BRASIL: Sobresaliente gira diplomática de Lula

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sembró en apenas un mes y medio expectativas de un nuevo liderazgo en América Latina, capaz de reactivar las relaciones interamericanas sobre bases más justas.

Los viajes de Lula a cuatro países, concluidos este miércoles en México, recogieron reacciones positivas e inesperadas y renovadas esperanzas de cooperación, pese a la incógnita que representa este ex obrero que asumirá el cargo el 1 de enero, en un país con graves problemas económicos.

Lula discutió este miércoles con el presidente de México, Vicente Fox, formas de intensificar el comercio bilateral y combatir el proteccionismo agrícola de los países ricos. ”Necesitamos exportar más para promover el crecimiento del país”, dijo el presidente electo de Brasil.

En México se reunió asimismo con el líder del opositor Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas, al que definió como ”un viejo compañero”.

Pero el plato fuerte fue su visita a Washington. El encuentro del martes con el presidente estadounidense George W. Bush ”superó lo esperado” e inauguró una nueva etapa en las relaciones de Brasil con Estados Unidos, según evaluó el propio Lula.

La iniciativa de Bush —una reunión cumbre entre ambos en el segundo trimestre de 2003 para poner en marcha una agenda común— abre un diálogo político que parecía casi imposible con el actual titular de la Casa Blanca, absorbido por la situación en otras regiones y el combate internacional al terrorismo.

La propuesta de Bush parece indicar una nueva actitud de Washington hacia Brasil, que contrasta con el mal talante de los últimos años. La Cumbre se celebraría en una ciudad brasileña, según la disposición de Bush, conocido por su aversión a viajes al exterior.

Ambos países experimentan frecuentes roces por las negociaciones para establecer el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), disputas comerciales específicas y por discrepancias en asuntos como la presencia militar estadounidense en la lucha contra el narcotráfico en Colombia, y el bloqueo económico de Washington a Cuba.

Debería esperarse, por tanto, más distancia aún entre el conservador Bush y el izquierdista Lula, líder del Partido de los Trabajadores (PT), nacido hace 22 años con las banderas del nacionalismo, el antiimperialismo, la revolución social y la admiración por Cuba.

Pero Lula hizo gala de pragmatismo en la campaña que lo llevó al triunfo electoral del 27 de octubre y en la actual preparación de su gestión, en particular respecto de su futura política exterior.

El presidente electó aseguró que cumplirá los compromisos internacionales de su país, como el firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que restringirá sus acciones económicas durante el primer año de gobierno.

Además, su equipo de asesores despejó muchas dudas de los inversores, evitando mayores turbulencias financieras.

El diálogo ”franco y directo” entre los presidentes puede alimentar relaciones de respeto y provecho mutuos, reconociendo los intereses comunes y las diferencias en el grado de desarrollo, dijo Lula.

Además reiteró que las cuestiones bilaterales y continentales no pueden limitarse al comercio, sino que Brasil quiere profundizar la cooperación a favor de la democracia, la paz, el combate al crimen organizado y a la pobreza, en todos los países.

Los viajes de Lula, iniciados en Argentina y Chile la semana pasada, reflejaron sus prioridades diplomáticas.

La primera es recuperar el Mercado Común del Sur (Mercosur), con una integración estratégica ”mas allá del comercio”, mediante políticas comunes similares a las de la Unión Europea, y que deberá extenderse a toda América del Sur.

Lula se ganó las simpatías de muchos argentinos, que esperan de Brasil un apoyo efectivo para superar el colapso económico y social que padecen.

La recuperación de Argentina es condición para reconstruir el Mercosur, conformado también por Paraguay y Uruguay.

Si Brasil pretende fortalecer el bloque, tendrá que hacer concesiones a sus socios, especialmente a Argentina, ayudando a su recuperación económica, dijo a IPS Tullo Vigévani, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Estadual de Sao Paulo.

Por otra parte, ”abrazar una causa regional” es el camino del éxito de Lula ante los formidables retos internos que enfrentará su gobierno, como la inflación en ascenso, la vulnerabilidad cambiaria, el desempleo y el compromiso de reducir la pobreza, según el economista Paulo Rabello de Castro.

Asumir el liderazgo y una ”acción solidaria” en América del Sur ayudará a Brasil a recuperar su economía, si amplía el comercio regional y la captación de capitales disponibles en el mundo, a causa de la recesión en las grandes potencias, arguyó Castro en un artículo publicado este miércoles en el diario Folha de Sao Paulo.

Para atraer inversiones existe la Iniciativa para la Infraestructura Regional Sudamericana, fomentada por el actual gobierno brasileño, y que seleccionó 160 proyectos de transporte, energía y comunicaciones, para integrar físicamente el subcontinente, recordó el economista.

Argentina es el principal problema exterior de Brasil por el efecto de su crisis en el costo de la deuda externa, lo que justifica la asistencia y la primera visita de Lula como presidente electo.

En opinión de Rabello de Castro, Chile fue el segundo país visitado, porque su prestigio internacional es vital para impulsar la cooperación en el ámbito sudamericano. (FIN/IPS/mo/dcl/ip/dv/02

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