(Arte y Cultura) CINE-EEUU: Una historia escrita a balazos

El último documental del periodista y cineasta Michael Moore analiza el tradicional apego de la sociedad estadonidense por las armas de fuego y, como sus películas anteriores, impacta al público con su humor negro y su naturaleza crítica.

La película ”Bowling for Columbine” (”Jugando bolos por Columbine”), ganadora de un premio en el último Festival de Cannes, toma el título de la localidad del central estado de Colorado donde en abril de 1999 dos adolescentes mataron a tiros a 13 compañeros suyos y se suicidaron luego.

Moore recuerda, con ironía, que ese mismo día Estados Unidos lanzaba uno de sus más intensos bombardeos sobre Yugoslavia, entonces gobernada por el presidente Slobodan Milosevic, y subraya que los jóvenes decidieron realizar el ataque cuando jugaban un partido de bolos.

El estreno de la película en Nueva York en octubre coincidió con el séptimo asesinato cometido por el francotirador que sembró el pánico en los alrededores de la ciudad de Washington durante dos semanas.

Moore explicó que el documental es ”un viaje por la cultura del miedo en Estados Unidos”, país donde se cometen 11.000 asesinatos anuales con armas de fuego.

El cineasta logró un gran impacto en 1989 con su primera película, ”Roger and me” (”Roger y yo”), en la que narraba sus infructuosos intentos por entrevistar al presidente de la empresa automovilística General Motors, Roger Smiths, sobre el cierre de fábricas en el noroccidental estado de Michigan, que dejó a cientos de desempleados.

En las primeras escenas de ”Bowling for Columbine”, Moore, cámara en mano, visita un banco en el que se anuncia una oferta original: a todo aquel que abra una cuenta se le regalará un reluciente rifle a elegir de un variado catálogo.

Moore camina con su rifle unas cuadras hasta la peluquería donde, además de pedir un corte, compra municiones.

Los adolescentes que mataron a sus compañeros de Columbine compraron las balas a 17 centavos en una casa de la cadena de supermercados K-Mart, observó el cineasta, también autor del libro ”Stupid White Men” (”Estúpidos hombres blancos”), una ácida crítica a la elite política estadounidense.

Moore también persuadió a dos jóvenes sobrevivientes de la masacre de Columbine de dirigirse a las oficinas centrales de K- Mart para pedirle a los responsables de compañía de que dejen de vender municiones al por mayor.

Canadá tiene un índice de homicidios mucho menor que Estados Unidos, a pesar de que ambos países tienen porcentajes similares de civiles portadores de armas, un dato destacado en la película.

Moore entrevista a pandilleros, familiares de víctimas de tiroteos, a productores de televisión, al músico de rock Marilyn Mason y a ejecutivos de la compañía armamentista Lockheed-Martin, que emplea a unas 5.000 personas cerca del colegio de Columbine.

El cineasta sugiere, incluso, que los adolescentes responsables del ataque de Columbine pensaban que matar no estaba mal porque sus padres fabricaban misiles en Lockheed-Martin.

Un portavoz de la compañía argumenta en el documental los misiles son fabricados para matar en el extranjero, no en Estados Unidos.

El filme incluye una revisión de la historia de Estados Unidos, país cuya política interna y exterior continúa signada por el mismo miedo con el que nació.

”Lo primero que aprendes de niño sobre la historia estadounidense es que los peregrinos llegaron a América porque tenían miedo a la persecución” religiosa, subraya el narrador mientras se muestran dibujos animados hechos por los creadores de la serie televisiva ”South Park”.

”Se encontraron con los indios y tuvieron miedo, y por eso los mataron. Luego empezaron a tener miedo entre ellos y comenzaron a quemar brujas. Después ganaron la revolución, pero tenían miedo que los británicos volvieran”, dice Moore.

La población esclava en Estados Unidos ”creció de 700.000 a cuatro millones entre la revolución y el comienzo de la guerra civil en 1861. En el sur rural, los negros hasta triplicaban a los blancos, y había muchas rebeliones de esclavos. Por eso, Samuel Colt inventó su revólver de seis balas en 1836”, añade.

Moore atribuyó buena parte de la violencia entre civiles estadounidenses a la paranoia fomentada la televisión, en especial por programas como el popular ”Cops” (”Policías”), en el que las cámaras acompañan a agentes del orden reales en sus operativos.

También analiza los titulares de los noticieros televisivos a los que atribuye una obsesión por los criminales negros, retratados como más agresivos que sus pares blancos.

Un ex alumno de Columbine dice en el documental que el ataque de 1999 se debió, entre otras cosas, a la presión que sufren los estudiantes por parte de los maestros, que amenazan una y otra vez son sancionarlos.

Uno de los momentos culminantes de la película es la visita de Moore a la casa en Beverly Hills del actor Charlton Heston, presidente de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, organización que defiende a los poseedores de armas de fuego.

Heston, protagonista de películas exitosas como ”The ten commandments” (”Los 10 mandamientos”) y ”The planet of the apes” (”El planeta de los simios”), se niega a pedir disculpas ante la cámara de Moore, quien le echa en cara las muertes causadas por pistolas y armas largas en manos de particulares.

Cuando Moore le muestra la fotografía de una de las víctimas en el ataque Columbine, el actor da abruptamente por terminada la entrevista. (FIN/IPS/tra-eng/aa/ml/rp/mj/cr ip/02

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