Los frecuentes llamados de las autoridades de China a construir una prosperidad moderada (xiaokang) reflejan su preocupación por la desigualdad social y su intención de crear una clase media bajo un régimen que se proclama comunista.
El concepto de xiaokang, que se remonta a la era de Confucio, hace 3.000 años, resurgió en el 16 Congreso del Partido Comunista, celebrado el mes pasado.
La nueva consigna partidaria tiende a apaciguar a millones de campesinos y obreros que quedaron al margen de los beneficios de las reformas de mercado en implementación desde hace más de 20 años.
Como el Partido Comunista se resiste a admitir que su objetivo último es crear una clase media, sus teóricos optaron por un término de carácter histórico que resulta atractivo tanto para los sectores más acomodados como para las clases sociales descontentas.
Luego del Congreso, innumerables artículos de prensa afirmaron que todo el país, desde las áreas rurales pobres hasta las ciudades más prósperas, alcanzará la prosperidad moderada antes de 2020.
Se trata de una revisión de la meta establecida en 1979 por el fallecido patriarca comunista y arquitecto de las reformas de mercado, Deng Xiaoping: alcanzar una sociedad próspera para fines del siglo XX.
Deng advirtió entonces que en la carrera hacia la modernización algunos se enriquecerían primero y que la mayoría de la población lo haría después.
La nueva línea indica que los líderes de China prestarán más atención a los progresos sociales en general, además del crecimiento económico, comentó el sociólogo Lu Xueyi, del Instituto de Sociología de la Academia China de Ciencias Sociales.
En su discurso ante el congreso, el saliente secretario general del Partido Comunista y presidente de este país, Jiang Zemin, admitió que la prosperidad es despareja y no incluye a todos.
El presidente prometió cuadruplicar el producto interno bruto (PIB) entre 2000 y 2020, es decir, llevarlo a más de 3.000 dólares anuales por habitante.
Pero observadores advirtieron que el desafío no es aumentar el PIB, si el actual ritmo de crecimiento económico se mantiene, sino distribuir con justicia la riqueza, pues el concepto de xiaokang incluye la equidad social.
El desarrollo económico ha sido la prioridad en los últimos dos decenios. La justicia social es igual de importante, escribió un equipo de científicos y economistas de la revista Estrategia y Administración, una de las más influyentes del mundo académico chino.
En un periodo de privatizaciones aceleradas, se profundizó la brecha entre ricos y pobres en la otrora igualitaria sociedad china.
Setenta por ciento de los 1.300 millones de chinos son agricultores con un ingreso de 100 dólares al año, mientras gran parte de la riqueza nacional se concentra en unos pocos cientos de familias.
Entre 1995 y 2000, las empresas estatales y unidades de trabajo despidieron a 48 millones de trabajadores, según el artículo de Estrategia y Administración.
El desarrollo económico, en especial en los últimos seis o siete años, se convirtió en un juego de 'suma cero'. Mientras una minoría se enriqueció con rapidez, algunos grupos sociales se convirtieron por primera vez en perdedores, advirtió la publicación.
Lo que más nos preocupa es que los principales líderes nieguen que la nación está polarizada entre ricos y pobres. Si esto sigue así, pagaremos un alto costo social y político, alertaron los académicos.
A juzgar por los pronunciamientos del último Congreso, que eligió como jefe del partido al vicepresidente Hu Jintao, Beijing parece tomar conciencia de la magnitud del riesgo social detrás de la creciente brecha social.
El llamado a construir una sociedad xiaokang fue considerado por la prensa estatal como un proyecto vital para el futuro de China y que cada miembro del Partido Comunista debe estudiar.
Una conferencia económica de alto nivel realizada días atrás en Beijing concluyó que las principales prioridades del gobierno en 2003 deben ser mejorar la situación de los agricultores, los desempleados y las amas de casa pobres.
La nación comenzó a darse cuenta de la creciente brecha entre los ricos y pobres, señaló el periódico en inglés China Daily en su portada.
Los líderes del país también quiere construir una clase media capaz de comprar los productos chinos y sostener el bueno momento de la economía.
En la década pasada, China atrajo unos 800.000 millones de dólares en inversiones extranjeras, que permitieron la transformación de una economía estancada en una potencia regional.
Pero para sostener su crecimiento anual de ocho por ciento en el futuro, Beijing tendrá que reducir la dependencia del capital externo y crear una clase media que tenga un considerable poder adquisitivo.
Con frecuencia se pasa por alto la importancia del capital externo en el repunte económico chino. Pero los líderes de ese país saben que necesitan una fuente alternativa por si un día se interrumpe el flujo de esos capitales, señaló el académico Richard Baum, profesor de Ciencia Política en la Universidad de California. (FIN/IPS/tra-eng/ab/js/mlm-rp-mj/dv if/02