SALUD: Campaña contra ceguera del río, modelo antisida

Millones de vidas podrían salvarse de enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis si la comunidad internacional aprendiera de sus propios éxitos en la lucha contra la oncocercosis o ceguera del río, según expertos independientes y de la ONU.

La clave para combatir con éxito la oncocercosis ha sido dar a las comunidades locales el papel central en las campañas y facilitarles respaldo desde países donantes, organizaciones no gubernamentales y, especialmente, el sector privado.

Funcionarios de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) comenzaron hace 28 años a implementar un programa para combatir una misteriosa enfermedad que dejaba ciegos a miles de hombres, mujeres y niños en las áreas rurales de Africa occidental.

El plan contaba con escasos recursos y las posibilidades de éxito eran inciertas.

Pero en pocos años, el Programa de Control de la Oncocercosis (PCO) de la ONU comenzó a dar resultados significativos, con el respaldo de varios gobiernos y donantes internacionales, entre ellas el Banco Mundial.

”El PCO fue altamente exitoso”, sostuvo Lamin Manneh, asesor para Africa occidental del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), agencia de la ONU que, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), implementó el programa.

”Ya desde el comienzo, la ceguera del río fue asumida como un problema de salud pública, con un enfoque que enfatizaba en el involucramiento de las autoridades nacionales y locales”, explicó Manneh, para quien también fue decisiva la contribución de la compañía farmacéutica Merck.

El PNUD y el Banco Mundial calcularon que el PCO impidió que 600.000 personas quedaran ciegas a causa de la oncocercosis, principal causa infecciosa de ceguera en el mundo.

La ceguera del río es causada por el gusano parásito onchocerca volvulus, que ingresa al organismo humano con la mordedura de una pequeña mosca negra cuyo hábitat se encuentra cerca de los ríos de Africa y de América Latina. En el continente africano se concentran 99 por ciento de los casos.

Cerca de 18 millones de personas, 99 por ciento de los cuales viven en Africa, sufrían la enfermedad en 2000, y 120 millones de personas en el mundo estaban entonces en riesgo de contraerla, según cálculos de la OMS.

Treinta de los 36 países en que la enfermedad es endémica son de Africa subsahariana y el resto, de América.

Funcionarios de la ONU afirmaron que unas 70 empresas internacionales siguieron el ejemplo de Merck al involucrarse en los programas mundiales de lucha contra el sida, pero que su contribución es mucho menor de la requerida sólo para lograr éxito en Africa.

El año pasado, vivían con VIH 40 millones de personas, de las cuales 18,5 millones eran mujeres y tres millones, niños. Tres millones de personas murieron a causa del sida desde el comienzo de la pandemia, a inicios de los años 80, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el Sida (Onusida).

En 2000, dos millones de personas murieron a causa de la tuberculosis y la malaria, la mayoría niños de Africa.

”Es fácil paralizarse ante la epidemia de sida”, dijo el experto en salud Frank Richards, del Centro Carter, organización fundada por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter e involucrado en la lucha contra la ceguera del río desde 1987.

Pero el sida puede ser efectivamente controlado si los gobiernos, la industria farmacéutica, las organizaciones internacionales de salud y la sociedad civil adoptan el enfoque adecuado, según Richards.

En ese sentido, el PCO ”es un modelo para cualquier sistema de salud del mundo en desarrollo”, agregó.

”Se avanzó mucho” y la erradicación de la enfermedad ya no es una panacea, sostuvo Richards. ”El éxito de este programa se basa, en primer término, sobre las iniciativas de desarrollo de las comunidades y el sistema de distribución” de medicinas, explicó el experto del Centro Carter.

Más de 60.000 comunidades rurales y más de 100.000 personas de Africa subsahariana se han encargado desde 1987 de distribuir y administrar la medicina contra la oncocercosis Mectizan, donada por la compañía farmacéutica Merck, según informes de la propia empresa.

Los medicamentos donados alcanzaron a 30 millones de personas por año, agregó la compañía.

Merck es una de las muchas empresas privadas, agencias de la ONU y donantes internacionales que participan en la lucha contra la ceguera del río, junto con 30 gobiernos africanos, comunidades rurales y 40 organizaciones no gubernamentales.

Todas las organizaciones que supervisan la iniciativa en la región aseguran que el éxito del programa brinda una serie de lecciones para la lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), así como contra otras enfermedades mortales.

”La malaria debe ser analizada en el contexto de la pobreza. Estamos hablando de países donde las personas no pueden pagar una fumigación. En el caso del sida, los pacientes no pueden pagar las medicinas”, dijo Manneh.

”La lección para la comunidad internacional es que las autoridades nacionales y las comunidades locales deben involucrarse”, agregó. Para Manneh, los donantes del sector privado también deben aprender la lección de Merck, cuya participación en el programa consideró decisiva.

Richards afirmó, por su parte, que ”Merck fue uno de los factores del éxito”. ”Ellos sabían que los pacientes de Africa subsahariana no tenían dinero”, explicó.

El activista del Centro Carter desea que otras empresas farmacéuticas donen medicamentos, ya sea contra la ceguera del río, la malaria, el sida o cualquier otra enfermedad.

”La contribución de Merck fue tremenda”, dijo el biólogo Alan Alemian, de la organización humanitaria Africare, radicada en Estados Unidos.

El presidente de Merck, Raymond Gilmartin, dijo que la compañía ”decidió hace 15 años donar Mectizan porque sentía la obligación de que quienes la necesitaran dispusieran de ella, pero también porque los afectados eran los que tenían menos posibilidades de pagarla”.

Impresionados por el éxito del programa, varios donantes internacionales se reunieron este año en Luxemburgo y comprometieron aportes por más de 70 millones de dólares para acabar con los últimos vestigios de la enfermedad en Benín, Ghana, Guinea, Sierra Leona y Togo en los próximos cuatro años. (FIN/IPS/tra-eng/hr/ml/mj/he/02

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