este país, cuya seguridad consideró crucial la embajadora estadounidense, Anne Patterson.
Desde enero se establecerá en Saravena, en el oriental departamento de Arauca, la sede de esos instructores, que apoyarán a la Unidad de Reacción Inmediata del ejército, encargada de proteger el principal oleoducto del país.
La construcción de tal sede avanza bajo supervisión de técnicos estadounidenses.
Los instructores entrenarán a soldados del Batallón de Contraguerrilla 30, a cuyo cargo está la seguridad del oleoducto para crudo explotado por la firma Occidental Petroleum Company, también llamada Oxy.
Ese oleoducto se extiende desde el yacimiento de Caño Limón, en los nororientales llanos de Arauca, hasta la septentrional refinería de Coveñas, cercana a la costa del Caribe.
Patterson dijo en marzo al diario El Tiempo, de Bogotá, que proteger el oleoducto Caño Limón-Coveñas es un proyecto crucial y añadió que, para hablar con franqueza, después del 11 de septiembre (de 2001), el asunto de la seguridad petrolera se ha vuelto prioritario para Estados Unidos.
La embajadora aludía a los atentados cometidos el año pasado en Nueva York y Washington.
El peso del proyecto tiene en las relaciones bilaterales es manifiesto, ya que es el único que cuenta con una partida de ayuda económica especial, pese a que Patterson ha afirmado que en Colombia hay 300 obras de infraestructura con interés estratégico para Estados Unidos.
La Casa Blanca pidió al Congreso legislativo asignar 98 millones de dólares de asistencia a la protección de lo que en Colombia se denomina coloquialmente el tubo.
La producción de petróleo de Colombia es baja y ha declinado en los últimos años, pero su calidad es alta, dijo a IPS el senador Hugo Serrano, principal impulsor de la mayoría de los proyectos y leyes en beneficio de la industria petrolera.
Además, Colombia siempre ha sido amiga de Estados Unidos y es vecina de Venezuela, cuyas relaciones con Washington atraviesan por un difícil momento, comentó.
En las últimas décadas, el tubo ha sido blanco recurrente de ataques de guerrilleros, y especialistas calculan que en 2001 esos atentados causaron pérdidas de 445 millones de dólares.
Desde 1983, cuando se descubrió el yacimiento de Caño Limón, el insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN), con histórica presencia en Arauca, ha tenido al oleoducto en su mira, dado que el tema energético es uno de los ejes de su programa político.
La reactivación del ELN, que era una fuerza en declive a comienzos de los años 80, se atribuye a millonarios impuestos de guerra que le cobra a la firma alemana Manessman, constructora del oleoducto.
En los últimos años, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mayor grupo insurgente del país, también han atacado la línea de conducción de crudo que atraviesa el país de este a norte.
La estatal Empresa Colombiana de Petróleos (ECOPETROL) estima que en los últimos 16 años el oleoducto ha sido objeto de casi 1.000 atentados.
En 1999 el país producía 827 mil barriles de 159 litros de petróleo diarios, y en la actualidad produce 570 mil barriles diarios, lo cual configura un panorama dramático para el sector, señaló Serrano.
Expertos pronostican que Colombia pasará de exportador a importador de petróleo en 2004, si se mantiene la tendencia decreciente de la producción de los últimos años.
Esa fue la causa de que el presidente Alvaro Uribe se haya reunido en octubre con representantes de firmas petroleras para convenir un plan de reactivación de la actividad de prospección, una de cuyas garantías es el plan de seguridad del oleoducto Caño Limón-Coveñas y del resto de la infraestructura.
Entre las empresas petroleras que operan en el país están, además de la Oxy, Exxon-Mobil, British Petroleum, Unocal, Texaco y Phillips Petroleum, a las que se atribuyen presiones sobre el Congreso estadounidense a favor de la partida especial para la seguridad de los yacimientos colombianos que explotan.
La clave para reactivar la extracción de crudo en el país es el problema del orden público, afirmó Serrano. En Caño Limón, donde la producción diaria es de 105 a 115 mil barriles diarios, la actividad está afectada por las voladuras, explicó.
El legislador expresó su acuerdo con la participación directa de las Fuerzas Especiales estadounidenses en el plan de seguridad del oleoducto, porque considera importante que Washington contribuya a garantizar el flujo continuo del petróleo hacia el exterior.
En medios económicos y empresariales parece haber consenso acerca de la necesidad de mejorar las condiciones de operación de las petroleras extranjeras y de ECOPETROL, asociada con ellas, pero hay quienes expresan temores y reservas sobre las implicaciones de la asesoría estadounidense.
Según informes periodísticos provenientes de Washington, la empresa de inteligencia y análisis Stratfor prevé que ese apoyo conducirá a un involucramiento directo de fuerzas estadounidenses en el conflicto armado colombiano.
Serrano no opina lo mismo, y pronosticó que las fuerzas extranjeras sólo se dedicarán al adiestramiento de personal local y a brindar apoyo mediante equipos de inteligencia.
Esa es una buena acción que puede garantizar que en el futuro mejore la inversión, opinó.
La cuestión de la seguridad petrolera no se puede eludir, si Uribe decide reanudar conversaciones de paz con los insurgentes, comentó el senador. (FIN/IPS/yf/mp/if ip/02