El petróleo no es el propósito central de los planes de ataque de Estados Unidos contra Iraq, aunque una guerra alteraría el control del mercado energético y afectaría a la OPEP, observaron expertos.
Iraq, uno de los 11 miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), posee 11 por ciento de las reservas mundiales de crudo.
Lo que interesa a Estados Unidos antes que echar mano al petróleo iraquí es adelantar su guerra contra el terrorismo y garantizar a Medio Oriente como zona de libre suministro petrolero, dijo a IPS el empresario Alberto Quirós, ex presidente de la compañía Maraven, filial de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela.
El riesgo de guerra se incrementó este martes, cuando el parlamento iraquí recomendó por unanimidad el rechazo a la resolución adoptada el viernes por el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque la última palabra la tendrá el presidente Saddam Hussein.
El Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) exigió a Iraq una aceptación total de sus términos en un plazo de siete días y una declaración precisa y completa de sus armas nucleares, químicas y biológicas y de sus misiles, en un mes.
De acuerdo con la resolución, los inspectores de armas de la ONU reanudarán su trabajo en el terreno en 45 días y dispondrán de otros 60 para elevar un informe al foro mundial.
Según el viceprimer ministro de Iraq, Tarik Aziz, el objetivo de la política de Washington en el Golfo es hacerse con el petróleo iraquí. Pero el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, sostuvo que el único interés de Estados Unidos en la región es la causa de la paz y la estabilidad.
El principal enfrentamiento de Estados Unidos no es con Iraq, apenas el pretexto o la oportunidad, sino con las restantes potencias, la Unión Europea, Japón, Rusia y China, para que acepten el papel (hegemónico) de Washington, dijo a IPS el académico y experto petrolero Mahzar Al-Shereidah.
Con la guerra en Afganistán (Estados Unidos) se convirtió en un gran actor de Asia central, con bases en países que son puerta a los yacimientos del mar Caspio, y en el Golfo despliega su poder a través de las petromonarquías, explicó Al-Shereidah en referencia a los regímenes monárquicos y petroleros del Golfo.
Una operación que le permita colocar un gobierno títere en Iraq dejaría en manos de Estados Unidos las llaves de 65 por ciento de las reservas petroleras mundiales, añadió Al-Shereidah.
En opinión del experto, ese escenario significaría la liquidación de la OPEP, a la que pertenecen los principales productores del Golfo, y que controla un tercio de la oferta petrolera mundial y posee 75 por ciento de las reservas de crudo.
La OPEP está integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela.
Según la agencia especializada Platts, Iraq posee reservas de 112.500 millones de barriles de crudo, 11 por ciento del total mundial, por lo que ocupa el segundo lugar detrás de Arabia Saudita, con 262.000 millones de barriles.
Irán, Kuwait, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, también productores del Golfo, suman reservas de 300.000 millones de barriles, mientras Venezuela cuenta con 77.000 millones y Nigeria con 24.000 millones de barriles.
Entre los países ajenos a la OPEP, Rusia posee 49.000 millones de barriles, Estados Unidos 30.000, México 27.000 millones y China 24.000 millones de barriles.
Es claro que la condición de región petrolera hace más importante a esa parte del mundo para la guerra contra el terrorismo. Por eso Estados Unidos está más apurado, para evitar la contaminación terrorista de toda la zona, opinó Quirós.
Según Al-Shereidah, Washington apresura el conflicto con Bagdad porque es una oportunidad histórica para echar las bases de un nuevo sistema mundial que privilegie su posición y subordine a sus competidores de Europa y Asia.
Ese nuevo sistema de relaciones internacionales se basa en un cuarteto que enfrenta al fundamentalismo islámico en Asia: Estados Unidos, Rusia, India y China, sostuvo el ex asesor de la secretaría general de la ONU, Giandomenico Picco, en la publicación The Middle East Economic Survey.
Ese grupo está lejos de las visiones europea o japonesa de construcción de consensos y de soluciones basadas en el derecho internacional y la negociación política, y en cambio se inclina por el uso expedito de la fuerza, según Picco.
Otro factor que pesa en el análisis son los vínculos de una parte del elenco gubernamental de Estados Unidos, comenzando por el propio presidente George W. Bush, ex empresario petrolero y fundador de la firma Arbusto Energy en 1978.
El vicepresidente Dick Cheney dirigió Halliburton, compañía dedicada a la perforación de pozos, el secretario del Interior Gale Norton fue abogado de firmas petroleras y la consejera nacional de Seguridad Condoleezza Rice fue ejecutiva de Chevron, y un buque tanque de la compañía llevó su nombre durante años.
Algunos actores del sector no han ocultado sus aprensiones. El director de la compañía rusa Zarubezhneft, Nikolai Tokarev, teme que un Iraq sin Saddam Hussein entregue a compañías estadounidenses toda la explotación del petróleo y el gas del país.
Bagdad ha negociado contratos de operación con las empresas Lukoil, de Rusia, TotalFinaElf, de Francia, y la Compañía Nacional Petrolera China, entre otras.
De acuerdo a Quirós, se ha exagerado el pasado petrolero de Bush. No creo que ande en plan de poner a Iraq a producir para sus compañías, ni cabe un desmantelamiento de los contratos ya firmados, aseveró.
Al-Shereidah, en cambio, subrayó que ninguna compañía estadounidense o británica está presente en Iraq, y no es concebible que en un futuro aspiren a menos de 60 por ciento de la explotación, aunque dejen una parte menor, hasta 40 por ciento, para las demás.
Tras una eventual victoria de Washington, la producción iraquí, que fue de 2,4 millones de barriles diarios en 2001, podría acabar con la preeminencia de Arabia Saudita, que extrae 8,7 millones de barriles por día, según el Centro de Estudios de la Energía, con sede en Londres, y la revista británica The Economist.
De acuerdo a ambas fuentes las reservas de Iraq pueden superar las estimaciones actuales.
Una creciente producción iraquí empujaría los precios a la baja, pues a su capacidad para inundar el mercado sumaría los bajos costos de extracción.
La mayor parte del crudo de Iraq puede extraerse a un costo de 1,50 dólares por barril, contra casi cinco dólares en Venezuela y casi 10 dólares del crudo Brent del mar del Norte.
Pero si Estados Unidos lanza un ataque contra Iraq, el petróleo podría aumentar en lo inmediato hasta duplicar incluso sus precios actuales de 23 a 27 dólares por barril de 159 litros, estiman los expertos.
Si el conflicto se circunscribe a Iraq, los precios subirían hacia 40 dólares por barril, pero si las fuerzas iraquíes afectan a sus vecinos del Golfo, los valores alcanzarían los tres dígitos, opinó el ex ministro de Petróleo de Arabia Saudita, Ahmed Zaki Yamani.
Ese panorama potencia en el hemisferio occidental a productores como Venezuela y México, aunque menos a los mexicanos debido a sus menores reservas y mayor consumo. En el caso venezolano, es lamentable que hayamos descuidado los planes de inversión para tener más capacidad de producción, opinó Quirós. (FIN/IPS/hm/dcl/ip/if/02