El gobierno, operadores y empleados turísticos, trabajadores por cuenta propia y hasta quienes actúan en la economía informal de Cuba parecen coincidir por primera vez en un mismo anhelo y es que la temporada alta de turismo traiga tiempos mejores al país.
Algunos cruzan los dedos o tocan madera para la suerte, otros hacen promesas a los orishas (divinidades) de la religión afrocubana o miran al cielo en señal de ruego para que el turismo recobre su vigor en la temporada que oficialmente comenzó el 1 de este mes.
La ausencia de turistas se percibe en estos días en las calles de La Habana y golpea con fuerza a las familias que obtienen su sustento de ese sector.
A pesar de ese presente, fuentes oficiales auguran para el turismo un año similar al de 2001, cuando se registró el ingreso de 1,7 millones de visitantes.
Llevo varios meses en mi casa, recibiendo 60 por ciento de mi salario en pesos y sin la esperanza de ganarme ni una propinita en dólares. En mi empresa somos unas 70 personas en la misma situación, dijo un conductor de ómnibus de turismo.
En Cuba, el salario medio mensual es de unos 270 pesos y el dólar se cotiza a 26 pesos cubanos. Un número importante de bienes y servicios, incluidos productos de primera necesidad, pueden pagarse sólo en dólares.
El turismo representa en la actualidad 41 por ciento de los ingresos brutos del país, frente a sólo cuatro por ciento en 1990, según fuentes del Ministerio de Turismo.
En los últimos 10 años se crearon unos 200.000 nuevos empleos, directos o indirectos en el turismo, y la cantidad de habitaciones creció a un ritmo de 3.000 por año en las categorías de cuatro y cinco estrellas.
La situación se pinta gris con pespuntes negros para una familia que vive de lavar y planchar manteles y servilletas para un restaurante estatal del centro histórico de La Habana, una actividad no autorizada como trabajo por cuenta propia.
Los camareros nos pagan el servicio de las propinas que ganan, pero si no hay clientes los manteles no se ensucian, comentó una jefa de hogar, una mujer de 51 años que en temporadas pasadas llegó a ganar hasta 385 dólares mensuales.
Los trabajadores del sector que permanecen en sus puestos también se sienten perjudicados, pues reciben menos propina que hasta hace poco más de un año, uno de los atractivos principales que tiene trabajar en el turismo en Cuba.
Pero la disminución de los viajes de placer afecta también a otros países del Caribe desde el comienzo de la crisis mundial del sector, provocada por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
El presidente de la Asociación de Economistas del Caribe, Pedro Rivera, señaló en septiembre que las economías caribeñas registran un retroceso considerable este año debido, entre otros factores, a la caída del turismo en la región.
Un informe del Banco Central de República Dominicana indicó que en el primer semestre del año llegaron a ese país 184.010 turistas menos que en igual periodo de 2001, que equivale a una merma de 13,6 por ciento.
La situación se tornó complicada en julio también en Barbados, donde se informó del cierre temporal o definitivo de hoteles e instalaciones gastronómicas, a causa de la caída de los ingresos procedentes del turismo en los meses anteriores.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) señaló que el año pasado se registró el movimiento de 693 millones de turistas internacionales, cuatro millones menos que en 2000.
El deterioro de sector había comenzado a percibirse en varios mercados mundiales por razones económicas antes del 11 de septiembre de 2001, pero los atentados contra Estados Unidos de ese día y la posterior respuesta militar de ese país contra Afganistán precipitó la crisis.
En Cuba, fuentes oficiales calculan el retroceso del turismo en 18 por ciento entre septiembre y diciembre del 2001, en 21 por ciento entre enero y febrero de este año y en 8,3 por ciento entre marzo y agosto.
Un estudio de la Agencia de Información Nacional indicó que entre enero y septiembre llegaron a Cuba 160.000 turistas menos que en los primeros nueve meses del año pasado.
El turismo en general ha tenido un decrecimiento, al menos no ha tenido el crecimiento esperado. No ha sido bueno para Cuba este estancamiento, explicó Marcel Marambio, presidente de Sol y Son Los Viajes, una empresa mixta conformada por la estatal Cubana de Aviación y el grupo empresarial chileno ING.
Tras la caída registrada en octubre de 2001, especialistas y autoridades cubanas habían vaticinado la recuperación del sector para comienzos de este año, luego se aplazó para mediados y ahora se habla de que habrá que esperar hasta 2003 e incluso más allá para percibir esa ansiada mejora.
Otros expertos y organizaciones ven más lejanas esas posibilidades, al considerar que el retorno de los niveles anteriores de viajes y turistas ocurrirá en la primera etapa de 2004, dijo el ministro de Turismo, Ibrahim Ferradaz.
Un comunicado de la OMT del 9 de septiembre indicó que se observaba una contracción del turismo internacional, provocada por la caída de los movimientos de larga distancia, pero que parecía reducirse paulatinamente.
La tendencia internacional apunta a una disminución del periodo de vacaciones, a las reservaciones de última hora, al aumento de los viajes de personas de la tercera edad y a mayores oportunidades para los destinos con menores trabas fronterizas, añadió el informe.
Por otra parte, la recuperación del número de viajes no lleva asociado un volumen de ventas del mismo orden de magnitud, y cabe suponer que los ingresos de las empresas crecerán menos, agregó.
Estamos persuadidos de que el turismo retomará los caminos del crecimiento, pero, seguramente, tendrá nuevas características, admitió Ferradaz. (FIN/IPS/da/dm/if/02