La primera visita oficial a Noruega del presidente de Rusia, Vladimir Putin, fortaleció los vínculos comerciales y políticos entre ambos países, pese a las diferencias expuestas ante la guerra de Moscú contra los separatistas de Chechenia.
El viaje de Putin, que estuvo acompañado de una gran delegación de empresarios, arrojó importantes acuerdos comerciales, pero estuvo marcado por el agravamiento del conflicto militar de Chechenia.
El primer ministro de Noruega, Kjell Magne Bondevik, exhortó al presidente visitante a crear un ámbito de diálogo para poner fin a la guerra que Moscú reanudó en 1999 contra la república separatista de mayoría musulmana.
Durante la presencia de Putin en Oslo, el lunes y el martes, ambos gobernantes discutieron sobre la demarcación de aguas territoriales en el septentrional mar de Barentz —donde se supone existen grandes riquezas petroleras— sobre la que los dos estados están en desacuerdo desde hace 30 años.
Putin se comprometió a hallar una solución definitiva.
También estuvieron en la agenda la situación de las islas noruegas de Svalbard, donde Rusia mantiene actividades de minería, y los desechos nucleares rusos de Murmansk, muy cerca de la frontera noruega.
Putin y Bondevik firmaron acuerdos sobre control fronterizo, recursos naturales, investigaciones en piscicultura y el combate conjunto contra el terrorismo.
Se puede comparar el peligro del terrorismo en el presente con el peligro del comunismo del pasado. El problema del terrorismo el global y las naciones deben enfrentarlo en conjunto. El terrorismo no tiene fronteras visibles, dijo Putin a la prensa.
El gobernante ruso se reunió con representantes de dos grandes compañías noruegas de petróleo, Statoil y Norsk Hydro, que expusieron sus planes para acceder a concesiones de exploración petrolífera y gasífera en territorio ruso.
La firma Statoil alcanzó un acuerdo preliminar con la petrolera rusa Lukoil para ampliar la cooperación en las operaciones en el mar Caspio.
La compañía noruega de telefonía Telenor firmó un contrato para desarrollar servicios de teléfonos móviles en varias regiones de Rusia, que supondrá una inversión de 175 millones de dólares.
Como país limítrofe, Noruega puede jugar un papel importante en la política exterior de Rusia, apuntan observadores locales, si bien su interés en obtener derechos para explotar recursos naturales rusos definirá su perfil diplomático hacia el gran vecino oriental.
El principal producto que Noruega vende a Rusia es el pescado. Pero hay empresas de telecomunicaciones y cerveceras establecidas en territorio ruso que están obteniendo considerables ganancias.
Desde que Putin asumió la presidencia, en 1999, el país se movió claramente hacia occidente.
Pero las relaciones entre un país pequeño como Noruega y una potencia como Rusia están marcadas por el desequilibrio, señaló el Centro de Estudios de la Defensa.
En los últimos 50 años, Oslo intentó subsanar ese desequilibrio frente a la entonces Unión Soviética, disuelta en 1991, estrechando sus vínculos con Europa occidental y con Estados Unidos, a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Sin embargo, Oslo mantiene su inquietud por las zonas marítimas septentrionales donde se superponen los intereses de ambos estados.
La guerra con Chechenia y el terrorismo marcaron la presencia de Putin en Noruega. Mientras el mandatario hablaba contra el terrorismo, en las calles cercanas manifestantes chechenos lo acusaban de terrorista.
Precisamente su política ante Chechenia, sobre la cual ordenó una dura ofensiva en 1999 tras la humillante derrota militar de Moscú en 1996, es la base sobre la que sustenta su popularidad interna, según periodistas rusos que acompañaron a Putin.
En lo que va de este año Noruega recibió 1377 solicitudes de asilo político de cuidadanos rusos, de las cuales 900 fueron rechazadas. Apenas 47 fueron aceptadas, todas de chechenos, y el resto permanecen en estudio.
Las autoridades migratorias noruegas aseveran que Moscú no está interesado en discutir la situación de los solicitantes de asilo, pese a que la situación de derechos humanos es grave en Rusia, señalan. (FIN/IPS/gcw/dcl/ip/if/02