Dos presidentes de países aliados de la OTAN, Alexander Lukashenko, de Belarús, y Leonid Kuchma, de Ucrania, no fueron invitados a la cumbre de la alianza en la capital checa, este jueves y el viernes, por sus malos antecedentes en materia de derechos humanos.
La OTAN (Alianza del Tratado del Atlántico Norte) había adelantado en las últimas semanas que Lukashenko y Kuchma no serán bienvenidos a la cumbre de Praga, la primera en celebrarse al oriente de la hoy derrumbada Cortina de Hierro.
Occidente percibe hace mucho tiempo a Lukashenko como un paria debido a su estilo autocrático de gobierno, marcado por la violenta represión contra los disidentes y contra la libertad de prensa.
Por su parte, Kuchma afronta dificultades en su país y en el extranjero a causa de las sospechas de que él mismo ordenó el asesinato del periodista opositor Heorhiy Gongadze, cuyo cadáver decapitado fue hallado hace dos años en un bosque.
Ni Belarús ni Ucrania son integrantes plenos de la OTAN, pero sí del Consejo de Cooperación Euroatlántico (EAPC), cuerpo consultivo de la alianza militar que realizará su propia cumbre en Praga este viernes.
La cumbre, a la que asistirá el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, está convocada para que los 19 países de la OTAN y de 27 países considerados socios estratégicos externos de la alianza discutan mecanismos contra nuevas amenazas contra el área euroatlántica, entre ellas el terrorismo.
Además, los jefes de Estado y de gobierno analizarán la posible incorporación de nuevos miembros plenos a la organización militar y a sus alianzas colaterales.
El canciller de República Checa, Cyril Svoboda, dijo que su gobierno le negó la visa de entrada a Lukashenko porque no desea que utilice su visita a Praga para legitimar su posición. Sin embargo, sí se la entregó a una delegación oficial de ese país.
En cuanto a Ucrania, el canciller Anatoliy Zlenko fue invitado en lugar de Kuchma, añadió Svoboda. Pero el mandatario advirtió que concurriría de todos modos, aunque todavía está por verse si cumplirá con su anuncio.
Funcionarios de la OTAN en Bruselas afirmaron que los jefes de Estado y de gobierno occidentales no ingresarán a ninguna sesión a la que asista Kuchma.
Los presidentes de ambos países también han sido acusados de vínculos con el presidente de Iraq, Saddam Hussein. Belarús integra el programa de la OTAN Asociación para la Paz, pero Occidente acusa a su gobierno de entrenar a militares iraquíes en la operación de misiles antiaéreos.
También se los acusa de vender un sistema de radares a Bagdad por 100 millones de dólares, en violación del embargo impuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Occidente procura mantener buenas relaciones con Ucrania para preservar su frágil independencia respecto de Rusia. Ambas repúblicas integraron la Unión Soviética antes de su disolución en 1991.
Ucrania es el cuarto destino de asistencia de Estados Unidos, pero suspendió la entrega de 54 millones de dólares por las acusaciones contra Kuchma, quien negó que fuera su voz la que autoriza la venta de equipo militar a Iraq en una grabación de audio que salió a la luz.
Luego de entrevistarse el fin de semana en Moscú con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, Kuchma visitó Beijing en procura de pruebas de que su gobierno nunca vendió tecnología militar a Bagdad.
El jefe de gobierno ucraniano aseguró que ningún funcionario de su gobierno asistirá a la cumbre de la OTAN a causa de su proscripción. Si el presidente no va, nadie irá, afirmó.
A comienzos de año, un tribunal en Kíev comenzó a investigar la supuesta participación de Kuchma en el asesinato de Gongadze. Decenas de miles de personas salieron a las calles en septiembre para exigir la renuncia del presidente, en las protestas más concurridas desde la secesión de la Unión Soviética.
Belarús cuestionó a República Checa por negarle la visa al presidente Lukashenko. Los checos perderán su posición en Belarús por largo tiempo, si no para siempre. Esta decisión sin precedentes es una más en una serie de medidas de presión desembozada por parte de Praga, dijo la cancillería bielorrusa.
Esto demuestra que la política exterior checa no es independiente, agregó el ministerio.
Lukashenko convocó de inmediato en consultas al embajador de Bielorrusia en Praga, Vladimir Belsky, una medida diplomática de expresión de protesta que en muchas ocasiones antecede la ruptura de relaciones.
Minsk también amenazó con abrir las fronteras occidentales, lo cual, afirmó, obligaría a Europa a arrastrarse y pedir cooperación contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. No defenderemos a Europa del diluvio, agregó.
Pero el asesor especial para Asuntos de Europa Central y Oriental de la Secretaría General de la OTAN, Chris Donnely, advirtió que Ucrania y Belarús no son percibidos como pertenecientes a la misma liga, pues Kíev tiene un vínculo mucho más estrecho con Occidente que Minsk.
Sin embargo, el director del Instituto de Relaciones Internacionales con sede en Praga, Jiri Sedivy, afirmó que Kuchma concita tantas sospechas como Lukashenko.
Kuchma coopera con Iraq ahora más que con la OTAN, dijo Sedivy la semana pasada en Praga, ante representantes de la sociedad civil checa. (FIN/IPS/tra-eng/bj/ss/mj/ip/02