Inversores ambientalistas y religiosos reclaman a las dos principales fabricantes de automóviles del mundo, las estadounidenses Ford y General Motors, que tomen medidas para reducir la emisión de gases invernadero.
Una coalición encabezada por el Centro Interfé para la Responsabilidad Corporativa (ICCR) presentó en las dos compañías sendos proyectos de resolución que serán considerados en las próximas asambleas de accionistas, que se celebrarán en el segundo trimestre de 2003.
El ICCR representa a más de 275 organizaciones de inversores basadas sobre la identidad religiosa de sus asociados, y concentra una inversión total de 120.000 millones de dólares.
Su intención en este caso es que Ford y General Motors reduzcan la emisión de gases invernadero en sus procesos de fabricación y en los vehículos que producen, con objetivos medibles para 2012 y 2020.
La mayoría de los científicos atribuyen el recalentamiento del planeta a los gases invernadero, producidos por la quema de combustibles fósiles como los derivados del petróleo, el gas y el carbón, en especial en los sectores industrial y del transporte.
Se prevé que la iniciativa sea respaldada por otras grandes organizaciones tenedoras de acciones, entre ellas el principal fondo de pensiones del sudoccidental estado de California, Calpers — que representa inversiones por 150.000 millones de dólares—, informó la directora del ICCR, Patricia Daly.
El respaldo a iniciativas contra el recalentamiento planetario presentadas por inversores de diversas empresas aumentó de tres por ciento de los paquetes accionarios en 1999 a 18 por ciento en 2002.
Los jefes ejecutivos de las compañías toman ese dato muy en serio, pues los inversores manifiestan, al mismo tiempo, gran preocupación por el rendimiento de sus acciones en el mercado bursátil.
Ford y General Motors afrontan riesgos económicos y de reputación por su falta de determinación para reducir las emisiones de dióxido de carbono, el principal de los gases invernadero, indicó Daly.
La gran intensidad de las emisiones de gases invernadero por parte de las empresas automovilísticas estadounidenses socava la competitividad de esas compañías a nivel nacional e internacional, a medida que otrasas firmas del sector sí toman el asunto en cuenta, dijo la religiosa.
Esto no se trata sólo de lo que es bueno para el ambiente, sino de lo que es bueno para los accionistas de Ford y de General Motors, sostuvo.
Los gases invernadero liberados desde vehículos a combustión interna representan 20 por ciento de la emisión total de Estados Unidos, país que, a su vez, concentra 25 por ciento de lo emitido en todo el mundo.
La mayoría de los países industrializados ratificaron el Protocolo de Kyoto de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que obliga a 38 países ricos a reducir para 2012 sus emisiones de gases invernadero 5,2 por ciento respecto de las de 1990.
Sin embargo, el presidente George W. Bush retiró la firma de Estados Unidos.
Además, el gobierno alivió las normas vigentes sobre la reducción de emisiones e intenta abrir nuevas áreas del territorio nacional a la explotación petrolera, entre ellas Alaska. También busca nuevas fuentes de crudo y de gas natural en Rusia, Asia central y Africa occidental.
Como consecuencia, las compañías automovilísticas de Estados Unidos carecen de incentivos gubernamentales para mejorar su eficiencia en el uso de combustibles fósiles y de desarrollar modelos que empleen otras fuentes de energía.
Por lo tanto, los fabricantes estadounidenses de automóviles han quedado rezagados en el desarrollo de nuevas tecnologías, en especial respecto de Japón, lo cual podría reducir en el largo plazo el valor de las acciones de las empresas, afirman expertos en economía, energía y ambiente.
Los accionistas tienen derecho a esperar que Ford y General Motors muestren su responsabilidad ambiental vendiendo automóviles más limpios, en lugar de empantanarse con tecnologías del pasado mientras los japoneses toman la delantera, dijo el director de la Unión de Científicos Preocupados, Kevin Knobloch.
Ford y General Motors podrían fabricar vehículos que consuman 17 kilómetros por litro de combustible en 2012, con la tecnología disponible y los avances en ciernes. Los vehículos híbridos pueden mejorar el rendimiento a 23,4 kilómetros por litro sin sacrificar seguridad ni comodidad, agregó Knobloch.
Los vehículos híbridos combinan un motor de combustión interna con uno eléctrico, que se carga con el exceso de energía liberada durante el frenado.
Al contrario que los vehículos alimentados puramente a electricidad, en los híbridos no es necesario cargar la batería mediante la conexión a un sistema eléctrico. Por otra parte, emiten menos gases contaminantes y tienen el doble de rendimiento por litro de combustible que los vehículos convencionales.
Las iniciativas presentadas por los accionistas verdes de Ford y General Motors proponen que ambas empresas presenten en agosto de 2003 un informe sobre la magnitud actual de las emisiones de gases invernadero en sus fábricas y las de sus vehículos.
También solicitan la elaboración de mecanismos para reducir estas emisiones, con metas cuantificables para 2012 y 2020, y una evaluación sobre las políticas gubernamentales que ayudarían a las compañías a alcanzar esos resultados.
No es la primera vez que Ford y General Motors son presionados de ese modo por accionistas preocupados por el ambiente.
En 1998, algunos inversores pidieron a las dos empresas que se retiraran de la Coalición del Clima Mundial, grupo de poderosas empresas estadounidenses químicas, automovilísticas y energéticas que presionaban al gobierno para que retirara su firma del Protocolo de Kyoto.
La Coalición también presentaba informes con los que pretendía desacreditar la evidencia científica según la cual los gases invernadero contribuyen con el recalentamiento planetario.
La propuesta de retiro recibió el voto de apenas entre tres y cuatro por ciento de los accionistas, pero ambas empresas decidieron en 2000 abandonar la Coalición, que se disolvió a comienzos de este año como consecuencia de las sucesivas deserciones, si bien logró su objetivo ante el gobierno.
Ford y General Motors son la clave para que el resto del mundo corporativo adopte medidas efectivas contra el efecto invernadero, sostuvo el subdirector de Servicios Sociales de la firma independiente Centro de Investigaciones para la Responsabilidad de los Inversores, Doug Cogan.
El apoyo a iniciativas contra la emisión de gases invernadero dentro de las grandes corporaciones creció exponencialmente en los últimos tres años, sostuvo Cogan, quien pronosticó que las propuestas presentadas ante Ford y General Motors recibirán el apoyo de más de 10 por ciento de los accionistas.
En el segundo trimestre de este año, más de 20 por ciento de los accionistas de la compañía petrolera ExxonMobil votaron a favor de una propuesta de aumentar la inversión en fuentes renovables de energía. Entre esos votos figuraron los de Calpers.
El parlamento de Canadá ratificó el 9 de este mes el Protocolo de Kyoto, lo cual impulsará la iniciativa. Canadá no es sólo un gran mercado comprador para Ford y General Motors: muchas fábricas de ambas compañías están radicadas allí. Ambas empresas deberían tomar nota de esa ratificación, dijo Knobloch. (FIN/IPS/tra- eng/jl/ml/mj/en if/02