Activistas por la salud y los derechos humanos de India expresaron preocupación por los riesgos del proyecto de desarrollo en el país de una vacuna contra el sida que impulsa el magnate estadounidense de la informática Bill Gates.
Los activistas alegan que India tiene malos antecedentes en materia de responsabilidad por ensayos clínicos y uso generalizado de medicamentos.
Nada se ha dicho sobre compensaciones para voluntarios que contraigan sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) por su participación en ensayos, señaló Amit Sengupta, de Jan Swasthya Abhiyan (Movimiento por Salud Popular), una coalición de cientos de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Es fácil inducir la aceptación de medicamentos riesgosos en un país como éste, donde la mitad de la población es analfabeta y vive en crónica pobreza. Muchos piensan que cualquier medicamento es mejor que nada, comentó Purushottaman Mulloli, portavoz del Consejo de Acción Conjunta, una alianza de ONG humaitarias.
Gates, presidente de la firma Microsoft, comenzará este lunes una gira de cuatro días por India para impulsar ese proyecto contra el sida, financiado por la fundación humanitaria que preside junto con su esposa, Melinda.
La Fundación Bill y Melinda Gates cuenta con un capital de 24.000 mullones de dólares, y entre sus donantes están el Banco Mundial y varias potencias occidentales.
El año pasado, esa fundación donó 100 millones de dólares a la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida (IAVI, por sus siglas en inglés), que a su vez ha firmado un acuerdo con el gobierno indio para el desarrollo de una vacuna en el país.
La donación se realizó con la condición de que la IAVI aportara otros 100 millones de dólares al proyecto.
Gates ha sostenido en entrevistas concedidas a periódicos indios que la clave del trabajo de su fundación es, como en el caso de Microsoft, la asociación con una gran cantidad de personas inteligentes.
Mulloli y otros activistas planean realizar campañas contra el proyecto de desarrollo de la vacuna durante la visita de Gates.
Uno de los hechos que inquieta a ONG es que India, China, Etiopía, Nigeria y Rusia fueron señalados como posibles fuentes de propagación en gran escala del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, en un informe de la estadounidense Agencia Central de Información (CIA, por sus siglas en inglés.
La CIA afirmó en ese informe, filtrado en octubre a varios periódicos indios, que el contagio desde esas cinco naciones puede conducir a una situación en 2010 peor que la prevista en las hipótesis más pesimistas sobre el sida, si no se adoptan drásticas medidas de prevención.
Según el estudio, titulado La próxima ola de VIH/sida: Nigeria, Etiopía, Rusia, India y China, la cantidad de infectados por VIH en esos países puede sumar en 2010 de 50 a 75 millones, y de 20 a 25 millones estarían en India.
¿Por qué debe la CIA involucrarse en asuntos de salud pública, y quizá propiciar la selectiva filtración de un documento reservado?, presguntó Mulloli.
Según la agencia estadounidense, en la actualidad hay en India de cinco a ocho mullones de personas infectadas por el VIH, pese a que el gobierno afirma que la cantidad de infectados ha sido de 3,5 a cuatro millones en los últimos cuatro años.
Mulloli opinó que los cálculos de la CIA son una exageración sin fundamento, y que su divulgación poco antes de la visita de Gates sugiere con claridad una intención de crear alarma sobre el problema del VIH/sida en India.
La morbilidad y mortalidad por hepatitis viral en India son mucho mayores que las relacionadas con VIH/sida, destacó la activista Mira Shiva, de la Asociación de Voluntarios por la Salud.
La fundación de Gates donó hace poco 25 millones de dólares al gobierno del meridional estado de Andhra Pradesh, para contribuir a campañas de vacunación contra la hepatitis de tipo B.
La IAVI asegura que sus trabajos en India se realizarán con sumo transparencia y ética, pero eso no ha convencido a los activistas, que destacan graves antecedentes en los últimos tiempos.
La organización de voluntarios Sama, dedicada a problemas de salud de las mujeres, reveló el mes pasado que un programa de control demográfico se llevaba a cabo mediante aplicación de anticonceptivos inyectables a pacientes de hospitales públicos de Nueva Delhi, pese a una prohibición de la Corte Suprema.
En los últimos años, el Ministerio de Salud cedió a fuertes presiones de firmas farmacéuticas transnacionales al autorizar el uso de esos inhibidores de la ovulación inyectables, como los que llevan las marcas comerciales Net En (enantato de noretisterona) y Depo Provera (acetato de medroxiprogesterona), sin adecuados ensayos previos para determinar su potencial riesgo, según Sama.
La ONG estudió los casos de 52 mujeres sometidas a ese tratamiento, y estableció que 50 de ellas tuvieron que interrumpirlo debido a graves efectos colaterales, sobre los cuales no habían sido alertadas en los hospitales de Nueva Delhi.
La población de países pobres es cada vez más afectada por programas que se aprueban por presión de firmas farmacéuticas, de agencias internacionales y de bancos de desarrollo que exigen control demográfico para otorgar préstamos, afirmó la investigadora C. Sathymala, directora de Sama.
El año pasado, se comprobó la administración experimental no autorizada de medicamentos contra el cáncer a pacientes del centro regional oncológico del meridional estado de Kerala. (FIN/IPS/tra- eng/rdr/js/mp/he/02