El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, anunció la creación de un corredor de seguridad que unirá el asentamiento judío de Kiryat Arba con el centro de la meridional ciudad cisjordana de Hebrón, donde la semana pasada fueron asesinados 11 israelíes a manos radicales palestinos.
Sharon dijo a sus oficiales militares, en una visita a la zona después del ataque, que Israel aprovechará la situación creando un corredor de un kilómetro de longitud para conectar la colonia con un enclave israelí en Hebrón, donde está ubicada la Tumba de los Patriarcas, venerada tanto por judíos como por musulmanes.
Tres milicianos del movimiento extremista Jihad Islámica emboscaron y mataron el viernes pasado a 12 israelíes que se trasladaban por el Camino de los Feligreses, que conduce del asentamiento al lugar sagrado donde, según la Biblia, están sepultados los patriarcas del judaísmo, Abraham, Isaac y Jacob.
Otras 15 personas resultaron heridas.
Unos 450 colonos judíos, muchos de ellos armados, viven entre 130.000 palestinos en la ciudad que en 1997 fue dividida en dos sectores. En el asentamiento, ubicado en las afueras, hay otros varios miles de israelíes.
Las víctimas fatales del viernes pasado fueron cuatro soldados, cinco policías de frontera y tres guardias de seguridad del asentamiento Kiryat Arba.
El ataque originó un fuerte enfrentamiento entre los activistas y las fuerzas de seguridad israelíes. Los tres militantes de Jihad Islámica murieron.
El lunes, una mujer israelí madre de siete hijos fue atacada a tiros en el mismo callejón.
Para la construcción del corredor de seguridad planeado por Sharon se deberán demoler varias viviendas palestinas.
Mientras, Zvi Katzover, uno de los líderes del asentamiento, anunció en el funeral de una de las víctimas del ataque que estaba planificando la construcción de un barrio en Hebrón para albergar a 1.000 judíos, y que varias viviendas palestinas deberán ser demolidas para garantizar la seguridad.
Varios líderes de la extrema derecha israelí, enfrentada con el gobierno, asistieron al funeral de las víctimas, realizado en el cementerio Givat Shaul, en la aldea de Deir Yassin, donde las fuerzas israelíes mataron a decenas de palestinos en 1948.
Sharon tiene miedo de pelear con los árabes, por eso pelea con los judíos. A muchos no les gustan mis ideas porque tienen miedo de la verdad. Esta es nuestra tierra, dijo en el funeral el líder israelí de extrema derecha Baruch Merzel, que reclama la expulsión de todos los palestinos de Israel, Cisjordania y Gaza.
Merzel tiene una casa en Hebrón, pero el ejército israelí le prohibió ingresar en la ciudad.
Mientras, varios colonos entusiasmados con el anuncio de Sharon se adelantaron al proyecto e instalaron un campamento al costado del camino, vigilado ahora por el ejército.
Esta es la única forma de demostrar que no nos rendiremos ante el terror, afirmó Shimon Barak, de 20 años, uno de los acampantes.
El ejército israelí, para construir el corredor, ya evacuó una amplia zona propiedad de palestinos.
Teníamos árboles de olivas y viñas allí. Son tiempos muy difíciles y casi no tenemos ingresos. Vivíamos gracias a esa tierra, pero no la poseemos más, dijo el palestino Zuheir Kamal Jaber mientras señalaba las topadoras israelíes que rodean su casa.
Unos 20.000 palestinos todavía viven bajo control militar israelí, de acuerdo con el pacto firmado por el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (1996-1999) y la Autoridad Nacional Palestina que preside Yasser Arafat. Sharon considera que ese acuerdo ya no es funcional.
Luego del ataque del viernes pasado, el ejército de Israel volvió a ocupar toda la ciudad, arguyendo que los miembros de Jihad Islámica se movilizaban libremente en la ciudad y preparaban más operaciones.
Los palestinos, por su parte, sostienen que Israel está usando el ataque para justificar una operación militar en Hebrón que tenían planificada desde antes.
Lo que ocurrió el viernes está bajo nuestra jurisdicción, y no de los israelíes, afirmó el jefe de Seguridad Preventiva Palestina en Cisjordania, Zuheir Manasrah.
Ahora, las tropas israelíes vigilan los barrios de Hebrón cada viernes y sábado para proteger a los israelíes que cruzan el Camino de los Feligreses.
Nunca había problemas allí, hasta el viernes pasado, dijo la palestina Thawra Jaber, fue expulsada de la zona por los colonos judíos y sufrió la demolición de su vivienda.
Los judíos nos odian mucho. Nunca podremos vivir en paz con ellos, añadió Jaber.
Familiares de las víctimas del ataque aseguran que no quieren venganza, sino sólo protegerse y dejar en claro que el terrorismo palestino no paga.
No obstante, las señales de odio y rencor están por todas partes de esta ciudad a punto de estallar. En una casa que da al callejón se puede ver la estrella de David pintada en azul en una de las paredes, con la leyenda muerte a los árabes. (FIN/IPS/tra- eng/fb/ss/ip/rp/mj/02


