AUSTRALIA-ASIA SUDORIENTAL: Guerra antiterrorista causa discordia

Australia profundizó la brecha que lo separa de Asia sudoriental al asumir el papel de abanderado en la guerra contra el terrorismo liderada por Estados Unidos, advirtieron gobernantes y expertos.

Los vecinos asiáticos perciben cada vez más a Australia como representante de los intereses occidentales, en especial luego de que el primer ministro John Howard anunció la disposición de su país a realizar operaciones antiterroristas preventivas en la región.

Los ”irresponsables” y ”arrogantes” comentarios de Howard podrían tener graves repercusiones políticas, sostuvieron analistas.

El gobernante australiano dijo estar dispuesto a realizar en otro país operaciones militares contra terroristas que planificaran atentados contra intereses australianos, y que la Carta de la Organización de las Naciones Unidas debía ser revisada para permitir ese tipo de ataques preventivos.

”Si crees que alguien va a lanzar un ataque contra tu país, si tienes poder para impedirlo y si no hay otra salida que usar ese poder, es lógico que tienes que usarlo”, dijo, entrevistado por la televisión australiana.

Estas declaraciones desataron la ira de los gobiernos de Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia.

El primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, criticó las declaraciones de Howard y el viceprimer ministro Abdulá Badawi calificó al líder australiano de ”arrogante” por no haber pedido disculpas.

”Esto es arrogancia. El sabe que estamos molestos con él y, sin embargo, mantiene su postura obstinada”, afirmó Badawi.

Mahathir, por su parte, advirtió que cualquier intento de un país de ”llevar a cabo asesinatos o imponer sus leyes dentro de las fronteras de Malasia será considerado un acto de guerra”.

Howard ”no debió haber hecho esas declaraciones, pues causan tensión en otros países”, sostuvo el vicepresidente indonesio Hamza Haz. ”Si sabe de actividades terroristas debe hablar directamente con las autoridades del país involucrado”, agregó.

Mientras, el jefe de defensa indonesio, general Endriartono Sutarto, advirtió que sus fuerzas armadas no se quedarán de brazos cruzados si ven que una nación extranjera interviene en su país bajo el pretexto de la lucha antiterrorista.

El mes pasado, el gobierno de Australia se desilusionó cuando la conferencia anual de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) rechazó su integración al grupo en carácter de ”socio para el diálogo”, un escalón inferior al de miembro pleno.

La propuesta había sido rechazada el año pasado por Mahathir, a quienes se sumaron ahora el primer ministro tailandés Thaksin Shinwatra y la presidenta indonesia Megawati Sukarnoputri. En cambio, la ASEAN sí invitó a Corea del Sur, China y Japón a ser ”socios para el diálogo”.

Esta es una clara señal de que los líderes de la ASEAN, integrada por Birmania, Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, ven a Australia no sólo como un país culturalmente diferente, sino careciente de solidaridad con la región.

El politólgo Amando Doronila escribió en el diario Philippine Daily Inquirer que los dichos de Howard ”distanciaron políticamente a Australia de la región y acentuaron el aislamiento” que le da al país su carácter de nación ”de cultura occidental en el Pacífico, con muy poco en común con el sudeste asiático”.

Mientras, el analista filipino Rizal Buendia dijo al periódico Singapore Straits Times a comienzos de mes que Australia es visto por los líderes de Asia sudoriental como el representante del poder y de los intereses occidentales en la región.

”Australia tiene una cultura por completo diferente, y los países del sudeste asiático no deben esperar que tenga una mayor comprensión de la unión y la solidaridad regional”, señaló Buendia.

Luego del atentado con bomba del 12 de octubre en la meridional isla indonesia de Bali, en que murieron 20 turistas australianos, Australia y Filipinas coincidieron en la necesidad de fortalecer la cooperación en inteligencia con Australia para controlar las actividades extremista.

Pero luego de las polémicas declaraciones de Howard, Malasia amenazó con dejar sin efecto el acuerdo de cooperación en materia de defensa firmado con Australia el 2 de agosto, mientras Filipinas anunció que evaluará con más cuidado un convenio antiterrorista bilateral en etapa de negociación.

Manila teme que el acuerdo, que incluye ”operaciones conjuntas, entrenamiento, intercambio de información de inteligencia y cooperación contra el terrorismo”, derive en ataques preventivos australianos en territorio filipino.

El consejero de seguridad del gobierno filipino Rolio Golez dijo a la televisión australiana que su país estudiará detenidamente el acuerdo, para ”garantizar que nada pueda ser interpretado como un permiso para ataques preventivos de parte de Australia”.

El 6 de este mes, el canciller malasio Syed Hamid Akbar anunció que el gobierno revisará las relaciones económicas, comerciales y aun educativas con Australia.

Akbar también dijo que su gobierno revisará el denominado Acuerdo Defensivo de las Cinco Potencias, que reúne a las fuerzas de seguridad de Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Malasia y Singapur en ejercicios bélicos periódicos en la región.

Las rápidas reacciones provocadas por las declaraciones de Howard reflejan la relación de amor-odio entre Australia y sus vecinos del sudeste asiático, que suelen acusar con frecuencia a Canberra de tener una actitud imperialista.

Australia quiere aplicar en Filipinas, Indonesia y en todo el sudeste asiático ”la doctrina del presidente (estadounidense George W.) Bush, que justifica ataques preventivos contra supuestos refugios terroristas”, señaló el Philippine Daily Inquirer.

En las últimas dos décadas, Australia construyó un fuerte vínculo comercial, turístico y de defensa con sus vecinos de Asia sudoriental.

Cada vez más jóvenes asiáticos viajan a Australia para estudiar, mientras los australianos tienen en el sudeste asiático su principal destino turístico.

La prensa australiana informó el mes pasado que las matrículas pagadas por los miles de estudiantes asiáticos en los años 90 fueron imprescindibles para que las universidades de ese país afrontaran el recorte de gastos realizado por el gobierno. (FIN/IPS/tra-eng/kp/ral/rp/mj/ip/02

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