El proceso de paz de Medio Oriente está en su punto más bajo en una década tras el colapso en Israel del gobierno de unidad nacional y la formación de un gabinete provisional de extrema derecha.
Además, los países árabes no ven la luz al final del túnel, dado que las encuestas de opinión prevén una victoria de la derecha en las elecciones israelíes anticipadas que se celebrarán el próximo enero.
Un sondeo del instituto Dahaf reveló el miércoles que el Partido Likud del primer ministro Ariel Sharon lleva la delantera y que el mandatario tiene una leve ventaja sobre su principal rival dentro del partido, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, que asumió como canciller interino el mismo miércoles.
Sharon llamó a partidos ultranacionalistas y religiosos a formar una coalición de derecha la semana pasada, cuando el centrista Partido Laborista se apartó de la coalición de gobierno por una disputa sobre subsidios para los colonos judíos.
El martes, el primer ministro convocó a elecciones anticipadas para enero, nueve meses antes de la fecha prevista.
Los últimos hechos en Israel constituyen un nuevo y duro golpe para los palestinos, dado que se produjeron poco después de un aparente resurgimiento del interés de Estados Unidos en el proceso de paz de Medio Oriente.
Washington, con el respado de Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas, había presentado un mapa de caminos para relanzar las negociaciones palestino-israelíes con miras a la creación de un estado palestino antes de 2005.
Netanyahu ya declaró que esta iniciativa está en suspenso por ahora.
Medios de prensa de países como Egipto y Jordania, que han celebrado tratados de paz con Israel, advirtieron sobre la ola de extremismo de derecha que asuela al estado judío.
Todo indica que la nueva coalición encabezada por Sharon será la más extrema y agresiva en la historia del estado Hebreo, comentó el diario egipcio Al Ahram.
La asunción de Netanyahu como canciller interino y de Shaul Mofaz como ministro de Defensa puso en alerta a las naciones árabes.
Netanyahu, quien durante su gobierno firmó en 1998 el acuerdo de Wye River, que cedió a los palestinos el control de Cisjordania, se volcó marcadamente hacia la derecha desde que perdió las elecciones en 1999 frente al laborista Ehud Barak, el antecesor de Sharon.
Mofaz, como Netanyahu, es partidario de expulsar al presidente palestino Yasser Arafat, e incluso de acabar con todas las instituciones de gobierno palestino. Este año, dirigió la reocupación militar de Cisjordania.
El nuevo gobierno israelí representa un peligro para la paz y la estabilidad, no sólo en territorios palestinos, sino en toda la región, advirtió el periódico Al Ahram.
Sharon declaró el martes en una entrevista con el diario londinense The Times que Estados Unidos debe atacar Irán el día después que termine con Iraq.
Mientras, el periódico Al Dustour de Jordania advirtió que los partidarios de la 'transferencia' y el 'Gran Israel' tienen ahora la preferencia en la toma de decisiones.
La advertencia del diario jordano hace referencia al sueño del Partido Likud del Eretz o Gran Israel, que se extendería desde el Mediterráneo hasta el río Jordán, incluyendo toda Cisjordania.
El período previo a las elecciones en Israel y los primeros meses del nuevo gobierno serán los más duros para los palestinos, advirtió Alí Jaber Al Sabah, un analista político independiente de Kuwait.
Sharon tratará de ser más derechista que Netanyahu, forzándolo a adoptar medidas radicales como construir más asentamientos judíos en territorios palestinos, endurecer la represión de la segunda intifada o insurrección palestina, que ya dura más de dos años, o reocupar la Franja de Gaza, vaticinó Alí Jaber.
Este gobierno es quizá el peor que haya gobernado Israel hasta ahora. Todos aquellos que no quieren el proceso de paz y promueven la agresión y la ocupación son parte de él, comentó Nabil Shaath, funcionario de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en el canal de televisión Al Jazeera, con sede en Qatar.
La sacudida en el gobierno de Israel coincidió también con una reafirmación de Arafat en el poder, mediante la aprobación parlamentaria el martes de un nuevo gabinete ministerial de la ANP hasta las elecciones del año próximo.
Netanyahu lamentó que Israel no haya derrocado a Arafat y agregó que la guerra contra Iraq constituiría un momento ideal para hacerlo.
Nadie puede expulsarme de mi tierra. Deben recordar que soy el presidente Arafat, replicó el líder palestino, citado por la agencia de noticias WAFA. (FIN/IPS/tra-en/nj/aag/js/mlm/02