Los partidos políticos palestinos Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y Al Fatah, del presidente Yasser Arafat, se reunieron en El Cairo por primera vez en 12 años para discutir el cese de los ataques suicidas contra civiles israelíes.
El primer encuentro entre Hamas y Al Fatah desde mediados de 1990 se centró en la posibilidad de acordar un cese de los ataques suicidas contra civiles israelíes dentro de los límites de la línea verde, la frontera entre Israel y los territorios palestinos anterior a la guerra de 1967.
El jueves los delegados de Hamas y Al Fatah acordaron sostener nuevos encuentros y establecieron un comité de enlace permanente.
Ambas organizaciones estudiaron posibles modificaciones de sus respectivas tácticas ante la actual campaña electoral en Israel, con vistas a no coadyuvar con el triunfo de un gobierno más derechista que el del actual primer ministro Ariel Sharon, del partido Likud, quien convocó elecciones anticipadas para febrero.
Este encuentro puede sentar las bases para acercar posiciones, sostuvo el jefe del Servicio de Seguridad Preventiva (PSS) de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Zuheir Manasrah.
Pero si se prolonga la ocupación militar israelí en ciudades de Cisjordania seguramente habrá una explosión, advirtió Manasrah.
Muchos observadores estiman que el diálogo está fundamentalmente dirigido a aliviar las tensiones entre Al Fatah y Hamas, que se han convertido en un gran dolor de cabeza para la ANP.
Sin embargo, la mayoría de los analistas juzga poco probable que Hamas acepte de plano el propósito de las negociaciones: un cese parcial del fuego contra objetivos civiles israelíes.
Si se logra convencer a Hamas de poner fin a los ataques suicidas, ciertamente se facilitará nuestra tarea, sostuvo Manasrah, quien asumió la jefatura del PSS en julio.
El funcionario sucedió al fundador del PSS, Jibril Rajoub, quien quedó desacreditado a los ojos de muchos palestinos por el resultado de la operación israelí Escudo Defensivo en Cisjordania.
La imponente sede del más poderoso servicio de seguridad palestino aún yace en ruinas en Beitunya, cerca de la ciudad cisjordana de Ramalá. Manasrah estableció su oficina en un modesto edificio en las afueras del campamento de refugiados de Amari.
Ya no existe la flota de automóviles, jeeps y furgonetas y dentro de las improvisadas oficinas nadie porta armas, al menos en forma visible.
Las tropas israelíes se han retirado de las afueras de Ramalá, pero la ciudad aún está formalmente ocupada.
Manasrah, ex alcalde de la septentrional ciudad de Jenín, estimó que sus obligaciones son mantener la ley y el orden para mi pueblo, los palestinos, y cualquiera que se encuentre en las áreas bajo nuestro control, y garantizar hasta donde sea posible la seguridad a nuestros vecinos, los israelíes.
La tarea es harto difícil con soldados de Israel ocupando la mayoría de las ciudades cisjordanas. Pero es un deber relevante de la ANP garantizar seguridad a Israel, subrayó el funcionario.
Manasrah se manifestó contrario a los acuerdos con los militantes suicidas o a los intentos de apaciguarlos. Todo el mundo debe respetar la ley, aseveró.
Su mayor logro fue el retiro israelí de la ciudad de Belén tras un acuerdo de seguridad entre ambas partes. Tenemos completo control sobre Belén y es un hecho que no se ha disparado ningún proyectil ni lanzado ningún ataque hacia Israel desde allí desde que asumimos, sostuvo.
En Belén se acordó la cooperación entre Israel, la población local y los grupos militantes. Pedimos colaboración a todos, pero advertimos que implementaríamos nuestra propia política, dijo Manasrah.
Los residentes de Belén decidieron cooperar, a su juicio, porque la ANP describió la situación como el primer paso para poner fin a la ocupación en otras ciudades cisjordanas.
Pero Israel no ha cumplido su parte del trato. Se ha negado a retirarse de más ciudades y eso nos desacredita ante los palestinos, pues prometimos algo que no está ocurriendo, lamentó.
El jefe del PSS admitió que no tiene infraestructura para reprimir estallidos de violencia pues Israel no ha aceptado siquiera devolver las armas incautadas en Belén.
Oficiales del PSS están participando en programas de entrenamiento financiados por Estados Unidos y la Unión Europea, pero de momento tampoco hay posibilidad de reconstruir los edificios derribados.
Manasrah es uno de los principales críticos a los ataques suicidas, no por sus posibles costos políticos, sino por razones morales.
Algunos dicen si los israelíes matan a nuestros niños, podemos matar a los de ellos. Me opongo completamente. No podemos rebarjarnos a ese nivel, debemos mantener nuestras normas éticas y atacar a civiles es inmoral en cualquier circunstancia, sostuvo.
Pero en los próximos meses, sobre todo hasta fines de enero, cuando concluya la campaña electoral en Israel, el clima será difícil. Los (candidatos) israelíes competirán unos con otros para ver quién se pone más duro con nosotros, pronosticó el jefe de la seguridad palestina. (FIN/IPS/tra-eng/fb/sm/dcl/ip/02