El cineasta chileno Patricio Guzmán iniciará en enero el rodaje de un filme sobre el ex presidente Salvador Allende (1970-1973), casi 30 años después de su muerte en el marco del golpe de Estado que lideró el general Augusto Pinochet.
En el momento en que un documental está arrancando, estás sumido en una especie de interioridad de tu personaje, de las tentativas de qué vas a hacer. Así es que lo único que te puedo contar es que va a ser una película sobre Allende que rastrea la memoria popular, dijo a IPS Guzmán, director de La batalla de Chile, La memoria obstinada y El caso Pinochet.
Voy a preguntar a mucha gente, en la provincia, en las poblaciones (barriadas populares), sobre la imagen que tienen de Salvador Allende, porque creo que una biografía se compone de los datos objetivos y también del mito, explicó el cineasta antes de viajar a Francia, donde reside.
Guzmán permaneció un mes en Chile, como director del VI Festival de Cine Documental, y aprovechó ese tiempo para afinar los detalles del rodaje que comenzará en enero.
El documental sobre Allende será producido en Francia, y su estreno está planificado en forma simultánea en París y Nueva York para el 11 de septiembre de 2003, con motivo del 30 aniversario del golpe de Estado.
El director admitió que ese plazo le da un ingrediente dramático a la filmación, porque no le gusta trabajar contra el tiempo, aunque está dándole vueltas al tema desde hace más de dos años.
Además, siente que tiene terreno avanzado por el hecho de haber filmado constantemente durante el gobierno de Allende, un período que considera tan rico como dramático y tan fructífero como trágico, pese a su brevedad.
Después de 30 años, el cineasta cree que ha transcurrido un lapso prudente para hablar en imágenes del mandatario que se suicidó en La Moneda, sede del Poder Ejecutivo, cuando los militares la bombardeaban.
En todo caso, el filme no abarcará sólo los tres años de gobierno de Allende, quien comenzó a trabajar en el espacio público a los 20 años, destacó.
Creo que fue la figura más política que ha habido en Chile, en el sentido de que fue ministro a los 29 años y luego sucesivamente fue candidato a diputado y senador en diversas circunscripciones, señaló Guzmán.
Pese a que no tenía clientela política, (Allende) siempre se atrevía a competir en los lugares donde no iba a ganar… y ganaba. Eso lo transforma en una especie de campeón de la política a lo largo de 50 años, explicó.
Allende fue ministro de Salud del gobierno de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941), y desde 1952 se postuló cuatro veces a la presidencia, hasta triunfar en las elecciones del 4 de septiembre de 1970, como candidato de la Unidad Popular.
En la filmografía de Guzmán ya hay tres títulos vinculados con el periodo de gobierno de la Unidad Popular: El primer año, La batalla de Chile (en dos partes) y La memoria obstinada.
El director no teme que esa reiteración perturbe su propósito de documentar la vida de Allende con una mirada distinta, sino que siente que le ayuda, porque filmar tan intensamente un periodo te da una reserva enorme.
Tampoco le asusta enfrentarse a una figura mítica como la del ex presidente chileno.
Estoy lleno de dudas, de elecciones sobre lo que debo filmar, pero no tengo miedo frente al personaje. Por el contrario, me parece un premio poder hacer una película sobre Allende, porque para mi generación él significó la esperanza, la dignidad, la palabra cumplida, afirmó.
Hacer una película sobre esos tres conceptos es extraordinario, sin pretender ocultar los tropiezos que tuvo y los errores que cometió, comentó.
Guzmán piensa que esos tres valores han sido traspasados a las nuevas generaciones, de uno u otro modo.
Los jóvenes y los viejos ven a Allende mucho mejor de lo que pensamos, aseguró.
Los que estamos al medio somos los peores, porque ahí está la gente que tuvo que cambiar drásticamente su manera de vida para poder ganarse el pan, los que tuvieron que adaptarse a los nuevos tiempos porque no había otra manera de sobrevivir en un país que dio un salto gigantesco, y que ahora (tras la dictadura) se parece a Sudáfrica, explicó.
El cineasta prevé que esas generaciones intermedias serán las más desconfiadas ante su película.
Es probable que parte de la fe de Guzmán en los jóvenes se debe a que en los últimos seis años, desde que inició el festival de Cine Documental, ha visto surgir a una nueva generación de cineastas empeñados en rescatar la memoria histórica del país.
En esa nueva promoción está Carmen Luz Parot, directora del sólido trabajo Estadio Nacional, donde distintos personaje dan cuenta de cómo ese recinto deportivo de la capital se convirtió en la peor de las cárceles durante los primeros meses de la dictadura que derrocó a Allende.
También Marcela Said, empeñada en develar la psicología de los seguidores del hoy anciano general golpista en I love Pinochet.
En el último Festival, realizado a mediados de noviembre, resultó ganadora una película alusiva a la historia reciente de Chile, Volver a vernos, de Paula Rodríguez, en la cual se recogieron voces de tres personajes públicos que eran niños en 1973.
Ellos hablan de sus luchas desde el movimiento estudiantil, en los años 80, y sobre su inserción y conflictos en los gobiernos democráticos de los 90.
La memoria no es un tema de moda sino una adquisición de la sociedad civil moderna, sostuvo Guzmán.
Así como en los últimos 20 años se han incorporado conceptos que antes no conocíamos, como tolerancia sexual, ecología o tolerancia racial, también está el concepto de la memoria. Y esta instauración está llegando a Chile y se va a instalar, alegó.
No me cabe duda de que serán los hijos de los jóvenes de hoy quienes restablezcan la historia, añadió. (FIN/IPS/pm-ggr/mp/cr ip/02