El líder del nuevo gobierno de Turquía, Recep Yayyip Erdogan, aclaró en la gira que realiza por la Unión Europea (UE) que su país está perdiendo la paciencia en la espera por ingresar al bloque.
Erdogan visitó la mitad de Europa desde mediados de este mes, y luego de estar en Francia viajará a Dinamarca, Finlandia y Suecia, con la intención de que la UE anuncie en la cumbre que se celebrará el mes próximo en Copenhage un cronograma definitivo para el ingreso de Turquía al bloque.
El dirigente visitó a mediados de mes Italia, España y Grecia, también para promover el ingreso de su país a la UE y para convencer a Occidente de que su partido atenuó su tendencia islámica.
Ankara realizó reformas económicas y políticas importantes para cumplir con los criterios de integración a la UE, dijo Erdogan el miércoles al presidente francés Jacques Chirac.
Tenemos un sistema político bipartidista representado en un parlamento elegido en las urnas, tenemos un gobierno fuerte y hemos lanzado reformas para asegurarnos de que la economía se rija por las leyes del mercado, afirmó.
El próximo parlamento elaborará una constitución basada sobre las libertades individuales en sustitución de la actual, formulada por el ejército durante la última dictadura militar (1980-1983).
Pero Turquía no continuará golpeando por mucho tiempo las puertas de la UE, advirtió. Nuestra paciencia con Europa ha durado 40 años, pero ahora se está socavando, dijo, en referencia a la promesas de admisión inicialmente formulada por dirigentes comunitarios en 1963.
Chirac ofreció una respuesta previsible. Turquía tiene todo el derecho de convertirse en miembro pleno de la UE, pero también tiene la obligación de satisfacer las condiciones que el bloque definió como ineludibles para dar ese paso, dijo.
Entre esas condiciones figuran el reino de la democracia, la vigencia de las leyes y la economía de mercado.
El gobierno turco ha desistido de manifestar su habitual rechazo a las críticas internacionales sobre la situación de los derechos humanos en el país, con el fin de mejorar sus posibilidades de ingreso a la UE.
La Corte Europea de Derechos Humanos, órgano judicial del Consejo de Europa, anunció el martes que Ankara había aceptado pagar compensaciones a familiares de las numerosas víctimas de ejecución sumaria a manos de soldados y policías. Turquía es uno de los 44 países integrantes del Consejo.
La Corte también informó que Turquía había reconocido que no había implementado todas las reformas requeridas y que la tortura y la falta de investigaciones efectivas sobre la tortura constituye una violación del artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos.
El tribunal destacó que el gobierno turco prometió tomar medidas para garantizar el respeto de la Convención.
El parlamento turco abolió en agosto la pena de muerte, sustituida por la cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo palabra, y reconoció a la minoría kurda el derecho a usar su idioma en forma pública, pero deberá cumplir más deberes para incorporarse a la UE.
La reforma de agosto consagró también la libertad para criticar al Estado y sus instituciones, alivió las restricciones a las organizaciones no gubernamentales y a las minorías no musulmanas y dispuso medidas estrictas contra la migración ilegal a través de Turquía.
La minoría kurda, integrada por 15 millones de personas, luchó durante años por sus derechos fundamentales. Las reformas también salvaron la vida de 60 condenados a muerte, entre ellos Abdulá Ocalan, el ex líder del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK).
El bloque declaró que estas medidas son pasos significativos hacia una mejor protección de los derechos humanos y de las minorías en Turquía, pero advirtió que vigilará de cerca su cumplimiento.
El debate sobre el ingreso de Turquía a la UE cobró impulso tras el triunfo electoral el 3 de este mes del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), escición moderada de un grupo islámico, que obtuvo 363 de los 550 escaños del parlamento con 34,41 por ciento de los votos. El segundo del AKP, Abdulá Gul, es el nuevo primer ministro.
Erdogan no encabeza el gobierno porque no fue candidato a legislador, y ocupar un escaño en el parlamento es una exigencia de la constitución turca. La justicia electoral prohibió a Erdogan figurar en las listas del AKP tras condenarlo por incitar al odio religioso, en un discurso que pronunció en 1998.
Al partido de Erdogan sólo le faltan cuatro votos en el parlamento para obtener la mayoría de dos tercios requerida para reformar la constitución, una posibilidad que el AKP maneja para permitir que su líder ocupe la jefatura del gobierno.
El ex presidente francés Valéry Giscard D'Estaing, hoy presidente de la Convención Constitucional Europea, dijo poco después de las elecciones que Turquía no es un país europeo, y varios dirigentes políticos, en especial de Alemania y Francia, realizaron declaraciones parecidas.
El ex canciller socialista francés Hubert Védrine también se opuso al ingreso de Turquía en la UE, con el argumento de que por meras razones geográficas, debemos trazar la frontera donde termina Europa.
Noventa y ocho por ciento de los 68 millones de habitantes de Turquía son musulmanes, pero hay otras razones que van más allá de la religión para la oposición francesa a la admisión de ese país en el bloque europeo.
A pesar de las presiones de la UE y de Estados Unidos, Turquía se ha negado hasta ahora a renunciar a sus reclamos de soberanía sobre Chipre, en el mar Mediterráneo, dividida entre el sur de mayoría griega y el norte de mayoría turca. Sin embargo, Erdogan sugirió la posibilidad de un acuerdo sobre el destino de la isla.
Francia también teme que la población turca, que crece a un ritmo más acelerado que la europea, reduzca el peso político de París en Bruselas.
Con de 61 millones de habitantes, Francia vio reducirse su representación en los órganos de la UE como consecuencia de la reunificación de Alemania en 1992, que pasó así de los 62 millones de habitantes de la occidental República Federal de Alemania a 80 millones de habitantes.
Dos partidos conservadores alemanes, la Unión Socialcristiana y la Unión Demócratacristiana, también se pronunciaron contra el ingreso turco en la UE.
El bloque se basa sobre valores occidentales y el ingreso de Turquía destruiría esos valores, dijo el ex candidato conservador a la jefatura del gobierno alemán Edmund Stoiber.
Turquía todavía está lejos de cumplir los criterios políticos de Copenhague, declaró Elmar Broek, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento Europeo.
La democracia plena y el imperio de la ley todavía no se han concretado en Turquía, donde aún hay problemas con la hegemonía política del ejército y la independencia de la justicia, dijo Broek a la cadena de noticias británica BBC.
Pero Erdogan dijo que solo Alemania aún vacila, y todos los restantes líderes europeos expresaron su apoyo a Turquía. (FIN/IPS/tra-eng/jg/ss/mj/ip if/02