Arcady Gaydamak, quien se considera uno de los cinco hombres más ricos de Israel, atribuye su fortuna a un poco de suerte. Pero un grupo de periodistas asegura que se valió del tráfico ilegal de diamantes, armas y petróleo con la complicidad de funcionarios de Angola, Francia y Rusia.
Una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) concluyó que los emprendimientos de este autodenominado financiador de negocios, prófugo de la justicia francesa hoy radicado en Israel, no son tan inofensivos como él pretende.
El informe, parte de una investigación de 11 capítulos titulado El negocio de la guerra, describe a Gaydamak como uno de los más inescrupulosos traficantes de influencia modernos, cuyas operaciones van de las armas y los diamantes a oscuros acuerdos financieros.
Gaydamak amasó la mayor parte de su fortuna mediante el tráfico ilegal de petróleo y diamantes de Angola, donde contó con la complicidad del presidente José Eduardo dos Santos, según ICIJ.
El empresario es el personaje central de un escándalo denominado Angolagate, entramado de tratos secretos que le permitieron al gobierno de Dos Santos adquirir ilegalmente más de 600 millones de dólares en armas.
Después de facilitarle equipo bélico a Angola, Gaydamak obtuvo contratos para explotar minas de diamantes de ese país e intervino en las negociaciones por la reducción de su deuda con Rusia, según el informe de ICIJ.
El ICIJ, fundado en 1997, reúne a un centenar de periodistas de todo el mundo para investigar asuntos como el tráfico de drogas y de armas, la corrupción política y empresarial y la degradación del ambiente.
El negocio de la guerra describe cómo los gobiernos, en especial del Sur en desarrollo y en particular después del fin de la guerra fría, acudieron a compañías militares privadas, un eufemismo por mercenarios, para intervenir en su nombre.
La investigación insumió casi dos años e identificó al menos a 90 de esas empresas en todo el mundo.
El ICIJ también asegura haber descubierto un pequeño grupo de individuos y empresas bien conectados con gobiernos, compañías multinacionales y, a veces, organizaciones criminales de Estados Unidos, Europa, Africa y Medio Oriente.
Uno de esos individuos es Gaydamak, nacido en Rusia, radicado en Israel en 1972 y luego en Francia, donde trabajó como jardinero y albañil hasta que abrió en 1976 una oficina de traducciones. En ella trabajó para grandes empresas francesas que deseaban introducirse en la hoy disuelta Unión Soviética.
A medida que los viejos regímenes (socialistas) de Europa oriental se derrumbaban en 1989, Gaydamak (…) diversificaba sus negocios con acuerdos comerciales más lucrativos de carbón, carne, trigo y, finalmente, armas, afirmó el ICIJ.
El informe menciona documentos de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Francia, Holanda y Rusia para trazar el retrato de un traficante de influencias que opera en Medio Oriente, Africa occidental y Europa occidental y oriental.
Gaydamak cultivó vínculos con dirigentes rusos y con los nuevos ricos del país, indica. Entre sus contactos en las repúblicas ex soviéticas figuran el canciller ruso Igor Ivanov, el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbayev, y el magnate petrolero Mijail Khodorkovsky, presidente de la compañía Yukos.
Gaydamak fue designado en diciembre de 2000 presidente del Banco de Crédito ruso, cargo del que se retiró al año siguiente.
En Israel, Gaydamak se relacionó con el ex ministro de Turismo y ex comandante del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, general Amnon Lipkin-Shahak, y los ex jefes de la agencia de inteligencia central Mossad, Danny Yatom y Avi Dagan, a quien contrató en una de sus empresas.
En Francia, junto con su socio Pierre Falcone, tenía acceso directo al Ministerio del Interior y trabajaba sin intermediarios para el servicio de seguridad interna Dirección de Vigilancia del Territorio (DST).
La invesgigación judicial francesa sobre el Angolagate constató que Falcone y Gaydamak pagaron comisiones ilegales al hijo del ex primer ministro François Mitterrand, Jean-Christophe, así como a encumbrados funcionarios del Ministerio del Interior.
En 1993, el presidente angoleño Dos Santos, acosado por una violenta ofensiva de la organización insurgente derechista Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), supuestamente pidió ayuda al experto en Africa austral Bernard Curiel, del Partido Socialista Francés.
Curiel se aproximó de inmediato a Jean-Christophe Mitterrand, quien, a su vez, tomó contacto con Falcone. Los fiscales franceses del caso afirman que Falcone pagó a Jean-Christophe Mitterrand al menos 1,8 millones de dólares por la intermediación.
Falcone fue funcionario desde fines de los años 80 de una agencia exportadora de armas estatal, Sofremi, hasta controlarla de hecho en 1993.
Junto con Gaydamak, Falcone también dirigió Brenco, una agencia de comercio exterior fundada por su padre, un experimentado traficante de armas. Esa empresa intervino en la venta de 633 millones de dólares en armas a Angola, canalizadas a través de una firma eslovaca propiedad de una compañía estatal rusa.
Luego de convertirse en los principales proveedores de armas de Angola, Gaydamak y Falcone ampliaron sus inversiones en ese país. Primero, Gaydamak aconsejó a Dos Santos a contratar compañías militares privadas de Israel para entrenar a sus guardaespaldas, según ICIJ.
El informe asegura que el empresario se dedicó luego a la explotación de diamantes, junto con otro israelí nacido en Rusia, Lev Leviev.
Por otra parte, una investigación en Suiza concluyó que Gaydamak y Falcone y funcionarios angoleños obtuvieron pingües beneficios por la renegociación de la deuda del país africano con Rusia.
Además, el ICIJ obtuvo 1.995 documentos emitidos por la oficina rusa de la Policía Internacional (Interpol) en los que se acusa a Gaydamak de traficar con armas de fuego y drogas.
Los servicios de inteligencia de Francia afirmaron también que el empresario está asociado en lavado de dinero obtenido mediante secuestros y venta de drogas por el delincuente ruso Alimjar Tokhtakhounouv.
Gaydamak abandonó Francia en diciembre de 2000, cuando estalló el Angolagate. Hoy, vive en Israel y viaja con frecuencia a Angola, Kazajstán y Rusia con libertad. (FIN/IPS/tra- eng/jg/sm/mj/ip/02